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lunes, febrero 19, 2024
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San Felipe, zona de riesgo

René Rosado: “La presencia de un huracán sería desastrosa” Las lluvias ocurridas a partir del jueves 29 de agosto de 2013 en el municipio de Mexicali, exhibieron toda una zona de vulnerabilidad que las autoridades han descuidado. Se trata de decenas de familias que invaden con viviendas el paso natural del Arroyo Santa Catalina, en San Felipe, zona turística afectada por un desplazamiento del río, provocado por el huracán “Nora” en 1994, la falta de planeación y ausencia de infraestructura pluvial. Conforme a los pronósticos climáticos, todos los años, los residentes de San Felipe están en riesgo permanente durante toda la temporada de huracanes, de mayo a noviembre. Aquel 29 de agosto, siete horas de lluvia intermitente fueron suficientes para que más de 90 familias resultaran afectadas. Desde Los Gavilanes hasta el centro del poblado, corrió el agua que  inundó viviendas y diversas calles, el líquido reclamó su curso natural y buscó la desembocadura al mar, pero el cauce del arroyo que parte la zona por la mitad, se topó con las construcciones pegadas al malecón, formando un dique. En esas condiciones generaron la inundación del centro y el caos en la zona turística. En lo más álgido de la tormenta, los cuerpos de rescate hicieron acto de presencia, le llevó 24 horas a la maquinaria de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Mexicali, de la Comisión Nacional del Agua y del Ayuntamiento de Mexicali, desahogar las calles tras la contingencia. A su paso, la tormenta eléctrica dejó incomunicadas las poblaciones de San Felipe y Puertecitos, así como dos casas inundadas. Nueve familias tuvieron que resguardarse en un albergue provisional. Las inundaciones superaron el metro de altura, principalmente en el malecón y las calles aledañas al Instituto Mexicano del Seguro Social. Consultadas las autoridades municipales y estatales, señalaron que los daños aún no se han valuado. Inundados “Se nos metió el agua hasta dentro de la casa como unos 30 centímetros, todo se nos mojó, se nos echó a perder todos los muebles, de hecho vengo del Seguro (IMSS), porque estaba limpiando y se me enterró un clavo”, indicó una señora que se atascó en una de las vialidades, tras ignorar los cordones preventivos de seguridad y quedar varias calles cerradas. María Guadalupe Pino Ramírez es otra de las afectadas por el aguacero, perdió sus muebles y, pese a no tener los servicios básicos, lleva años viviendo en la zona de peligro. “Hace muchos años una señora me vendió mi pedazo, tenemos viviendo hace muchos años, como veinte, corre el agua, se nos metió el agua como unos 40 centímetros, agua y lodo. La calle de atrás está como honda, entonces, el vecino de atrás tapó con llantas y el agua no podía pasar. Lo que hicimos nosotros, es que hablamos a Bomberos, vinieron y destaparon, y poco a poquito” comentó, para agregar que constantemente pasan los soldados o los cuerpos de rescate para preguntar por su situación. “Sí sabemos que es una zona de riesgo, ya nos reubicaron una vez, nos vendieron terrenos por Los Arcos pero yo no me fui, como no tenía dinero, tuve que vender mi terreno para operarme y por eso me quedé aquí. A todas las personas que vivían aquí las cambiaron para allá, pero llegó gente nueva”, afirmó la afectada. A decir por la ciudadana, luego del paso de “Nora”, la gente se fue de la zona, ella compró un terreno, pero al final, por problemas económicos, tuvo que regresar a su casa y reconstruirla, pues a su regreso, todo estaba hecho un desastre. Otro caso es el de Fernando Reyes, quien tiene 15 años viviendo sin energía eléctrica y su vecino -por increíble que parezca- habita una casa de campaña desde hace un año, y pese a las condiciones de pobreza y el peligro, ha decidido quedarse en el sitio. Zona de peligro Para René Salvador Rosado, capitán de la Unidad Municipal de Protección Civil, la zona es una bomba de tiempo que tarde o temprano será reclamada nuevamente por el agua: “Si estas personas no salen con anticipación ante la presencia de un huracán, serían desastrosas las consecuencias”. Durante la administración del ex alcalde Rodolfo Valdez, se realizó un censo para notificar a las personas sobre el riesgo en el que viven, por lo que incluso se colocó nomenclatura a manera informativa. “Primeramente representa un peligro de perder la vida a quienes de forma ilegal han asentado sus viviendas en una zona que primeramente, en el lenguaje de Protección Civil son zonas de riesgo propiedad de la nación, ya que son reservas federales los cauces de ríos y de arroyos”, destacó el funcionario. Durante los meses de mayo a noviembre se considera temporada de huracanes, por lo que  en esas fechas se corre mayor peligro para la comunidad que se ha reinstalado en esa zona desde el huracán “Nora”. “San Felipe no está exento, al ser un puerto de tener el riesgo de depresiones tropicales, tormentas tropicales, inclusive