Los habitantes de la colonia Vista Marina en Playas de Rosarito se muestran preocupados por la emisión de gases nocivos de alrededor de diez fábricas de ladrillo caseras cercanas a la zona residencial. Los residentes alegan que tanto las fábricas como algunas viviendas, están ubicadas de manera irregular a raíz de una invasión a predios de propiedad privada en la zona de Puerto Nuevo. Los hornos en los cuales se cuecen los ladrillos se encuentran a la intemperie, por lo que liberan emisiones de manera directa a la atmósfera y algunas son arrastradas por el viento al interior de las casas. Cada carga de ladrillo se calienta en el horno durante casi 24 horas. Asma, tos y alergias son algunos de los padecimientos que sufren quienes viven a escasos metros de las ladrilleras. Además consideran “insoportable” el olor del humo. Uno de los vecinos señala, la problemática se ha hecho del conocimiento de personal de la delegación Primo Tapia, sin que hayan recibido respuesta favorable. La situación podría resultar perjudicial tanto para los trabajadores de estas fábricas como para quienes inhalan de manera continua estos gases, según explicó a ZETA la doctora Gabriela Muñoz del Departamento de Estudios Urbanos y del Medio Ambiente de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef). La investigadora señala que al hacer uso de combustibles fósiles para la producción de ladrillo, se trate de gasolina, diésel, madera, aceite reutilizado e incluso basura y llantas, se emiten gases como monóxido de carbono, ozono y plomo, los cuales están normados por la Secretaría de Salud y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Esto en relación a las enfermedades, específicamente de carácter respiratorio y cardiovascular, que pueden sufrir quienes estén en contacto directo y constante con una alta concentración de estas sustancias en el aire. Paros cardiacos, bronquitis, depresión inmunológica, inflamación y cáncer pulmonar, intoxicación e incluso un desarrollo mental restringido para los bebés cuyas madres embarazadas hayan estado expuestas a estas sustancias, son algunos de los padecimientos que podrían comenzar a tener los residentes cercanos a estos hornos y quienes producen los ladrillos. Muñoz señaló dichos gases “no deberían ventearse a la atmósfera” y recomendó la edificación de instalaciones más adecuadas y la colocación de filtros en los ductos de gas, aunque requiera mayor inversión económica. Por su parte, el titular de la Secretaría de Administración Urbana de Playas de Rosarito, José Manuel Ibarra, señaló a ZETA que las quejas contra estas ladrilleras subsisten desde 2001 y que los asentamientos efectivamente son irregulares. Ibarra mencionó que la dependencia buscará el diálogo con los ladrilleros para evitar la desaparición de una fuente de trabajo y de ingreso familiar. Por ello, se les propondrá el uso de quemadores de gas LP para reducir en un 90 por ciento la emisión de gases. El funcionario municipal añadió que se buscará la coordinación con Servicios Médicos Municipales para evaluar la situación de salud de los vecinos de la Colonia Vista Marina. Mientras que Gustavo Almaraz, delegado de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente en Baja California, dijo desconocer esta situación en Playas de Rosarito. Sin embargo, al conocer más detalles del caso, aseguró que se indagará al respecto para turnar un reporte a quien resulte competente, ya que la dependencia que dirige solo podría intervenir si se utilizan combustibles inusuales y peligrosos.
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