Este crimen no ha sido un caso casual, un “accidente”. Este horroroso crimen se debe a las malditas condiciones a que están sometidos todos los esclavos contemporáneos.
A pesar de que las tres plantas carecían de permisos de operación municipales y estatales, la administración de Montserrat Caballero Ramírez no clausuró la empresa
Jorge Ortiz Franco, tío de Eduardo Ortiz, trabajador fallecido, se enteró por redes sociales y no por parte de la empresa ni de las autoridades de la muerte de su sobrino
Nadie en su sano juicio podría confiar, ni tantito, en la policía judicial, es decir, ni en la FGE ni en la FGR. Y aunque los hayan rebautizado y hoy les llamen “policía ministerial”, siguen siendo un aparato represivo del Estado burgués. Unos torturadores y lobos carniceros.
El humo saliente de la chimenea de uno de los hornos cambió de blanco a negro en el horario de interés, indicio de que podría haber ingresado materiales como ropa al interior.