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sábado, febrero 24, 2024
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Maniqueísmo religioso

“Quiero que vayas y provoques a los jóvenes para que se entreguen a mí; así como las juventudes alemanas se entregaban a Hitler” exclamaba, exaltado, Samuel Joaquín.

 


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A más de las acusaciones de orden penal a las que un ministro religioso pueda ser acusado, investigado y procesado, en religión desde finales de la II Guerra Mundial, es sumamente delicado que desde cualquier culto, iglesia o secta, alguien se inspire en Adolfo Hitler; una afrenta no sólo contra el pueblo judío sino contra la propia humanidad.

En www.sectas.org dan a conocer un Estudio Psicoanalítico sobre la Relación Líder-Feligresía en la Iglesia “La Luz del Mundo” a cargo de los médicos psiquiatras Dr. César Mascareñas de los Santos y Dr. Jorge Mascareñas Ruiz.

Para no enredarse mucho tratándose de un asunto humano-religioso, debemos evocar y aplicar en situaciones límites en la vida, el pensamiento del maestro judío de san Pablo, el sabio Gamaliel: Si es cosa de hombre sólo va a destruirse, y si es cosa de Dios, nadie podrá destruirlo.


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El fanatismo religioso político no tiene origen en las falsificaciones del cristianismo. Precisamente el Cardenal Joseph Ratzinger en su obra La Unidad de las Naciones, recuerda cómo la “teocracia” griega tenía sometidos a los helenos a través de las deidades a las que rendía “adoración”. Razón por la que moriría el buen Sócrates por desenmascarar la falsa religión griega.

Nicolas Berdiaev, el pensador ucraniano de Kiev (siglo XX), les echaría en cara a los tzares rusos despóticos y anticristianos, iluminando sus juicios con pensamientos de este tamaño: “La no verdad del cristianismo europeo, no es la no verdad del cristianismo”. El hecho de que Europa haya traicionado el verdadero cristianismo, no significa que el cristianismo sea falso.

Es la Europa o América “cristiana” que no se duele del asesinato diario de miles de niños indefensamente en el vientre materno. Pero sí “llora” por un perrito o una mascota. Un falso cristianismo que se ufana en la defensa de los derechos humanos, pero es indiferente a la vida humana en su gestación y nacimiento. Paradójico comportamiento.

El estudio de los doctores Mascareñas en torno a la personalidad de un líder religioso destaca entre tantos aspectos el que podría llamar la atención de la Liga Mundial Antidifamation que persigue en toda la tierra, como lo hiciera Simon Wiesenthal desde 1945, a quienes abusan de la libertad de culto para fanatizar o esclavizar “creyentes” a través del temor, y el mal ejemplo de individuos como Adolfo Hitler.

Anotan los psiquiatras que la personalidad del máximo líder de La Luz del Mundo es ciertamente multifacética. Además de lo anterior, Samuel Joaquín tiene fijaciones con personajes como Adolfo Hitler. Así lo refiere quien fuera uno de sus más cercanos colaboradores. En 1986, durante uno de los desfiles anuales del mes de agosto en la colonia Hermosa Provincia (y posteriormente a haber leído un libro sobre el dictador nazi), Samuel observaba los contingentes juveniles de La Luz del Mundo desfilar en formación militar, haciendo saludos, con himnos y estandartes: “Quiero que vayas y provoques a los jóvenes para que se entreguen a mí; así como las juventudes alemanas se entregaban a Hitler” exclamaba, exaltado, Samuel Joaquín al entonces director de su revista y secretario del brazo político de su agrupación.

En 1926 durante la persecución anticatólica en México, Álvaro Obregón afirmaba que se encargaría de desaparecer el catolicismo del país. No sólo ordenó dinamitar dos veces el Cristo del Cubilete; mandó dinamitar sin lograrlo, la imagen original de Nuestra Señora de Guadalupe en La Villa, sólo quedó el Cristo doblado que ahí se exhibe. Obregón se reeligió en 1926, pero murió asesinado por José de León Tora en La Bombilla San Ángel, D.F.

Plutarco Elías Calles en su locura fundó la “Iglesia Católica Nacional Mexicana” separada de Roma. Y como expresa el sabio hebreo Gamaliel: Si es cosa de hombres sólo desaparecerá, pero si es cosa de Dios nunca desaparecerá.

La Iglesia Católica no tiene un origen humano, es de origen divino. Es interesante cómo el Concilio Vaticano II reafirma que nadie puede ser obligado a ser católica contra su voluntad y libertad. Los maniqueos del siglo IV era una secta perniciosa enredada en su desprecio por el cuerpo humano y culpaban a las mujeres de sus extravíos. A todo esto, revolvían los asuntos politicos y complicaban más los asuntos. San Agustín, gracias a los cuidados espirituales de su madre Santa Mónica pudo encontrar la verdad y emigrar a la libertad que no encontró en el fanatismo de los maniqueos.

 

Germán Orozco Mora reside en Mexicali.

Correo: saeta87@gmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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