La herencia en vida de Don Eligio Valencia Roque, dueño del periódico El Mexicano y eterno líder sindical de la CTM, alcanza para el acojo de las viejas y nuevas generaciones. Primero sus pactos extra gremiales con el PRI, y Jorge Astiazarán Orcí, colocaron a su yerno, Francisco Hernández Vera, en la lista y en posición privilegiadamente segura de regidores, cargo que está repitiendo por segunda ocasión (lo fue también en el Cabildo de Jorge Hank Rhon). En el puesto familiar, Hernández es el secretario general cetemista en Tijuana, Don Eligio en el Estado, y un nieto en la juvenil. Pero los Eligios se le han metido al doctor convertido en político: Carlos Eligio Carreón Valencia, recién egresado de la adolescencia, es otro de tantos vástagos acomodados del patriarca priista. Sin mucha experiencia en la función pública, por decirlo amablemente, hoy despacha, a su corta edad, como subdelegado del gobierno municipal en Otay, y claro, en el gremio de la Confederación de Trabajadores de México como “líder” estatal de la Federación de Organizaciones Obreras Juveniles. Bien se dice, que poco sabe el junior de jornadas proletarias y trabajos de salario mínimo. La enseñanza del abuelo Eligio va más allá: con saber que el sindicato sirve para cobrar favores y compadrazgos, para acomodar cargos, regidurías y lo que se pueda, basta.
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