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jueves, septiembre 19, 2024
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Las imprecisiones de Kiko Vega

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En vísperas del II Informe de Gobierno de Baja California encabezado por Francisco Arturo Vega de Lamadrid, en diversos foros representantes de la iniciativa privada –juntos y por separado– consultados directamente por representantes de la prensa, han manifestado que en Baja California urge liderazgo para enfrentar la problemática que padece el estado en términos económicos y de seguridad. Conocedores de los números no comparten la visión triunfalista del II informe del licenciado Vega, nos referimos a la versión corta de 15 minutos, la cual puede buscar en internet, misma que fue difundida por medios electrónicos y a través de un folleto que se empezó a repartir en las calles del estado la mañana del 1 de octubre. Pero mientras el mandatario presumía del incremento en la inversión en la generación de empleo, los hombres de negocios refieren la desaceleración, la devaluación y la inhibición del crecimiento. Más puntual, el presidente del Centro de Estudios Económicos de Baja California, Roberto Valero, consultado por ZETA, precisó que ni se están generando los empleos ni está llegando la inversión que asegura el gobernador. Detalló que la Secretaría de Hacienda y la del trabajo aclararon que no se trata de nuevos empleos, son los trabajos que ya existían en la informalidad y se regularizaron. Porque en la realidad apenas se han generado 3 mil nuevas plazas pero mal pagadas, porque el número de personas que gana 1 salario mínimo creció, en tanto las que cobran 5 salarios mínimos se redujeron drásticamente. En cuanto a la inversión nueva dijo Valero “hablan de 52 mil 400 millones de dólares, si fuera real estaríamos inundados de inversionistas y se vería una actividad económica impresionante”, explicó para después hablar de los números del único organismo con autoridad para hablar al respecto, el Registro Nacional de Inversiones: “Según los reportes de este año Baja California tiene mayor ingreso por remesas que por inversiones”. Luego en el apartado titulado “seguridad integral y estado de derecho” el Gobernador se dedicó a hablar de inversión y cadetes graduados, pero evadió la falta de resultados, que se evidencia en el incremento en los niveles de inseguridad, léase homicidios en Tijuana, robos violentos en el resto de los municipios y narcomenudeo en todo el estado. Al respecto, Jonathan Díaz, presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública de Baja California, agregó que los presidentes de los comités acusan insensibilidad de las autoridades, y efectivamente ausencia de liderazgo para encabezar un proyecto integral que combata el tema desde todos los ángulos. No ven al Gobernador, “ni a otra autoridad”,  tomando la batuta por ejemplo en el combate a las adicciones que han generado el aumento de la violencia en el estado. La calidad educativa también ocupó una parte importante del informe del mandatario, y enfatizar que Baja California es el primer estado con preparatoria gratuita era obligado. Obvio, sin hacer mención de las consecuencias de su falta de capacidad negociadora que dejó sin clases por más de un mes en el primer trimestre del año a más de 300 mil y hasta 600 mil alumnos –dependiendo del tipo de paro– por falta de pagos (recursos federales) a maestros. O el hecho de que su administración se endeudó para supuestamente pagar las jubilaciones a 2 ml 480 maestros que siguen sin recibir su dinero. En cuanto al problema de escasez de agua en Ensenada, pareciera que apuraron cuanto pudieron, y un día antes del informe, finalmente anunciaron a la ganadora del atrasado proyecto de des-saladora.  Luego las cosas buenas que parecen malas. Inversión millonaria en el Puente Lázaro Cárdenas que además de beneficiar, efectivamente  a miles de tijuanenses, incrementa notablemente la plusvalía de un conjunto de condominios en los que Vega tiene intereses como empresario. Entonces, habla en el 2do informe del incremento de la inversión en ciencia y tecnología y resulta imposible no recordar que el Secretario de Economía, Carlo Bonfante Olache, ha aprovechado su acceso a información privilegiada, para acceder a recursos federales del mismo ramo para sus empresas, y entregado más de 50 millones a compañías no existentes. Lo mismo sucede cuando hace referencia a los recursos millonarios erogados en Desarrollo Social. ¿Cómo no remitirse a los señalamientos de los organismos de la sociedad civil que acusan al secretario Ricardo Magaña de pulverizarlos, de manipular las licitaciones, de entregárselos a sus amigos o lo que es peor, de pedir un porcentaje del beneficio que entrega? Señalamientos similares han sido hechos por proveedores del estado contra el Secretario de Finanzas, Antonio Valladolid, lo que indica que en el tema de opacidad gubernamental, el mandatario estaba obligado a mucho más que presumir que la página del estado tiene uno de los primeros lugares en transparencia del país; pero no lo hizo. Tampoco habló de la explotación de los jornaleros en San Quintín, problema que por cierto dejó crecer hasta que generó un violento levantamiento. Todavía peor, después de 7 meses los campesinos acusan persisten las condiciones de marginalidad. Así, el gobernador Francisco Vega le quedó a deber a los bajacalifornianos en su mini informe, y en los resultados de su segundo año de gobierno. Por lo que habrá que esperar las comparecencias de sus secretarios ante el Congreso, con la esperanza de que los diputados tengan la inteligencia, la pericia y los tamaños para aclarar puntos, representar y defender los intereses de los bajacalifornianos.

