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viernes, abril 5, 2024
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La Nave del Olvido

Era obligado llegar a Tijuana. Ver si resultaba cierto tanto cuanto se dijo y escribió. Verificar suposiciones. Entrevistar a quienes aseguraron fueron testigos. Empezando por directivos del PRI. O tantas personas que estuvieron cerca de Luis Donaldo Colosio. Policías, políticos, periodistas y mirones. Luego darse una vueltecita por la colonia Lomas Taurinas. Sondear a  los vecinos. Consultar uno a uno federales, estatales y municipales que detuvieron al asesino Mario Aburto. Platicar con sus compañeros de trabajo y del barrio. Las novias. El famoso doctor Messina que lo engatusó con aquello de entregarle Baja California a Estados Unidos. Le metió en la cabeza ser “Caballero Águila”. Y hasta proclamó públicamente héroe a Mario Aburto por haber matado a Colosio. Pero no. Señores y señoras diputados federales comisionados para el caso les interesó más viajar a Los Ángeles. Debieron hospedarse en hotel de cinco estrellas. Buena comida y mejor bebida. Carros rentados para movilizarse. Caros. Estaban interesados en hablar con el papá de Mario Aburto. Si hubieran consultado antes les dirían “es perder tiempo”. Este señor salió huyendo de Michoacán hacía años por asesinar a un pariente. Dejó hijos y esposa. Jamás regresó. Tenía miedo. Seguramente pensaba: “Me van a detener”. A Mario lo veía allá de vez en cuando. Y eso después de años. Cuando la familia decidió cambiarse a Tijuana para estar más cerca de él. Pero ni caso les hacía. Ya establecidos y con empleo, los Aburto pudieron obtener pasaporte. Y así visitaban al padre. Pero el señor no sabía ni cómo era su hijo Mario. Menos esas ideas todas anti gobierno enraizadas en la cabeza. Se enteró por los noticieros cuando su hijo asesinó a Colosio. Pero igual a todos los oyentes no sabía más. Ni cómo compró y traía una pistola. Menos esa ocurrencia de meterse entre la bola a Lomas Taurinas. No se lo imaginaba en argüendes políticos. Pero los periodistas gringos supieron: “Aquí vive el papá de Aburto”. Y se fueron sobre el señor. Le encandilaron y se sintió muy muy.  Por eso decía cada ocurrencia. En lugar de ayudar enredó. Se agarró de la cantaleta: “Mi hijo es inocente”. Y para eso le endilgaba la culpa a medio mundo. Siempre traía un habladero. Puras mentiras. A lo mejor por eso y los diputados fueron a verlo y no aterrizar en Tijuana. Tampoco lo hicieron de regreso. Prefirieron irse a Mexicali. Solicitaron audiencia con el Gobernador del Estado. Entonces lo era Ernesto Ruffo Appel. Y este caballero panista sabía detalles pero no a fondo. Ni siquiera estaba en Baja California cuando Aburto asesinó a Colosio. Aparte un fiscal especial investigaba el asunto y no la policía estatal. Ruffo no caía en las exageraciones de Aburto papá. Pero sí tenía sus hipótesis razonadas. Aparte había algo especial: Carlos Salinas era el Presidente y no compartía información con el gobernador panista. Públicamente era puro apapacho. Pero se mal hablaban cada uno estando con sus amigos o colaboradores. Así es que prácticamente era otra visita inútil. Los señores diputados supieron: En ZETA realizaron una investigación al parejo que la policía. Contrataron peritos para estudiar la topografía de Lomas Taurinas. A otro experto en balística. Sus reporteros estuvieron muy cerca del asesinato. Interrogaron a testigos. Elaboraron planos. También un juego de micas para proyectar explicando detalladamente el caso. Lo exhibieron primero en la Escuela de Humanidades de Mazatlán. Luego al Presidente Salinas de Gortari, el fiscal especial y algunos militares del Estado Mayor en Los Pinos. Por eso uno de los diputados pidió a cierto amigo: “¿Nos podrían exhibir todo eso en privado?”. Y en lugar de ir a Tijuana, me pidieron que fuera a Mexicali para mostrarlo. Quedamos de vernos en el Hotel Lucerna. Cinco estrellas. Reservé habitación y proyector por mi cuenta. Decidí quedarme después de la reunión. Eso de manejar 200 kilómetros de un tirón, sostener la reunión y manejar otros 200 de regreso y por la noche se me hacía pesado. Ellos rentaron suites. Salón especial. Ordenaron mesas colocadas “en u” con cubierta verde. A un lado del salón barra especial. Licor de todos. Lo mejor. Meseros especiales. Un chef para servir las botanas. Micrófono. Aire acondicionado. A punto de iniciar me pidieron “un momentito…nada más me sirvo otro…por favor”. Al fin inicié mi explicación. Proyecté las imágenes y planos. Fotos. Trazos de rutas seguidas por la comitiva política y ambulancias. Desde cuando llegaron hasta irse. Fotocopia del reporte sobre autopsia. Análisis sobre escritura de Aburto. Les pedí no dejar hasta el final las preguntas. “Siéntanse en libertad de hacerlas sobre la marcha. Así resulta más práctico”. Fui avanzando. Pero sus interrupciones “¿por qué esto?” o “¿por qué aquello?”, me dejaron ver muy claro: No conocían el caso a fondo. Muchas de sus supuestas dudas tenían respuesta publicada en los diarios. Terminé con lo hasta hoy oficialmente reconocido: Un asesino solitario. Nadie replicó ni dijo nada. Nada más reconocimiento por la exposición. El diputado sonorense Alfonso Molina Rubial me acompañó a la salida. En el camino dio las gracias. Elogió la exposición: “No tiene vuelta de hoja. Pero que a nosotros nos gusta más la teoría del complot”. Naturalmente lo que pensé no se lo dije. Me imagino cómo a todos les zumbaron los oídos. Lo curioso de aquella comisión de diputados federales en 1994. Alfonso Molina Ruibal de Sonora, regresó a Baja California en 2005. Según eso como Delegado Nacional del PRI. Dizque para lograr elecciones favorables a Roberto Madrazo. Pero este sonorense desprestigia a su Estado. Nunca como él tan descolorido e inútil enviado a Baja California en los últimos 40 años. No cuenta para nada. Es un sirviente más de Jorge Hank Rhon. No se le ha escuchado un discurso, encabezar cierto mitin o promover a su candidato en alguna fábrica o maquiladora. Bueno. El hijo del profesor ni lo deja visitar Tijuana. Es obediente al júnior. Como si fuera su empleado. Incapaz de hacer valer su autoridad como Delegado Nacional. Otros integrantes de aquella comisión fueron Carmen Rangel Segura. Ahora inhabilitada por un titipuchal de años. Mal administró el Fondo Nacional de Desastres. Le achacan los utilizó para la precampaña de Santiago Creel, quien fue su jefe en Gobernación. Al descubrirse tan gran falla hubo quienes la defendieron. Pero ahora quedó al garete. Uno más: Ramón Sosamontes. Navegante del PRD. Protagonista de famoso transa-video. Hubo más. Pero como que se subieron a la Nave del Olvido. Después de años me quedó claro. Solo sirvieron para dos cosas: Gastar mucho y hacer poco. Ah. Y del Caso Colosio ya ni se acuerdan. Escrito tomado de la colección “Conversaciones Privadas” y publicado el 3 de enero de 2006; propiedad de Jesús Blancornelas.


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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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