Hará unos 60 años, cuando el obispo neoyorquino Fulton J. Sheen expresaba que el mundo estaba muy inquieto; hoy estamos al borde del fin del mundo. Pero no nos hagamos ilusiones de falso profetismo, porque la expresión no se refiere a que el Cosmos o la creación serán exterminadas.
Adam Ulam, del Centro de Investigación sobre Rusia de la Universidad de Harvard revela que cuando a Mandelstam las autoridades rusas le descubrieron el poema, le costó la vida.
A diferencia de Alemania o del resto de las democracias actuales, ni en Rusia ni en China ha habido un sentimiento o conciencia colectiva de culpa por tantas atrocidades como hoy en la guerra Rusia-Ucrania