Dirigida por Natalia Beristáin, la película que retrata en dos tiempos a la escritora mexicana, abunda en su amor obsesivo por las letras y la atormentada relación que tuvo con el filósofo Ricardo Guerra. Karina Gidi y Tessa Ía protagonizan la historia disponible en salas nacionales a partir de hoy viernes 24 de agosto
Entre 1950 y 1967, Rosario Castellanos le escribió más de setenta cartas a Ricardo Guerra, su gran amor e infortunio de toda la vida, que conoció cuando ambos estudiaron en la Facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma de México (UNAM), y años más tarde se convirtió en su esposo y padre de Gabriel, su único hijo.
La recopilación de aquel intercambio de letras que rebasa el centenar, si se consideran las escasas respuestas de Ricardo y algunos agregados de Gabriel, se publicó en 1994 como un acercamiento al profundo dolor que desde entonces permeó a la escritora de “Balún Canán”. Y, hace unos años, se convirtió en la respuesta de la directora Natalia Beristáin para crear una historia que retratara sus propios agobios sobre las relaciones.
Egresada del Centro de Capacitación Cinematográfica, la cineasta detalló a ZETA cómo ideó “Los Adioses”:
“Siempre me siento como tonta contestando esto porque tengo que contestar que mi impulso primario no fue Rosario, yo traía más bien una serie de inquietudes personales alrededor de la vida en pareja, de la maternidad, mis relaciones y cómo se van desgastando con el paso del tiempo, más cosas mías. Estaba terminando mi primera película (‘No Quiero Dormir Sola’) cuando traía esto en la cabeza y no encontraba cómo acomodarlo. Por casualidad me topé con las cartas que Rosario le escribió a Ricardo, porque fui a ver una obra de teatro que estaba inspirada en ella; de ahí caí en las cartas y de las cartas me enamoré de la figura que descubrí de Rosario, que se alejaba muchísimo de esta imagen de estampita como de monografía que más o menos me habían enseñado en la escuela de ella. Ahí fue que la empecé a leer”.
Beristaín, quien antes no tenía entusiasmo real por la literatura de Castellanos tras haber leído por encargo “Balún Canán” en la preparatoria, revisitó las publicaciones de la escritora una vez que se enganchó a sus cartas.
“Regresé a su obra, me pasé dos años leyéndola exclusivamente y fue entonces que pude empezar a armar las piezas del rompecabezas y decir esto que traía en la cabeza y el corazón, y que le había estado dando vueltas sin saber cómo encauzar. Me hacía muchísimo eco con esta figura de Rosario que había descubierto en las cartas y a partir de ahí fue que arrancamos con el proceso de escritura”, compartió.
Coescrito inicialmente entre Natalia Beristáin y María Renée Prudencio (“Tercera Llamada”), el guion casi poético de “Los Adioses” se concluyó con el trabajo de Javier Peñalosa, en lo que resultó un acercamiento más lineal con Castellanos, ya que el poeta es nieto de Dolores Castro, gran amiga y confidente de Rosario en su juventud.
“Los diálogos están de alguna manera absolutamente inspirados en el lenguaje que encontramos de Rosario en las cartas, un lenguaje muy coloquial, pero le habla a Ricardo de usted todo el tiempo. Constantemente dice cosas como ‘qué suave, mano’, en fin, encontramos una voz muy única de ella en el trabajo de María Renée, porque los primeros tratamientos los manejé con ella, y después, por tiempos del cine y la vida, ella agarró otro proyecto y terminé el guión con ‘Javi’, ahí teníamos otra fuente porque él conocía mucho del slang de la época por su abuela. Intentamos que sin duda los diálogos estuvieran enmarcados en estas cartas y esa época que investigamos, ahí sí, intentando ser muy fieles a la Rosario que descubríamos dentro de su propia pluma”, complementó.
En “Los Adioses”, las palabras son un personaje más y un recurso extra para darles el peso que se merecían, fue la inserción de fragmentos narrados.
“Son estas cosas que uno va encontrando a lo largo del proceso, todos los procesos que están filmados son los que quedaron del guion original, todo lo demás, es decir, la voz en off, lo fuimos armando en el proceso de edición. Estaba marcado que había una voz en off pero cambiamos y probamos cualquier cantidad de veces con textos distintos, cuando en el guion estaban marcados algunos, pero cuando fuimos un poco reconstruyendo la narrativa en la edición, encontramos que había otros y otros que eran mucho más puntuales a lo que queríamos contar. Fue un poco de búsqueda y error para decir cuál quedaba, y como la obra de Rosario es tan vasta, daba para perderse días y días buscando extractos”, describió Beristáin para este Semanario.
LA ROSARIO CASTELLANOS DE BERISTÁIN Y GIDI
“Los Adioses” transcurre entre finales de los 40s y mediados de los 70s, para mostrarnos una Rosario Castellanos joven y adulta, mediante su pasión por la escritura y los altibajos que vivió junto al filósofo Ricardo Guerra, así que en un ir y venir en tiempos, que se fusiona perfectamente en la narrativa, uno (re)conoce a la escritora en los rostros de Tessa Ía y Karina Gidi.
Con temple sublime, la última es quien lleva el mayor peso dramático de la historia y estruja al espectador hacia la piel de Castellanos, su necesidad de escribir, el arrebato que le provocó amar, la incomprensión que recibió a cambio, el rechazo, el recelo y todo el abismo de negativos que hicieron de su genio un ente deprimido que aprendió a vivir y crear a través del dolor, aunque sabía, la estaba consumiendo.
