Preocupado por el Planeta Tierra, el músico mexicano toma Hoppo para lograr un acercamiento orgánico y espiritual a la música. Sugiere transformar la democracia por sistemas de asambleas, al mismo tiempo que aprovechará el festival Vive Latino para vincular a la juventud con ONGs, mientras trabaja en el nuevo disco de Café Tacvba
Contrario al sentido de la música que se escucha en la radio, Hoppo, la banda alterna de Rubén Albarrán, vocalista de Café Tacvba, aleja su ritmo al de los collages de audios digitales hechos a partir de máquinas, presentándose como un grupo libre e independiente, muy ad hoc al marco del festival Cultura por la Paz que se celebrará del 8 al 10 de abril en Baja California.
Hoppo está conformado por tres músicos chilenos: Rodrigo Aros (flautas), Juana Pablo Villanueva (guitarra), Giancarlo Baldevenito (bajo) y dos mexicanos, Carlos Basillo (percusiones) y Rubén Albarrán, quienes participará en el festival el viernes 8 en Mexicali y el domingo 10 en Ensenada, en las instalaciones de los Centros Estatales de las Artes de esos municipios, dándose una oportunidad de compartir una experiencia diferente gestada en el Cono Sur, y que recurrentemente han ofrecido a manera de ritual en Chile y Argentina principalmente.
“Hoppo es un espacio necesario y muy sanador para mí de Café Tacvba, aparte todos tenemos proyectos independientes, musicales o no, pero nos permiten nuevas experiencias de trabajar con otras personas. Es un espacio lúdico que por ser un grupo pequeño tiene mucha movilidad, y se plasman muchos de mis intereses relacionados a diferentes luchas, con el medio ambiente, con el respeto a los derechos de los animales, sobre todo partiendo de que es una música más orgánica, acústica, y que no está buscando fama y reconocimiento, sino es el gozo de la música”, subrayó Albarrán en entrevista telefónica con ZETA.
“Te Vas al Sur” es el título del EP de cinco temas que presentará Hoppo en Baja California, mismo que registró la banda al Sur de Santiago de Chile: “El tema del Sur es muy recurrente por donde fue gestado, incluye el poema ‘Surlandia’ del escritor chileno Pablo de Rokha, mismo que musicalizamos; otra se llama ‘El Guachito’, que es como se les dice a los hombres de campo allá en Chile; y también ‘La Beta’, una canción que habla un poco del esclavismo de la edad moderna en que vivimos, que estamos trabajando día y noche sin disfrutar de la vida porque así nos obligan las corporaciones y el mismo sistema”, relató el intérprete de “Ingrata”.
Hoppo, explicó Rubén, no define su música porque mataría su energía, sin embargo, considera tiene raíces folclóricas que dieron pie a versionar temas del cancionero latinoamericano, extrayendo temas de Violeta Parra, Víctor Jara y Juan Carlos Viglietti, pero aderezadas con el sonido del sitar, combinado con su gusto por el rock y otras músicas contemporáneas.
Sobre sus presentaciones en Mexicali y Ensenada, el vocalista de Café Tacvba dijo al Semanario que será en versión eléctrica en la capital bajacaliforniana, mientras en el puerto ofrecerán una especie de ritual acústico en el que no utilizarán ni un solo cable, ni micrófonos, con la intención de que el público pueda recibir la música a partir del instrumento que la está generando.
“Ya estamos un poco mal acostumbrados a escuchar la música una vez que ha sido amplificada, pasada por filtros, y etcétera, entonces recibir la música de esta forma es como una experiencia vieja, pero nueva, recordarle a la gente lo rico que es escuchar el instrumento directamente, y es un show que a nosotros nos emociona mucho. Es un ritual musical, para nosotros es así, compartimos de una forma muy íntima con el público, y de alguna manera nos involucramos en esa energía musical que es deliciosa”, señaló.
— ¿Qué cambió tu discurso, tu fijación por la música, qué te preocupa de México?
“Desde hace un tiempo Café Tacvba tuvo un discurso nacionalista, pues ya en 27 años nos hemos alejado de él, yo ya no creo en los países, más bien creo en el planeta, me parece que el mundo, esta civilización va a terminar por destruirse a sí misma, el planeta sí me importa, sí me preocupa, al fin de cuentas es la madre tierra, como quiera que se le vea, comas alimentos orgánicos o industrializados, esos no surgieran si no fuera por el planeta; yendo más lejos no tendríamos ni qué beber si no fuera por el planeta, sí le debemos respeto, debemos honrar al planeta. Es como un mensaje hippie, pero por otro lado es real, si estoy preocupado por el sistema en el que vivimos, que sólo está viendo por las ganancias, está contaminando el agua, la tierra, el aire, y entonces he ahí que viene el deceso de nuestra especie, y de paso nos estamos llevando de corbata a otras especies, lo cual es muy triste”.
— ¿Cuál es tu búsqueda?