Los priistas todopoderosos

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Emilio Gamboa Patrón, hoy senador de la República, se estrenó en la política desde el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-88), donde primero fungió como secretario particular del secretario de Programación y Presupuesto, y después, como secretario particular del Presidente De la Madrid. Ahí inició todo. Con Carlos Salinas de Gortari, a quien ya había servido, fue director de cuatro dependencias: INFONAVIT, IMSS, FONATUR y de la Lotería Nacional. Terminó ese sexenio como secretario de Comunicaciones y Transportes, e incluso fue parte de los presidenciables a los que inequívocamente les ganaría Luis Donaldo Colosio Murrieta. De andar de un lugar a otro, de agazapado y grillo, de estar arriba a estar menos arriba, el Presidente Salinas de Gortari le apodaba a Emilio Gamboa “El Tehuacán”. Decía que por más que lo agitaran, siempre tenía gas. Con Ernesto Zedillo Ponce de León sirvió un poco. Apenas y por un rato encabezó la Subsecretaría de Comunicación de la Secretaría de Gobernación, que encabezaba Francisco Labastida Ochoa, a la postre, candidato a la Presidencia de la República por el PRI; Gamboa Patrón le coordinaría la campaña que terminó en un estrepitoso fracaso, dando paso al primer gobierno de alternancia en el país, el de Vicente Fox Quesada. Fuera el PRI del gobierno, tanto Gamboa como Manlio Fabio Beltrones Rivera sobrevivieron en el Poder Legislativo, a veces diputado uno, a veces senador el otro y viceversa, hasta la fecha. Gamboa es senador de la República y Manlio dejó la diputación que concluiría en septiembre para irse a dirigir el Partido Revolucionario Institucional. Animales de la política, los dos aprendieron a sobrevivir como oposición. En el tiempo en que el PRI no gobernaba el país (12 años), se convirtieron en los fieles de la balanza en el Poder Legislativo. En todopoderosos tricolores. En los negociadores de iniciativas y espacios de poder. Durante esos años encabezaron al priismo nacional, ganando espacios en gobiernos y dando y quitando candidaturas a lo largo y ancho de la República Mexicana. Se aliaron con el Partido Verde Ecologista de México y son los padrinos políticos de esta camada de ex niños verdes que lidera Jorge Emilio González, y hoy llevó -contra toda lógica y respeto por las instituciones- a Arturo Escobar a la Subsecretaría de Prevención del Delito y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación. Beltrones y Gamboa siguen, también contra todo pronóstico, meciendo la cuna de la abundancia política y gubernamental. Se hicieron indispensables al Presidente Enrique Peña Nieto, al enceguecerlo con el trabajo legislativo de ambos para sacar aprobadas las reformas estructurales de Peña. Y como el “Tehuacán” que es, Gamboa sigue con gas, 30 años después de que inició en el gobierno mexicano. De ese grupo se colgó Carlos Bustamante cuando fue alcalde de Tijuana y contrató para la segunda posición a Alcide Roberto Beltrones Rivera (qepd), hecho que, como es de esperarse, el hoy dirigente nacional del PRI considera de una lealtad especial. Con todo y que en el grupo de priistas tijuanenses en las Torres acusaban otros intereses, como moches federales, transacciones legales pero ocultas. Se prometieron recursos para la ciudad y el ex alcalde condicionó lealtades. En el ostracismo político luego que su trienio terminó con malos números, pocas obras y muchas sospechas, Carlos Bustamante intenta integrarse a ese grupo de Beltrones y Gamboa, dedicado a tres temas: Primero a abrir a como dé lugar un casino en las Torres de Agua Caliente, emblemático edificio de Tijuana que se erigió en el poderío empresarial de su padre, don Alfonso Bustamante. Contra las regulaciones, utilizando a los todopoderosos priistas y con dinero que dice, es propio, logró que le transfirieran permisos de operación y hasta una compañía para que le haga la chamba de la administración a él, a su hijo y a su hermano. Aun sin abrir, pues carece de elementales y sensibles autorizaciones de difícil término, Bustamante ya promociona su casino. En segundo, Bustamante se dedica a promover a los suyos. Luego que no logró ni un Consulado, ni una Subsecretaría, ni una nominación partidista, pero sí su permiso de casinero, intenta acomodar a sus ex