Los fines de semana eran de fiesta en la Avenida Revolución: sus restaurantes, cafés, “mexican curios” y bares llenos de turistas, lo mismo el Jai Alai, el Hipódromo Agua Caliente (con caballos “en vivo”) de Johnny Alessio, el Toreo de Tijuana o la Plaza Monumental de Playas de Tijuana.
Mis padres con mis hermanos y hermanas llegaron a Tijuana hace 70 años... y ya no se fueron. Mi padre, militar, fue destacado en El Ciprés, y mi madre con su prole se quedó en esta ciudad de la que, como familia, ya no se movieron.