Ni ayer el generalote priista Lázaro Cárdenas, ni hoy el reaccionario parlanchín morenista López Obrador, se mordieron la lengua. Los reaccionarios vendepatrias en el poder no sólo han entregado el petróleo. Sátrapas priistas y panistas y otros del mismo pelambre han sido rastreros lacayos de los imperialistas. Principalmente norteamericanos.
Somos de la opinión de que la “desaparición” en el mar de los siete quintos, con todo y uniforme (incluso con las botas puestas), tiene toda la impronta de haber sido la consecuencia mortal de un adiestramiento kaibil. De un “ejercicio de resistencia” a la que son sometidos los referidos militares novicios.
En las últimas semanas se ha conocido la noticia de la reaparición, en la ciudad de Mexicali, Baja California, de la rickettsia, una vieja y mortal enfermedad que ataca a las masas pobres. Fundamentalmente.
Las recientes “Iniciativas de Reformas a la Constitución”, presentadas por el déspota de “rostro humano”, López Obrador, el pasado 5 de febrero, no son más que una lista de “buenas intenciones”.
No existe la menor duda de que tanto los que rechazan, sin tapujos, la reducción de la jornada laboral (como Carlos Slim, la COPARMEX, el CCE, y otros del mismo pelaje), así como los que se muestran “simpatizantes”, son todos ellos enemigos a ultranza de la clase obrera. Unos disfrazados y otros sin disfraz.
El sátrapa del Partido Morena, López Obrador, con gran alarde calificó de “histórico” el reciente aumento al salario mínimo que la clase patronal burguesa, a través de la CONASAMI (Comisión Nacional de los Salarios Mínimos), le aventó a la clase obrera.
Milei no es ningún chiflado. Es un ultraderechista franco. Un hitleriano sin careta; hoy, por mandato de la oligarquía financiera, candidato presidencial “ganador” del reciente circo electorero argentino.
Rendimos un sincero homenaje a los trabajadores del Mundo que con su sacrificio han dado pasos importantes para conquistar derechos, como la jornada de 8 horas, el derecho a sindicalizarse, el derecho a la jubilación, entre otros, y para levantar la bandera de la emancipación, del poder obrero y la construcción del Mundo nuevo.
Una muerte cruel han tenido 38 migrantes en la Estación del Instituto Nacional de Migración en Ciudad Juárez, Chihuahua. Los hermanos migrantes de origen guatemalteco, salvadoreño, hondureño, venezolano y colombiano murieron calcinados por un incendio, ante el que los agentes del Instituto Nacional de Migración salieron huyendo, dejando sin salida y auxilio a los detenidos.
La militarización del país, iniciada durante el Gobierno de Calderón, continuada por el de Peña Nieto y reforzada por el actual gobierno del Presidente López Obrador, es inaceptable, y debemos persistir con más firmeza en la lucha por el regreso del Ejército a los cuarteles.