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domingo, febrero 25, 2024
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¿Y nosotros cuándo?

Si es de cáñamo y cuantos artículos tiene, resultan anecdotarios, pero el 4 de julio nos permite recordar el pacto que los habitantes de las Trece Colonias inglesas de América hicieron para constituirse en República.

La Constitución de los Estados Unidos es la primera de carácter federal, pero el espíritu del federalismo viene de muchos años atrás. En Suiza donde, sin constitución de por medio conformaron una federación de Landers desde el Sacro Imperio Romano Germánico, incluso con tres idiomas distintos (alemán, francés e italiano). No es aventurado decir que la inspiración de quienes se reunieron en Filadelfia, en 1787, fue la experiencia Suiza, toda vez que se trataba de unir trece colonias que el Imperio inglés había mantenido divididas.


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Otro dato importante es que la Carta Magna de E.U.A. se redactó apenas dos años antes de que los franceses hicieran su Declaración de los Derechos Universales del Hombre y el Ciudadano, esto tiene importancia porque en la constitución gringa no hay un catálogo de derechos humanos, esto se explica por el hecho de que su historia y cultura jurídica, son de carácter consuetudinario.

Para desconsuelo de los franceses, no fueron ellos quienes hicieron el primer catálogo de Derechos Humanos, sino el pueblo de Virginia, ahora parte de E.U.A., quien hizo el primer Bill of Rights del mundo, en 1786. Sin embargo, la diferencia entre uno y otro catálogo no es menor, pues los franceses hicieron su declaración con carácter universal, lo que representa una aportación cultural importantísima.

Volviendo a la Constitución de los Estados Unidos, valdría la pena decir que, además de tener solo siete artículos, es también la más longeva de su tipo y la menos modificada, solo 27 enmiendas, muchas de ellas relacionadas precisamente con los derechos humanos y el debido proceso. Esta Carta Magna ha sido extraordinariamente exitosa, como contrato social, toda vez que cumplió con creces su objetivo, unir a las Trece Colonias en torno a un consenso, cuestión que nosotros no hemos logrado, a pesar de los cuatro intentos (21, 36, 87, 17) y muchas modificaciones.


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Somos un país en disputa, en el que no nos podemos poner de acuerdo con el modelo y en todo lo fundamental, que llenamos con todo tipo de catálogos de derechos a nuestra Carta Magna, por el miedo a que no se implementen desde una legislación menor, pues somos, por desgracia, una nación en disputa.

Hoy, a un año de que los mexicanos elijamos presidente, la disputa es tan cruenta que el país está dividido en tercios de votantes, pero nadie parece tener la más mínima intención de reconstruir el débil consenso logrado, en torno a un proyecto de país, después de la Revolución Mexicana, que se evaporó después de 1988.

Este asunto no es menor, pues muchos de nuestros problemas para desarrollarnos plenamente se originan en la disputa que padecemos permanente entre dos modelos.

AMLO parece querer acercar posiciones en la idea de un gobernar para todos, por eso, su acción política no se basa en la descalificación absoluta, respecto de las reformas, sino en señalar persistentemente los peores flagelos que padecemos: corrupción, pobreza e inseguridad. Lo cierto es que esos grandes problemas provienen de la misma raíz: el modelo. Lo que se avizora en un hipotético gobierno pejista, que serían cambios quirúrgicos a nuestra legislación, que permitirán redistribuir más eficientemente el ingreso.

 

Jesús Alejandro Ruiz Uribe es Doctor en Derecho Constitucional, ex diputado local, rector del Centro Universitario de Tijuana en el estado de Sonora y coordinador estatal de Ciudadanos Construyendo el Cambio, A.C. Correo: chuchoruizuribe@gmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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