Encarar ese mundo entre cielo e infierno donde las letras eran el único puente, no sería fácil para ninguna actriz, pero Beristáin intuyó desde el inicio que Gidi era la indicada. “La verdad fue la primera persona en la que pensé e inmediatamente me dijo que sí, sin tener un guion terminado. Ella había estado haciendo un monologo (‘La Voz Humana’), no de Rosario, pero para el que Rosario la había inspirado mucho, era de (Jean) Cocteau, entonces también tenía una fascinación personal por esta escritora. Fue como un encuentro gozoso, además de que el primer corto (‘Peces Plátano’) que hice en la vida lo hice con ella, así que ya había un mínimo conocimiento de la otra de varios años atrás y no estábamos en cero, a la fecha es uno de los encuentros profesionales más ricos de mi vida”, destacó.
Según expuso la directora a ZETA, Gidi es un ser fenomenal, divertido y encantador, que hace que todo mundo caiga rendido ante ella por su brillantez, sobre todo al manejar su lado oscuro ante la cámara. Pero en esta ocasión ese talento no la libró de sentirse preocupada por el reto de interpretar a quien trascendió como una de las escritoras más importantes de México: “Karina estaba muy preocupada por los puristas de Rosario y qué iban a decir. Yo le decía: ‘Karina, esta es nuestra Rosario, güey, es la que nos estamos inventando, a quien le guste bien, y a quien no, ni modo’. Teníamos que partir de que esta era nuestra apuesta porque, si nos íbamos a estar preocupando de si fumaba o no fumaba, por poner un ejemplo tonto, no íbamos a avanzar. Y qué te digo, se ve chingón que fumes en pantalla (ríe). Una vez que (Karina) logró hacer a un lado el ‘voy a ser Rosario Castellanos’, que puede implicar un peso grande, fue muy rico ir construyendo a la nuestra a partir de nuestros cuestionamientos personales, porque siendo ella años más grande que yo, tenía otros (cuestionamientos) y eso permitía empatar la conversación muy rico e ir hilvanando una Rosario nuestra”.
FICCIÓN CON TOQUES DE REALIDAD
Si hay algo que tiene claro Natalia Beristáin hacia “Los Adioses”, es que se trata de una ficción inspirada en hechos reales, como que Rosario y Ricardo se conocieron en la UNAM mientras estudiaban Filosofía, fueron pareja durante muchos años y tuvieron un hijo, pero hasta ahí. El resto lo considera punto y aparte.
“Ninguna de las escenas que están en la película fueron tomadas de las cartas, que pudiera ser algo muy biográfico, o de alguna de las novelas de Rosario, que sin ser autobiográficas siento que son como una radiografía muy exacta de ella. No, ninguna de las escenas va en ese camino, esto no es un documental, es la Rosario y el Ricardo que nosotros nos inventamos y nos convenía para hablar de estos temas que a mí me importaban. Claramente mis distribuidores me van a matar por decir esto, pero mediáticamente funciona venderla como la película de Rosario Castellanos, y si algo me enorgullece mucho, es la idea de que pronto nuevas generaciones puedan, por lo menos, escuchar el nombre y decir ‘qué onda, quién es’. En las presentaciones que hemos tenido fuera de México mucha gente se acerca diciéndome ‘no tengo idea de quién es esta escritora, pero ahora quiero leerla’; ese es mi granito de arena para con Rosario, pero de ahí que yo esté intentando retratar quién fue ella, hay una distancia importante”.
Pedro de Tavira y Daniel Giménez Cacho interpretan a Ricardo Guerra en la trama que necesitaba su presencia para abordar otras capas de quien escribió libros como “Oficio de Tinieblas” y “Mujer que Sabe Latín”.
“No podíamos contar la vida de Rosario sin la presencia de él y lo que él significó, porque de alguna manera él también significa el hombre de esa época y siento que muchas de sus respuestas, acciones y reacciones, si las leemos a la luz de 2018, pueden resultar interesantes. Uno puede tomar una distancia en que si eso pasaba en aquel entonces, se supone que ahora estamos mucho más avanzados en temas de género, pero no, no tanto, y si esto sirve para hacer una reflexión de esa naturaleza, siento que ya vamos de gane”, reflexionó Natalia Beristáin.
Para concluir, sobre el discurso feminista que está implícito en “Los Adioses” y podría generar eco entre el público, declaró: “De entrada me quedo con una reflexión sobre mi propio feminismo y mis propios comportamientos en mis relaciones de pareja, siento que eso es algo que uno va desentrañando de poquito y, si logro que un hombre pueda identificarse con los dos personajes, también estamos de gane. He descubierto que los temas de mujeres y de las luchas que sí nos corresponden por el sistema heretopatriarcal en el que hemos vivido desde hace tiempo, a los hombres les cuesta mucho trabajo aceptarlas, leerlas y recibirlas bien, entonces una línea muy clara para mí era que la historia de Rosario no se contaba sin Ricardo. Me interesaba dejar claro que en esta relación, como en todas, no hay víctimas y victimarios, bueno, sí, si uno sufre de abuso físico, pero esa es otra conversación; en el tipo de relaciones en las que generalmente nos relaciones no, me interesaba mucho plasmar eso, aunque fuera la película de ella y ella fuera un personaje mucho más dibujado, porque siento que abría la posibilidad a que podamos tener esta conversación hoy”.