colaboradores en plazas públicas. Con la ayuda de Gamboa Patrón y por encima del designio del secretario de Economía del Gobierno Federal, Ildefonso Guajardo, el ex alcalde de Tijuana logró la delegación de Economía en Baja California para su ex financiero y hoy millonario inmobiliario, Rufo Ibarra. En tercero, ocupa su tiempo en desarrollar la campaña de David Saúl Guakil para lograr la candidatura del PRI a la alcaldía de Tijuana, ya sea que se reúnan en una casa de La Paloma o en oficinas en la Zona del Río, pero se ocupan en cabildear con el grupo de Gamboa Patrón y Beltrones Rivera, para que el también empresario sea el candidato a presidente municipal de Tijuana. La voluntad de Manlio y Emilio finalmente impera sobre el interés de los hombres cercanos al Presidente de la República. Aparte de venderle la aprobación de las reformas, se hicieron responsables de un gran número de triunfos en la elección intermedia de junio de 2015. Los todopoderosos del PRI meten la mano política -y administrativa- en todas partes. Hasta en la ínfima delegación en Tijuana, como en la candidatura en una serranía. 

Siempre dinamitar los puentes

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El 2 de diciembre de 2012 las principales fuerzas políticas de nuestro país firmaron un acuerdo al que denominaron “Pacto por México”. En él dejaron en claro la voluntad de los participantes por lograr una transformación de fondo al marco jurídico nacional y trabajar a través de la representación que cada uno tenía en el Congreso de la Unión, para la aprobación de las muchas veces denominadas “reformas estructurales”. Lograda la mayor parte de ellas a los partidos ya no les interesó honrar su palabra. Previamente a la firma, en octubre del 2012, a propuesta del aún equipo de transición del presidente electo Peña Nieto, se reunieron los futuros secretarios de Gobernación y de Hacienda, con los presidentes de los partidos políticos de Acción Nacional, de la Revolución Democrática y el Revolucionario Institucional, para acordar fondo y forma de lo que el futuro gobierno consideraba entonces, su gran apuesta de transformación. De esa manera se incorporaron a los trabajos del Pacto por México: Luis Videgaray y Miguel Ángel Osorio (del PRI-equipo de transición), Gustavo Madero y Santiago Creel (del PAN) y Jesús Zambrano y Jesús Ortega (del PRD) y en la parte técnica Aurelio Nuño del equipo de transición y del PRI, Juan Molinar del PAN, Carlos Navarrete del PRD y José Murat. Los primeros acuerdos fueron a la forma: elementos básicamente para encontrar un método de trabajo y poder alcanzar acuerdos. Luego los acuerdos al fondo, una declaración de intenciones que comprometieran a los actores a transitar por un complejo y arduo camino de transformaciones a diversas leyes y ordenamientos en el entendido de la composición pluripartidista tanto de la Cámara de Senadores como de la de Diputados. En el mediano plazo la estrategia del naciente gobierno dio frutos; las reformas Educativa, Hacendaria, Energética, de Telecomunicaciones, Financiera, la Laboral, Política y la de Transparencia, que por 15 años habían sido obstaculizadas por diferentes partidos y gobiernos, fueron aprobadas con la participación de los integrantes del Pacto, si bien no en todos los casos con el voto de consenso, sí con el análisis y discusión de los integrantes y el resto de las bancadas en el Congreso. Sin sorpresas. Transcurrido el tiempo (a tres años de gobierno federal) no todas las reformas han traído transformaciones positivas y progreso al país, por ejemplo si bien es claro que la Hacendaria fue insuficiente y nociva para algunos sectores, por otra parte la Energética y la de Comunicaciones están detonando rubros que difícilmente lo hubieran logrado sin los cambios. En México estamos acostumbrados a siempre “dinamitar” políticamente puentes y cualquier acuerdo efectuado si las circunstancias o las formas ya no nos acomodan; estamos hechos a la idea de que los políticos puedan usar de rehén de las intenciones de grupo o las individuales, la palabra, los convenios y aún los acuerdos firmados, porque a la menor provocación u objeción, se vale “rajarse”. Precisamente uno de los puntos del Pacto por México relativo a la forma, fue el de no utilizar con fines partidistas o electorales, las propuestas, las discusiones