“La verdad es que encontremos la esperanza, rezo deseando que los humanos podamos llegar a la cita con nosotros mismos, podamos elevar nuestra conciencia, que podamos vivir una cultura de paz, que podamos transformarnos y evolucionar para no vivir en esto, que en realidad a nadie nos gusta tanto”.
— ¿Será el festival Vive Latino una ventana para brindar un mensaje de alerta? ¿Qué representa para ustedes como Café Tacvba?
“Para Café Tacvba es un gusto reencontrarnos con un público muy grande, 70 mil personas, pero en lo personal, me llena de gozo poder participar en el diseño de algunas actividades para los asistentes, involucrar a ONGs y asociaciones que están en pie de lucha. Me parece importante que los jóvenes se involucren con estas luchas, que al menos tengan conocimiento de ellas, y sepan cómo se están defendiendo sus territorios, sus elementos sagrados, como es el caso de la tribu Yaqui que acabo de visitar en Sonora, que esperamos tener su presencia en el festival; también está la campaña que están promoviendo Jóvenes en Resistencia Alternativa, que esperamos nos acompañen, porque es una ventana para atraer a los jóvenes, invitarlos a que participen”
— ¿No hace eso ya la democracia?
“La democracia es una palabra que a mí no me gusta, porque en los 50 años que llevo viviendo nunca he visto que funcione, es como una cosa irreal, yo no sé si existe en realidad, no hemos visto la democracia porque tampoco la ejecutamos, es decir, la democracia no es ir a votar por alguien cada cuatro o seis años, eso es nada más delegar los deberes a una persona que por supuesto va a hacer de las suyas porque así somos los humanos, si tú les das las llaves de tu casa a alguien y le dices ‘nos vemos de regreso en cuatro años’, pues esa casa quien sabe cómo va estar, eso no es democracia; la democracia es involucrarnos en todos los asuntos que nos atañen, los principales, que son el agua, la tierra, el aire, nuestra alimentación, educación, esos son los básicos (además de), los derechos de los animales, los derechos de las mujeres, de los inmigrantes… todo eso nos corresponde a todos”.
— ¿Te ves haciéndola de político, quizá como gobernador de la Ciudad de México?
“No creo que sería bueno, yo creo que el sistema ya está corrupto, no dudo que sí haya gente con buenas intenciones adentro, pero una vez que están ahí se corrompen, el sistema no los deja funcionar, ni dejan que sus ideas se lleven a cabo, y no dudo que eso le pudiera suceder a cualquier persona que llegara y tenga buenas intenciones, más bien lo que hay que hacer es crear nuestro propio sistema, un sistema de asambleas, por eso la importancia de que nos acerquemos a los pueblos indios, porque ellos tienen sistemas de asambleas que funcionan de otra forma, y que de alguna manera son más democráticos que para lo que nosotros es la democracia. Entonces sí tendríamos que organizarnos en círculos, escuchar a los ancianos, los que tienen más experiencia, y escuchar a las mujeres, niños, eso tendría que ser, el sistema actual hará que todo siga siendo tiránico, explotador, y eso ya no es funcional. Necesitamos un sistema vivo, a la par de la realidad, un sistema que se transforme todo el tiempo”.
— ¿Qué hay del Café Tacvba? ¿Sigue vivo y transformándose?
“Ya el año pasado iniciamos el trabajo de composición y arreglos de nuevos temas para el próximo disco, pero no lo terminamos, sin embargo, ahora en mayo volveremos a comenzar con ese trabajo, y pues con la idea de tener un nuevo trabajo por agosto o septiembre”.
— ¿Qué hay de la música actual, cómo la percibes y de qué alimentan su núcleo sonoro?
“Me sentí muy aburrido de la música que estaba en la radio, en la atmósfera, porque es música de fórmula, y que está hecha a través de máquinas, y que en realidad es una especie de collage digital, fue ahí que regresé a la música tradicional, música folclóricas, al blues, y eso es como un remanso, y ahora, obviamente que siempre hay talento, escucho música y canciones que me gustan, que me mueven, y que generan sentimientos. “La relación con la música siempre es hermosa, precisamente ahora que tuve la oportunidad de visitar a la comunidad indígena, tribu Yaqui, para muchos de ellos la creación está vinculada al principio del arte, la música y la danza”.
— ¿Consideras que tanto para el orden y las artes hay que recurrir a las comunidades indígenas?
“Debo decirte que estoy demasiado impactado por la visita al territorio Yaqui, escuché una música que jamás había escuchado, y ellos tienen un concepto que se llama Cuyanía, el mundo árbol, el mundo de lo natural, más que esa música, es la música de la naturaleza, es de alguna forma lo que dijo Julián Carrillo, el inventor del sonido 13, es eso. Yo deseo que vayamos hacia allá, que al igual que la música occidental con sus 12 temas artificiosos, sólo sirven para la exaltación del ego, creo que la música puede surgir de donde sea, mientras volvamos a tener una relación más cercana, más directa con nuestro corazón, nuestro sentir y la naturaleza”, concluyó Rubén Albarrán.