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domingo, abril 7, 2024
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Desde Ensenada fomentan la ciencia

Ensenada es la ciudad mexicana que concentra la mayor cantidad de científicos entre su población. Pero las cifras nacionales indican que solo 2 de cada 10 estudiantes optan por una carrera científica y, en encuestas, el 78 por ciento de los jóvenes responde abiertamente no tener interés por la ciencia. Esto es la consecuencia de un gobierno y una Iniciativa Privada que poco invierten en la ciencia. Mientras Japón y otras naciones apoyan la investigación científica con hasta el 2 o 3% de su Producto Interno Bruto, México apenas destina el 0.40% del PIB.     De cuatro investigadores de estas instituciones albergadas en Ensenada, nació la iniciativa del Taller de Ciencia para Jóvenes, que desde hace 15 años reúne a estudiantes de bachillerato de todo el país para que aprendan y convivan durante una semana con los científicos. “Para que vean que la ciencia es para todos, no necesitas ser genio ni loco”, explica Carlos Román, investigador del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y uno de los organizadores del proyecto. “Desgraciadamente mucha gente piensa que la ciencia es ‘algo’ que aparece en Discovery Channel y que hace alguien que tiene una piel extranjera… Pero también hacemos ciencia en México, y esa ciencia se preocupa por problemas de relevancia nacional”, apunta por su parte Luis Alberto Aguilar, físico del Instituto de Astronomía  y también organizador. Cada año responden a la convocatoria alrededor de 400 jóvenes, pero por cuestiones de presupuesto y el interés de brindarles una atención más personalizada, solamente se seleccionan a 40 de ellos para que, durante una semana y con todos los gastos pagados, tomen talleres y prácticas de laboratorio en las instalaciones del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) y UNAM, así como una visita al Observatorio Astronómico en la Sierra de San Pedro Mártir. Entre los principales requisitos que se les pide, está un breve ensayo donde el aspirante expliqué qué es y qué espera de la ciencia en nuestro país. “Los que vienen son realmente muchachos muy especiales, todos con una gran iniciativa, han arrancado clubes de ajedrez, de astronomía, clubes de matemáticas en sus preparatorias, han participado en olimpiadas a nivel estatal e inclusive nacional”, refiere el investigador Aguilar. Del 28 de junio al 6 de julio, el Taller de Ciencia para Jóvenes 2015 albergó a 39 estudiantes de entre 15 y 19 años -el 73% de ellos, mujeres-, de entidades como Veracruz, Colima, Guerrero, Puebla, Nayarit, Sinaloa, Morelos, Yucatán, Querétaro, Michoacán, Nuevo León, Guanajuato, Estado de México, Baja California y Baja California Sur. Durante cuatro días, los talleristas tomaron clases por la mañana en materias como Física, Química, Matemáticas y Biología. Por las tardes se les impartieron talleres muy prácticos donde pudieron escoger entre 12 diferentes ramas de la ciencia. Los tres días restantes, los jóvenes fueron a un campamento a la Sierra de San Pedro Mártir, donde participaron en los trabajos que desarrolla el Observatorio, y a la playa de Eréndira, donde aprendieron sobre ecología, oceanografía y geología de esta zona; todo de forma muy práctica. “Preguntan de todo, les gusta saber cómo se hicieron las observaciones, qué investigaciones se llevan aquí, quién hace los programas de las computadoras”, refiere el astrónomo Carlos Román. Los investigadores involucrados en este proyecto lo hacen de forma voluntaria, además, no se limitan a ser los maestros de los becarios, sino también a atenderlos, cocinarles, comer con ellos, trasladarlos: “Como son muchachos excepcionales, también buscamos maestros excepcionales, los mejores, no solo porque son excelentes en su campo, sino que además tienen un gran gusto por dar clases y motivar a los muchachos”. Pese a que no hay los recursos económicos ni humanos para darle seguimiento puntual a los frutos que el Taller de Ciencia para Jóvenes ha dado a lo largo de 15 años respecto a la cantidad de estudiantes que se decidieron por la ciencia después de participar en este programa, varios de los actualmente beneficiados manifestaron a ZETA que después de este curso se decidieron o confirmaron su vocación por la ciencia. Los maestros del taller también refieren de forma anecdótica casos como los de una chica ya aceptada para estudiar Medicina en la Universidad de Querétaro que optó por “estudiar una cosa que se llama Oceanología, allá en un lugar perdido en el norte de la República”, y quien ahora estudia un posgrado en San Diego; u otra adolescente que llegó al taller y terminó con doctorado en Suiza y ahora cursa un posdoctorado en Londres. “Si quieres sacar a este país de la crisis en corto plazo, no hay vuelta de hoja, tienes que apostarle a la educación. La verdadera riqueza de un país no es su petróleo, su plata o litorales; es su población, pero una población educada, pensante. La base de una democracia no son los votos”, expone Luis Alberto Aguilar.  “El interés de los jóvenes por la ciencia es altísimo, lo que necesitamos es que nuestro sistema educativo mejore la enseñanza de la ciencia desde los niveles básicos, nuestros maestros son los que podrían recibir una mejor preparación, deberíamos añadir un taller de ciencias para profesores…”, propone por su parte el astrónomo Román. En contraparte, valora el hecho que en México se invierte mucho para la investigación científica y que en ese sentido es una profesión bien pagada: “No es frustrante estudiar ciencia”. 


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