ni los acuerdos; solo que hoy que por razones no necesariamente imputables al Pacto, el agua llega a los aparejos de los partidos políticos y hay nuevos actores en los timones de cada uno, se antoja fácil desconocer la institucionalidad que se representa y con mayor razón cualquier acuerdo. El presidente Peña Nieto sometió al Congreso de la Unión el Paquete Financiero 2016. Valdría la pena retomar los principios acordados en el Pacto por México, renovarlos y en congruencia actuar por el bien mayor de la patria. No debiera ser tan complicado tomar acuerdos reales y conservarlos en nuestro país, si algún día habremos de madurar, este es un momento histórico extremadamente necesario. Que la historia lo registre.- A principio de la década de los 80’s, derivado de lo que se consideró un trato discriminatorio, abusivo y grosero en contra del equipo de futbol de Costa Rica por parte de los comentaristas deportivos mexicanos, aquella nación intentó romper relaciones diplomáticas con México. No pasó del intento, además ya casi siempre nos ganan. Botón rojo.- Si en el caso de los turistas mexicanos atacados y muertos a manos del ejército de Egipto, no se detiene y se castiga pronta y expeditamente a los responsables, ¿qué debe hacer nuestro gobierno? Salvador Morales Riubí, político tijuanense, ha sido funcionario municipal y estatal. Actualmente es empresario y consultor en temas de salud y relaciones públicas. Correo: smriubi@yahoo.com

“Vivos se los llevaron…”

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“La verdad duele, pero duele más la mentira y no saber lo que pasó”.- Carlos Beristain, de la CIDH Los legisladores federales afines al presidente Enrique Peña Nieto, primero se negaron a crear comisiones especiales para revisar, analizar y supervisar la investigación de las autoridades en relación a la desaparición de los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa ocurrida entre el 26 y 27 de septiembre de 2014. Luego fueron más lejos al exhibir sin decoro el grado de impunidad del grupo político en el poder, a quienes les importa nada lo que el pueblo pida y exija en su legítimo derecho, posición que el senador Emilio Gamboa Patrón, del Partido Revolucionario Institucional (PRI) dejó muy clara al reiterar ante los reporteros: “No voy a dejar, de ninguna manera, que se discuta lo que la mayoría quiera”, refiriéndose al mismo tema. Con la evidente manifestación de que harán lo que les venga en gana  porque tienen la mayoría. Esto sucedió a 2 y 3 días de que se cumpla un año que los jóvenes fueron privados de la libertad. Dos semanas y media después que la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos refutara los resultados de la indagatoria realizada por la Procuraduría General de la República –la verdad histórica– de que todos fueron incinerados en un basurero en un ataque coordinado entre policías municipales y el cártel del narcotráfico Guerreros Unidos. La CIDH también exhibió la imposibilidad de cerrar un caso con tantas inconsistencias. De manera específica refirieron por lo menos tres ubicaciones distintas dadas por todos los detenidos –111 hasta septiembre de 2015– como lugar de la presunta matanza: en una colonia de Pueblo Viejo, en una casa de Lomas, y el basurero de Cocula y su río. Por si todavía alguien creía que la impunidad de este caso que ha dejado expuesto a México como un país arbitrario que viola flagrantemente los derechos humanos, la presidencia informó el 24 de septiembre que el Presidente Enrique Peña no estará en el país cuando se cumpla un año de los hechos. El mandatario estará  en la Asamblea General de las Naciones Unidas y la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno para la Adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en Nueva York, Estados Unidos. Ni por asomo consideró encarar su responsabilidad y responder a los afligidos padres –una cosa es recibirlos y otra darles respuestas–, a los enfurecidos normalistas que fueron compañeros de los desaparecidos, ni a las inquietudes de sus gobernados. Nada de explicarle al pueblo mexicano, por ejemplo, cuáles fueron  las razones exhibidas en su momento por el ex Gobernador o los mandos Militares y de la Policía Federal para no hacer nada, cuando atestiguaron aquella noche la desaparición forzada de los 43 normalistas que