¿Se equivocan las mayorías? Sí, con frecuencia; ahí está la historia de Latinoamérica, por la vía democrática y con el respaldo popular han llegado ineptos, corruptos y asesinos a gobiernos.
Diputados locales, federales, la alcaldesa Norma Bustamante y el alcalde Darío Benítez, se aprovecharon de la conocida como Ley Gandalla para ocupar el cargo y al mismo tiempo hacer campaña
¿De qué sonríe nuestra gobernadora hablando de desayunos escolares 24 horas después de que los padres identificaron los cuerpos de sus hijos asesinados? ¿De qué se carcajea, baila y graba haciendo ejercicio el candidato al Senado por Morena y alcalde con licencia de Ensenada?
Jorge Ramos Hernández es, sin duda alguna, lo que se conoce como un político profesional. Su historia dentro de Acción Nacional fue la de un ajedrecista popular, reconocido por su “charming” y por su astucia imprevisible.
Tanto en Morena como en el PAN, aspirantes a ocupar la alcaldía de Mexicali se encuentran recolectando fichas: los Netzas contra Norma, y Fiorentini contra tres aspirantes para competir
Poder Legislativo inicia proceso de selección para el Órgano Interno de Control del Tribunal de Justicia Administrativa; magistrados administrativos consideran posible vulneración a la autonomía
No puedo entender cómo un alma tan joven puede ser arrebatada por un criminal. No alcanzo a dimensionar de que puede ser responsable un joven tan inmaduro como para que fuere merecedor de que se le arrebate la vida. No da.
Norma Bustamante, a expensas de los mexicalenses, quiere hacer política por la fácil, sin esfuerzo, sacrificio ni representación popular; su costo es un oro que no es suyo: 20 millones de pesos que descaradamente se atreve a decir que le “sobran” a Mexicali y por eso va a apoyar a los productores.
Una gobernadora que en cada crisis, hace lo que bien sabe hacer, sustituir la gravedad de su encargo con filtros de fantasía que terminan ya cansando a aquellos que necesitan seriedad sensible, no simpatía simulada.
Hace unos días me encontraba trabajando en Hermosillo y no encontré vuelo de regreso, así que, con el paquete de coyotas para mi madre, tomé un autobús rumbo a Mexicali.