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jueves, febrero 15, 2024
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Un shot de realidad

Hace décadas, en una entrevista televisiva, un grande del jazz y folk estadounidense, Tom Waits, dijo: “la realidad es para personas que no pueden enfrentar las drogas”. Hoy en Baja California, muy lejos de un pensamiento profundo, “la frivolidad es para nuestros gobernantes que no pueden enfrentar la realidad”. Esa, la simpleza, la sorna y el descaro, son su adicción.

En los últimos días, la dosis que les da su “comunidad”, sus “likes”, les fueron retirados tiempo suficiente como para darles abstinencia; contrario al mantra millenial “entretener en redes es lo que quiere la gente”, la “malilla” -como dice la calle- les recorrió el cuerpo y mareados se preguntan, ¿Qué pasó?


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Esa es la tragedia de Baja California, no otra; porque el dolor, rabia e impotencia ante el arrebato de un ser querido es personalísimo e irreparable. Hecho el desprendimiento, nunca existirá alivio. La postura estoica, con desvelo eterno y corazón marchito, es parte de un apostolado que esas familias deciden emprender a favor de nuestra comunidad, de nuestros hijos a salvo. Por eso, nuestra tragedia es lo que no es inconsolable, irreparable, inamovible; la tragedia nuestra son nuestros gobernantes. Porque no se les tiene ahí para ser “influencers” en el mundo virtual, insolentes en su responsabilidad pública e indiferentes ante su representación ciudadana. Se les tiene ahí para gobernar. Y gobernar no puede ser distracción continua:

Una gobernadora que en cada crisis, hace lo que bien sabe hacer, sustituir la gravedad de su encargo con filtros de fantasía que terminan ya cansando a aquellos que necesitan seriedad sensible, no simpatía simulada.

Una alcaldesa sin la mínima información para enfrentar cualquier tema que salga de lo ordinario en una ciudad de más de un millón de habitantes, pero siempre lista para actuar en una obra de teatro o como presentadora diaria de noticias entrevistándose a sí misma, cuando los medios le cuestionan por su gobierno sin sustancia.


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Un ruin representante de López Obrador y supuesto delegado federal, que impune y vulgarmente comunica en rueda de prensa a la opinión pública qué “mierda” es lo que le sale a Jaime Bonilla de la boca, su anterior jefe supremo, actuando como aquel jefe machito que dicta a la mecanógrafa líneas de indignidad para comunicarlas a sus empleados; porque tiene la impunidad suficiente para proferir públicamente lo peor de nuestro idioma, como si los bajacalifornianos tuviéramos la obligación de humillarnos al escucharla, como él al proferirla.

Unos diputados cómplices y maiceados por el poder, que por encima de la representación popular que les paga cientos de miles de pesos mensuales, pactan simpatías, plazas y gasto para no tocar ni a la gobernadora ni a la alcaldesa, simulando posturas de sombra dirigidas a contrincantes menores o abrazando un silencio que ante cualquier otro gobernante calificarían de vergonzante.

O un fiscal estatal haciendo corazones cada vez que tiene una cámara enfrente; o un director de Seguridad Pública Municipal en espiral del autoelogio preparando la presentación de su libro; o un Cabildo irrelevante, de rosas y sonrisas constantes para su mala administradora. Todos indignos, flotando por encima del bache en una burbuja, posando sonrientes para la “selfie”, mientras en el oscuro fondo hay cada vez más mexicalenses y menos “followers”.

Durante más de un año y medio, la alcaldesa Norma Bustamante, cobijada por la gobernadora Marina del Pilar, se negaron a tomar el trago de realidad que tenían servido en la avenida L. Montejano: jóvenes desaparecidos previamente, balaceras y riñas constantes, descarado consumo y venta de droga; barras libres disfrazadas, accidentes automovilísticos, presencia constante de menores; cierre de antros hasta las 6 de la mañana con horas extras fantasma. Todo lo sabían. Todo. ¿Por qué no actuaron durante más de 18 meses? ¿Por qué publicitan operativos y cateos en este momento? ¿Por los tres jóvenes desaparecidos en esa zona hace un par de semanas? Para nada.

En la 4T, las muertes, desapariciones y la violencia diaria no forman parte del “Humanismo Mexicano” con el que sueña pasar a la historia el Presidente. Esas acciones vuelven a ser lo mismo, caudal de superficialidad y engaño, control de daños para una imagen pública que debe de seguir repartiendo empatía electoral, lo único que les importa.

Ahora sí, los mexicalenses exigimos un desplegado de nuestra gobernadora y alcaldesa al Presidente de la Republica, exigiéndole su apoyo para evitar más tragedias como ésta. ¿Cómo negárnoslo?, si nos representan…

Héctor R. Ibarra Calvo es mexicalense, abogado postulante y catedrático de Amparo en Cetys Universidad. Regidor en el XXII y XXIII Ayuntamiento de Mexicali.

Correo: hectoribarra@idlegal.com.mx Twitter: @ibarracalvo

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