según la verdad histórica concluyó en un asesinato en masa. Así, el Presidente decide continuar con su estrategia de no hablar a fondo de la realidad que afecta a los mexicanos, para fingir que no existe e intentar fallidamente que su imagen no se vea afectada. Mientras la desmentida PGR maneja un triple discurso: primero admite la posibilidad de una revisión; después defiende su teoría y usa a expertos para hacerlo; y posteriormente intenta desacreditar el trabajo de la CIDH. Ahora, es pertinente recordar que la versión de la CIDH al referir impunidad en las desapariciones forzadas, no está sola En febrero de 2015 el Comité de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra la Desaparición Forzada, advirtió tras una recomendación al gobierno peñista, que este tipo de privaciones de libertad eran generalizadas en México y quedaban impunes. Este mes de septiembre, en la conmemoración del Día internacional de las víctimas de desapariciones forzadas, Luis Raúl González Pérez, presidente de la CNDH, fue más tajante al señalar que el Estado ha sido incapaz e insuficiente en su  actuación en torno a este delito. De hecho, respaldó su dicho con los datos del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas, del Sistema Nacional de Seguridad Pública, los que indican que de enero de 2005 a marzo de 2015, oficialmente en México hay 25 mil 955 personas “no localizadas”, 10 mil 836 han desaparecido en el gobierno peñista. En este marco, los padres de los 43 normalistas cumplirán un año buscando a sus hijos y reclamando justicia acompañados por el pueblo de México. Sin embargo, el viaje del Presidente al extranjero y las palabras del senador Gamboa dejan claro que más allá de la incapacidad e ineficiencia de las instituciones, lo que impedirá tener respuesta en el corto y mediano plazo es la estrechez mental y la insensibilidad de quienes las encabezan.

Morir en otra tierra

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Morir en México, asesinado en el contexto de la inseguridad producto del narcotráfico y el crimen organizado, que gozan de la impunidad que proporciona el Estado, es morir en la injusticia. De los más de 57 mil ejecutados en los primeros 32 meses de administración de Enrique Peña Nieto, pocos, muy pocos asesinos se encuentran en prisión. La justicia en México es selectiva. No es para todos. A veces por la incapacidad del Ministerio Público, otras por la corrupción y el mal gobierno, y unas veces por intereses ajenos, pero no todos en México obtienen justicia para dejar descansar a los suyos. Ahí están las familias despedazadas por el narcotráfico, las familias de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa que fueron desaparecidos en septiembre de 2014; también los seres queridos de periodistas y activistas que han visto morir a sus consanguíneos y pasar el tiempo sin recibir justicia. Acá los mexicanos desbordan la frustración de la injusticia y la impunidad en manifestaciones. Toman las calles para gritar consignas, señalar directas en mantas y cartulinas, interrumpir discursos y, más que nada, hacer campañas en redes sociales y medios de comunicación independientes. No se puede decir que la táctica haya funcionado, pero por lo menos significa un grado de presión mediática y pública, que se ve en el extranjero. Si el discurso triunfalista y reformador de Enrique Peña Nieto en el extranjero comenzó a desvanecerse, fue precisamente por las manifestaciones ciudadanas que en México son ignoradas y en el extranjero harto consideradas. Sin embargo, hoy los mexicanos nos enfrentamos a una situación inédita. Las manifestaciones no han tomado las calles y las voces poco a poco se escuchan en los canales de comunicación. El vil asesinato de ocho mexicanos y la convalecencia de seis más que fueron atacados con artillería de guerra en Egipto, y el inexcusable pretexto que utilizaron las autoridades de aquel país para justificar el artero atentado: que las fuerzas de seguridad del gobierno de Egipto confundieron a los turistas mexicanos con terroristas del Estado Islámico. Ofrecieron como prueba los dichos de los oficiales egipcios que hicieron la relación de los vehículos en que se trasladaban los turistas con los de los terroristas, por ser estos de características similares. Vehículos que, dicho sea, no son exclusivos de los