El combate a la corrupción fue la bandera política de Ricardo Anaya desde que tomó posesión como presidente del PAN. Aseguró que trabajaría con el grupo parlamentario de su partido para impulsar las leyes secundarias en la materia. En abril de este año, presumió la conformación de un frente común con el PRD para darle seguimiento al tema en el Congreso; incluso sostuvo que no cedería “a los chantajes del PRI y el PEVM” en el marco de las negociaciones. Tras las elecciones del 5 de junio, demandó a los contendientes panistas que derrocaron al PRI de la gubernatura, se comprometieran a encarcelar a los mandatarios salientes “por corruptos”; y en el mismo ánimo de abatir prácticas incorrectas, los urgió a presentar su declaración 3 de 3; ‘todos los candidatos electos habrán de presentarla’, sentenció. Durante la semana su discurso se vino abajo.
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Todo un modelo de apego a la legalidad, es lo que ha definido la política de Anaya Cortés como dirigente de Acción Nacional; postura partidista que a partir del lunes 31 de octubre se ha visto empañada, dadas las revelaciones hechas en Periódico Milenio por el columnista Ricardo Alemán, sobre la renta de una propiedad en Atlanta, EU para la familia del político mexicano, pago de tres colegiaturas y 121 viajes entre 2014 y 2016, todo ello solventado por Anaya y lo cual presuntamente no pudiera cubrir con el ingreso que reportó en su propia declaración “3 de 3”: 1 millón 158 mil 333 pesos anuales. Se calcula que la cobertura por esos satisfactores oscila en 231 mil dólares (4.5 millones de pesos). A lo que habría que sumar los 14 mil pesos mensuales que Anaya reportó desembolsar por un departamento que renta en avenida Reforma. Lo cierto es que a raíz del escándalo, Ricardo Anaya se vio en la precisión de corregir la ganancia que había reportado; en este sentido refirió percibir 4.8 millones de pesos anuales, lo cual implica que anteriormente faltó a la verdad.
Aprovechó para negar que fueran 121 los viajes realizados para visitar a esposa e hijos. Y rechazó haberse desplazado en primera clase (a 62 mil pesos el boleto). Negaciones que el columnista refutó fundamentándose en información que dice haber obtenido de la aerolínea en la que se ha desplazado el panista, Delta Airlines.
Rumbo al proceso electoral de 2018, para el que Anaya se quiere colocar como candidato a la Presidencia, su discurso anticorrupción, que lanza contra el gobierno, comienza a verse mermado.
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