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sábado, enero 11, 2025
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El control de la mañanera

Lo que mejor ha hecho Andrés Manuel López Obrador en los primeros tres meses de su gobierno, ha sido controlar la agenda pública. De hecho lo ha venido haciendo desde julio de 2018, cuando convertido en Presidente virtualmente electo, hablando de sus planes desdibujó al ex mandatario Enrique Peña Nieto y  le facilitó una salida relajada.

A partir de la toma de posesión, la denominada  conferencia mañanera ha marcado el diario acontecer mediático desde  aquel 1 de diciembre de 2018, cuando AMLO aseguró que ya se habían desplazado “35 mil 745 elementos de las policías naval, militar y federal en 150 coordinaciones del país”, y que tales agrupamientos se están fortaleciendo con apoyo de “policías estatales y municipales”. Elementos que, por cierto, en aquel momento en Baja California no se vieron por ningún lado.

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Hasta el jueves 28 de febrero, cuando decidieron desclasificar los audios -días antes los habían sellado por cinco años, excusando temas de seguridad- del accidente de helicóptero donde falleció la gobernadora electa de Puebla, Erika Alonso; su esposo, Rafael Moreno Valle, y los tripulantes de la nave.

Como acompañamiento secundario, más notas de las actividades del mandatario plagan los medios de comunicación, y en un país lleno de problemas, dedican sus espacios para destacar cómo López Obrador satisface sus necesidades fisiológicas en un baño público.

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Cierto, el Ejecutivo federal y su gabinete sólo lanzan el anzuelo y al final, la prensa sigue el juego y se  engancha. Pero además, con el pretexto de que se informa todos los días en la Ciudad de México, se ha regateado la información en el resto de país, por ejemplo, en esas 17 regiones azotadas por la inseguridad, donde la anunciada estrategia de seguridad federal, con el envío de 10 mil 200 militares, sigue sin tomar forma.

La ventaja es que estos discursos tempraneros permiten resumir lo que ha significado el gobierno lopezobradorista en sus primeros 100 días.

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Dos han sido los temas recurrentes de esas conferencias: el anuncio de sus logros y las acusaciones de corrupción en contra representantes de la iniciativa privada, de ex funcionarios y ex presidentes a los que además –dice- no va a perseguir.

Los avances destacados por AMLO han sido la reducción de la burocracia -sin un plan para los desempleados-, disminución de sueldos a funcionarios de primer nivel- incluidos magistrados a quienes después les anexaron un bono para alimentos-, cancelación de pagos de  gasolina, comidas y seguros médicos, venta de autos y en el futuro de las aeronaves.

También como logros, anunció el programa de apoyo a deudores de Infonavit- que beneficia a un sector específico-, la regulación para que los funcionarios no aprovechen sus puestos en el gobierno para pasar a la iniciativa privada, el anuncio de que se mantendrán las tarifas eléctricas en el norte – las cuales se elevaron para el sector productivo-, la apertura de los expedientes por parte del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, y el establecimiento de una zona libre en la frontera norte. Afirmación que resultó imprecisa, porque no hay tal zona libre. En realidad se trata de una -efectivamente beneficiosa- reducción de sólo dos impuestos, IVA e ISR, pero únicamente por dos años y “a manera de prueba”.

Su informe de la aprobación de la Guardia Nacional quedó en un punto medio, un logro del cual no está conforme, incluso advirtió que no le gustó. Recordó “soy necio” y aseguró que está en posibilidad de militarizar el mando de la Guardia, pasando por encima de los senadores que legislaron y aprobaron sólo con un mando civil.

Igual, entre los resultados y la corrupción, se plasmaron sus versiones del éxito al combate al huachicoleo que está generado miles de millones de pesos en ahorros, y unas cuantas investigaciones que incomprensiblemente no tienen como objetivos ni a los funcionarios, ni a los ex presidentes corruptos.

En el otro extremo están sus constantes acusaciones, fundadas ciertamente en los desfalcos a las arcas públicas, pero que somete a la descalificación al generalizarlas. En las conferencias se ha referido a su trabajo para combatir los malos manejos en la vía de Durango, el fallido Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México y la termoeléctrica La Huesca.

También para investigar a los dueños de empresas gasolineras en Tijuana y Mexicali con monopolios que manipularon los precios, los robos a través de los programas de estancias infantiles, las universidades, los malos manejos en los institutos autónomos y en organizaciones civiles no gubernamentales.

Con información genérica y pocos señalamientos específicos, Andrés Manuel arrasa con todos. Así, con datos limitados pese a estar conscientes de que combatir la corrupción es lo correcto.

Resulta difícil saber si el camino anunciado es el más acertado.

En este esquema, con los primeros tres meses cumplidos y a menos de seis años por delante, vale la pena replantear el protagonismo de la conferencia mañanera, que si bien es importante, obliga a cuestionar los riesgos de que el discurso presidencial esté convertido en la columna vertebral de la diaria agenda pública.

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Autor(a)

Rosario Mosso Castro
Rosario Mosso Castro
Editora de Semanario ZETA.
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