maremotos, porque ahí frente a sus costas pasa la Falla de San Andrés; y en el tema de riesgo de huracanes, es el paso natural del canal del Mar de Cortés, de estos fenómenos que ante la inminencia de ellos, seguramente estas personas están en peligro. Y ellos lo saben. “Lo que sucede en el puerto de San Felipe, el Arroyo Santa Catalina existe de muchos años, pero cuando ocurrió el huracán ‘Nora’, provocó que se abrieran dos brazos más, lo hemos clasificado como la Zona Norte, Central y el Sur, de manera que ahora tenemos tres arroyos, pero el principal continúa vigente”, expuso Rosado, para agregar: “Es un tema muy añejo del puerto de San Felipe, las familias, sin conocer o medir el peligro, en una forma muy sencilla invaden y se meten en zonas que consideran, pueden habitar, cuando no es así; y a lo largo de los tiempos, muchas administraciones se han dado a la tarea de notificarles, de invitar a la población a retirarse, pero no existe hasta el momento una solución definitiva”. Sin planes para corregir riesgo Por su parte, Javier Orduño, director de la Comisión Estatal de Servicios Púbicos de Mexicali, desestimó la falta de infraestructura en la zona, y afirmó que durante las lluvias del 31 de agosto de 2013, se mandó equipo y personal para desahogar las aguas. Los trabajos, que se extendieron hasta el malecón, finalizaron a las doce de la noche. Cuestionado sobre la afectación ante la falta de infraestructura pluvial, argumentó: “San Felipe no cuenta con infraestructura pluvial, pero sí tenemos unos cárcamos grandes precisamente para atender eso, está pegado a 100 metros del malecón, entonces lo que hicimos fue abrir el estero para desahogar lo más rápido posible, y ahorita lo que estamos atendiendo son las colonias populares”. En palabras del funcionario federal, los cárcamos fueron más que suficientes para resolver el problema. En contrapunto, Carlos Flores Vázquez, secretario de Infraestructura y Desarrollo Urbano del Estado, consideró: “San Felipe, por la falta de pluvial, es una zona que generalmente cuando vienen lluvias de este tipo y  hay desafortunadas situaciones; finalmente, es un tema a trabajarse en la materia, pero tiene la limitante de los pluviales” Señaló que las zonas de los arroyos son necesarias para poder desazolvar el agua, además del peligro en que viven las familias instaladas en el lugar, cuyo desalojo es “un tema toral”.  “Es uno de los temas de carácter urgente, ponerle orden a esa zona federal, a efecto de liberar los arroyos y se conviertan en los cuerpos receptores. Nada más de hacer pluviales no se resuelve nada” afirmó el consultado. Sin embargo, ya por finalizar sus gestiones, ninguno de los funcionarios, estatales o municipales, pudieron mencionar siquiera planes concretos para desalojar o reubicar a los invasores del río, o realizar las obras pluviales necesarias para evitar potenciales desastres, o por lo menos, reducir el impacto. Rosado y Flores se lavaron las manos bajo la excusa de que se trata de un problema federal, el cual conocen las autoridades en la Ciudad de México, saben que tiene que reubicar esas personas y que para resolver el flujo del agua, deben hacer canales en la zona del río, “pero no hacen nada”, reiteraron. Y para rematar, el titular de la SIDUE  indicó: “Es un tema que le dejaremos a la siguiente administración estatal”.  “Nora”, el antecedente La topografía de San Felipe cambió a partir de 1997. Era mediodía del 18 de septiembre de ese año cuando “Nora”, una depresión tropical, se convirtió en huracán, luego de permanecer cerca de 60 horas con desplazamientos poco significativos, movilizándose hacia el Noroeste. Días después, 24 de septiembre, cambió de trayectoria, impactando directamente el territorio por Bahía de Tortugas para salir -ya convertida en tormenta tropical- hacia el Sureste de San Felipe y, pese a perder fuerza, alcanzó los 110 kilómetros por hora. Fue suficiente para provocar inundaciones en el poblado mexicalense. El agua terminó por desgajar uno de los cerros ubicados al Norte del puerto, el derrumbe  provocó que el Arroyo Santa Catalina abriera dos ramificaciones nuevas, norte y sur, mientras la ramificación central cobró decenas de damnificados. En aquel momento se reubicó a decenas de familias, muchas abandonaron la zona ante el peligro, y otros, por negligencia o falta de recursos económicos, decidieron quedarse en el lugar.  Al paso de los años, nuevas invasiones se han instalado en el río, según un censo realizado por la Unidad de Protección Civil, durante 2008 se tenían 82 familias, sin embargo, a simple vista se puede apreciar cómo el número va en aumento, sin que hasta el momento la autoridad federal haya realizado alguna acción para detener el incremento en la densidad poblacional. El río cruza San Felipe, desde Los Gavilanes hasta el malecón, de ahí que luego de estas últimas lluvias, decenas de familias resultaran afectadas. 


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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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