terroristas, pero sí comunes en las travesías que turistas, estudiosos, especialistas e interesados hacen en zonas áridas como el desierto occidental egipcio por donde viajaban los mexicanos, acompañados de guías de aquella región, en por lo menos cuatro vehículos de doble tracción. Los mexicanos fueron bombardeados por las fuerzas de seguridad del gobierno de Egipto. Se desconoce y no se sabrá pronto -dado que el gobierno egipcio selló la investigación que realiza sobre el caso- cuáles fueron las pruebas de verificación y autenticidad de la información o las sospechas de que quienes viajaban en dichas unidades eran terroristas y no turistas, como fue el caso. Cuál fue la confirmación, sea vía aérea o en tierra desde un centro de mando, que se utilizó para dar la orden de atacar los vehículos donde viajaban en plan pacífico de turismo, los mexicanos. Mientras el gobierno mexicano no ha puesto hasta la fecha -considerando el acto de terror contra los mexicanos a mano de un gobierno- una alerta para que sus ciudadanos no viajen a Egipto, otros gobiernos como el de Estados Unidos, el de Francia o el de Inglaterra, han alertado en el pasado y lo mantienen en el presente, a sus connacionales para no viajar a esa zona desértica casi frontera con Libia, precisamente por las condiciones de inseguridad que por situación de terrorismo se viven. Pero a los mexicanos que viajaban en el convoy turístico que fue atacado con bombas, su gobierno no los alertó. Ni en la página de la administración, ni en la agencia de viajes. Ni por parte de la Secretaría de Turismo, como tampoco de la de Relaciones Exteriores. Ninguna autoridad mexicana les advirtió del peligro que su vida corría si viajaban a esa zona. La secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, se estrena en el cargo con esta tragedia. A días de que fue sacada de la Secretaría de Turismo por el Presidente para enviarla a la cancillería, ha mostrado la falta de capacidad que tiene para hacer frente a tragedias internacionales. Su rápido viaje hacia la zona donde se recuperan los mexicanos heridos, y hacer el levantamiento de cuerpos de los que murieron en otra tierra, se enmarca en un viaje de logística para lo cual no se requiere una secretaria, sino uno propio. Ella no ha alzado la voz como el caso lo requiere, para señalar a un país que no protege a los suyos y que no está en capacidad de proteger a los turistas. Un país cuyos investigadores han decidido cerrar la indagación sobre lo que ocurrió a los mexicanos, para no dar a conocer los detalles, las órdenes, los protocolos y la capacitación, elementos todos con los que se desenvuelven las fuerzas especiales de aquel país. El gobierno mexicano, que no ofrece certeza ni justicia a las familias de los mexicanos asesinados o desaparecidos en nuestro país, debería hacer como los ciudadanos de acá: manifestarse fuertemente, alzar la voz y exigir al gobierno de Egipto, no solo que abra la investigación para llevar el proceso en público, sino que se castigue a los responsables, que las tácticas de defensa de las fuerzas de seguridad de aquella nación sean revisadas, evaluadas y consignadas por organismos internacionales por su actuar irresponsable. La secretaria de Relaciones Exteriores debería estar denunciando y demandando justicia, incluso emitiendo una posición de indignación por parte del gobierno y del pueblo mexicano ante cortes internacionales y la Organización de las Naciones Unidas. Pero poco o nada sabe Ruiz Massieu de Relaciones Exteriores. No tiene ni experiencia, ni formación académica para el caso. Ni un ápice de preparación técnica para encabezar el departamento diplomático mexicano. Nada, solo que es amiga del Presidente y sobrina de un ex Presidente. Vaya, ni la alerta a los mexicanos para no viajar a Egipto, ha activado la funcionaria que ha destacado más por su labor de logística de largas distancia, que por representar a los mexicanos todos en el extranjero. A como va la situación y dado a la pobre actuación de la autoridad en el caso de los ocho mexicanos asesinados y los seis heridos tras ser bombardeados en Egipto al confundírseles con terroristas, morir en otra tierra también será ejemplo de impunidad e injusticia, pues el que debe responder, indagar y exigir justicia, es el mismo gobierno que encabeza Enrique Peña Nieto.

