En estos tiempos de proselitismo y campañas políticas, es fundamental analizar a cada uno de los candidatos que pretenden gobernar nuestra ciudad. Hoy, quiero expresar mi opinión sobre Ismael Burgueño Ruiz, candidato a la presidencia municipal de Tijuana por la coalición de Morena y aliados.
A las madres me dirijo
con el debido respeto,
en la mano un crucifijo
y mi corazón inquieto.
Vengo a hacerles pleitesía
por ser el ser más sublime,
les dedico...
Tanto la panista Xóchitl Gálvez como la AMLO-morenista Claudia Sheinbaum, predican independencia, libertad y soberanía, pero los hechos -los irrefutables hechos, como decía el gran Lenin- nos muestran que esa retórica es pura verborrea patriotera para cautivar a inocentes. Tanto una como la otra son unas despreciables vendepatrias. A ultranza.
Señores diputados y senadores: los ladrones no respetan ni a su madre (me refiero a la madre de los ladrones). Hace poco aquí en Ensenada robaron a un coordinador de Ministerio Público (tengo nombre completo, pero por respeto no lo menciono), a él y a su familia los maniataron; a esos ladrones prontamente los encarcelaron, noticia que no se dio a conocer a ningún medio.
La actividad política no es la excepción. Simular que se hace, cuando realmente no se hace nada, es más común de lo que imaginamos y deseamos. Casi pareciera un requisito para participar en la vida pública de nuestros días.
El reaccionario dúo ya se frota las manos. Bonilla, dispuesto a ocupar seis años más, una de las poltronas de la cueva de venenosos alacranes que es la Cámara de Senadores; y su fiel lacayo, Marco Antonio Blásquez Salinas, listo para empuñar el látigo de la presidencia municipal de la ciudad de Tijuana.
El gobierno supremacista y racista de Israel mantiene la mentira del “derecho a la venganza” por los hechos del 7 de octubre de 2024, y la creencia de ser el “pueblo elegido”.
Ya se escucha la melodía de las golondrinas en el centro municipal el próximo noviembre de 2024. Se termina una era de derroche, faltas, omisiones, errores, encuartelamiento, fotos, selfies, glamour, etc.
El reaccionario dúo ya se frota las manos. Bonilla, dispuesto a ocupar seis años más, una de las poltronas de la cueva de venenosos alacranes que es la Cámara de Senadores; y su fiel lacayo, Marco Antonio Blásquez Salinas, listo para empuñar el látigo de la presidencia municipal de la ciudad de Tijuana.
Por segunda ocasión tuve el interés de ver el debate que estos tres personajes del vituperio público y en redes, nos quieren gobernar. Por desgracia, uno o una llevará las riendas de este país bronco.