La Independencia y libertad de Peña

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Como ya se le hizo costumbre, todo lo que el Presidente Enrique Peña Nieto considera importante lo hace público primero a través de las redes sociales –cuando solo 47 millones de los 118 millones de mexicanos tienen acceso a Internet–, y así lo hizo la noche del 15 de septiembre cuando adelantó su “Grito” vía Twitter.  “Que el orgullo y la alegría que sentimos esta noche por nuestro país, estén siempre presentes”, escribió. Pero con todo y un amor profundo por México, es difícil enorgullecerse cuando el País se ha convertido en ejemplo de corrupción e impunidad en el ámbito internacional con casos como la segunda fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán de una prisión de máxima seguridad, la ausencia de claridad en la investigación por la desaparición forzada de 43 estudiantes en Iguala de 2014, cuyo caso ha llevado a la ONU a pedir un replanteamiento general de investigación; o el caso de la Casa Blanca, donde se presumió de tráfico de influencias por parte de la familia presidencial, pero que fueron exonerados por el gobierno que encabezan. El mandatario de la Nación también compartió en otro tweet: “Con la emoción de ser mexicanos, celebremos 205 años del inicio de la lucha por nuestra Independencia y Libertad”. Aquí el problema es que después de todos estos cientos de años, la corrupción y los malos gobiernos han provocado que en México más de  55.5 millones de mexicanos –prácticamente la mitad de la población–, viva en situación  de pobreza y no logre alcanzar esas condiciones de independencia y libertad por las que se luchó y se perdieron tantas vidas. También el mensaje de “¡Vivan los héroes que nos dieron Patria y Libertad! ¡Viva la Independencia! ¡Viva México!” pierde sentido si se recuerda un poco la historia. El movimiento independentista, además de sacar a los españoles del gobierno para ser tomado por los criollos –obvio, no los indígenas mexicanos–, tenía dos objetivos muy importantes que fueron hechos públicos desde el inicio por el vitoreado Padre Hidalgo: abolir la esclavitud y eliminar los impuestos que el gobierno, entonces español, aplicaba sobre los indígenas y las castas. Sin embargo el día del Grito, mientras el Presidente arengaba los “vivas”, más de 2 millones de jornaleros en 19 de los 32 estados mexicanos  cumplieron su jornada en condiciones de esclavitud –datos de organizaciones agrícolas–, y casos recientes han sido documentados en Baja California, Baja California Sur, San Luis Potosí, Jalisco, Sinaloa,  Sonora y Chihuahua. Organismos internacionales como Fundación Free Walk, hablan de 267 mil esclavos en México. En cuanto a los impuestos que limitan el desarrollo de las familias mexicanas, siguen ahí (los independentistas solo habían dejado tributos para los adinerados, a quienes les cobraban prediales por sus fincas, carros y negocios), los gobiernos post Independencia los han diversificado con las reformas fiscales. Hoy se paga impuestos por trabajar, por producir, por comprar, por comer, por circular en las vialidades y otros más.  Se tienen  24 impuestos básicos que sangran los bolsillos de las familias, 6 federales, 10 estatales y 8 municipales. Y muchos de esos recursos solo han servido para comprarles casas y enriquecer a políticos corruptos. Y cómo creerle al Presidente cuando menciona y grita la palabra  libertad, mientras el país sigue azotado por una ola de violencia porque las autoridades no han sido capaces de combatir al poder del narcotráfico y la delincuencia organizada. Hasta el Presidente tiene miedo, si no, ¿por qué el estado mayor tomó la plaza del zócalo con tanta antelación? ¿Por qué las vallas metálicas, las máquinas de rayos X, los detectores de armas y los más de 7 mil 500 elementos de las fuerzas de seguridad resguardando la explanada durante el acto?, para darnos una idea del tamaño del desasosiego peñista, vale decir que en todo el estado de Baja California, apenas llegan a 8 mil los integrantes de las fuerzas de seguridad estatales y municipales. Cuál libertad cuando empleados del ayuntamiento de Coacalco –y quién sabe cuántas municipalidades más– fueron obligados asistir al Grito, so pena de ser sancionados.  ¿Qué libertad tuvieron los jóvenes que se manifestaron con un solitario letrero de “Peña Asesino” para después ser detenidos y liberados? En esas condiciones, fuera de la presentación de la Arrolladora Banda Limón, la noche del 15 de septiembre en el zócalo capitalino no hubo mucho que celebrar. Tampoco esperábamos que el presidente tomara uno de sus momentos de lucimiento para exponer las insuficiencias del Gobierno, tenían un acto protocolario que cumplir aunque en esencia y de acuerdo a la realidad actual la conmemoración esté perdiendo sentido. Pero es comprensible el desánimo de los ciudadanos ante la reducción de la afluencia más allá de la lluvia o las campañas en internet para invitar a la resistencia. Que no se malentienda, los ciudadanos comulgan con los valores y objetivos que dieron vida al movimiento independentista. El problema es que 205 años después, pese a la supresión del vasallaje, los programa sociales, la construcción de caminos, escuelas, hospitales y etcéteras, el grueso de los mexicanos siguen luchando –pero sin palos o machetes– por cosas similares. La diferencia es que ahora el enemigo no es el invasor español sino los políticos corruptos mexicanos. 

De turismo y otras tragedias anunciadas

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El Gobierno de Enrique Peña Nieto no termina de sorprender a los mexicanos leídos. Vaya, cuando uno cree que no puede haber sorna más profunda que la irrisoria fuga de Joaquín Guzmán Loera del paradigma de las prisiones de máxima seguridad en México, a Peña se le cae a pedazos gigantes y pesados la teoría oficial de la PGR sobre el destino final y trágico de los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa, que según habían asumido y “comprobado científicamente” fueron incinerados en una hechiza hoguera en un basurero de Cocula. Y luego el sorprendente e increíble tercer informe de gobierno que solo retrató las condiciones de la burbuja en la cual viven el Presidente y su gabinete, y que está alejada de la realidad que soportan los mexicanos. En el México real hay devaluación de la moneda, hay pobreza, hay sangre y plomo, hay inequidad, injusticia e impunidad, en el país de Peña, no. Entonces… vinieron los cambios a su gabinete. La balandronada esa de sacar de Turismo a la titular Claudia Ruiz Massieu (de las cuatachas del preciso), para enviarla a la delicada labor de las Relaciones Exteriores en calidad de Canciller. Y justo cuando el gabinete peñista asimilaba que eso de turistear es el preámbulo de la diplomacia, a México y a la Ruiz, les viene el primer golpe. Hasta el momento ocho turistas mexicanos fallecidos en un ataque aéreo cuando realizaban actividades de exploración y recreación en Egipto. Las informaciones iniciales no llegaron por parte de la Cancillería Mexicana, sino desde el Gobierno de aquel país. Los turistas mexicanos –en compañía de otros y guías de turismo además- habían entrado en territorio restringido donde las fuerzas de seguridad buscaban terroristas. Los turistas se transportaban en vehículos cuatro por cuatro todo terreno, similares a los que utilizan –dicen- los terroristas y por eso las fuerzas los atacaron, asesinando a varios de ellos y enviando en calidad de graves a otros al Hospital. Ahora sí que fue el Estado, egipcio. Sin embargo, la Canciller Ruiz Massieu, no ha realizado a nombre del Gobierno que representa y de los mexicanos todos, un extrañamiento al Gobierno egipcio a pesar de los elementos de incapacidad que tuvieron para determinar que el blanco al que atacarían eran turistas y no terroristas. El Gobierno Mexicano ha tenido un comportamiento manso ante el asesinato de sus connacionales en una guerra que no es la suya. En un país extraño donde les vendieron la exploración, los permisos, la seguridad, y a cambio encontraron la muerte. En los días iniciales la ex Secretaria de Turismo no mostró el talante, ni la personalidad mucho menos la seriedad y la severidad que se requiere cuando de manera injusta, alevosa y aciaga, un grupo de mexicanos es asesinado en el exterior. Vaya, ni al estilo de otros países, ha emitido una alerta extraordinaria para que mexicanos no viajen a Egipto ante la falta de condiciones de seguridad (como las muchas alertas que se emiten sobre las distintas regiones de México, y que el Gobierno lee sin tomar medidas para no ahuyentar al turismo extranjero de nuestras tierras). El tema seguirá hasta que no se conozca la identidad de todos los mexicanos que fueron atacados por las fuerzas de seguridad, y se proporcione una versión real, lógica y de comprobación científica sobre lo sucedido, más allá de una confusión por los automóviles utilizados (¿Recuerdan cuando la PGR determinó que al Cardenal Posadas Ocampo lo asesinaron por trasladarse en un vehículo igual al que utilizaba Joaquín Guzmán Loera en 1993, y nadie creyó esa teoría?). El 17 de marzo de 1995, Humberto Roque celebró el aumento del IVA con la “Roqueseñal”   Antes del ataque a los turistas mexicanos (sin consecuencias diplomáticas ni posicionamientos de defensa de la vida y la seguridad de los mexicanos), muchos mexicanos no salían del asombro de la segunda parte de nombramientos en el gabinete. Particularmente sobre dos personas: la revivida política que le dieron a Humberto Roque Villanueva al, a sus 72 años, nombrarlo subsecretario de población, migración y asuntos religiosos. No que creamos que no se debe emplear a personas de la tercera edad, pero por Dios, habiendo tanto doctorado, maestros, especialistas en los campos, expertos al detalle en los fenómenos migratorios, en el análisis de la población, venir a ubicar ahí a quien su más célebre momento fue cuando en marzo de 1995 hizo la señal que indicaba que se había cogido a los mexicanos al ganar la votación en la Cámara de Diputados para incrementar el IVA del 10 al 15 por ciento, a partir de entonces la conocida “roqueseñal”. (Sólo que sea por eso que le hayan invitado al Gabinete, pues con la homologación del IVA al gabinete económico de Peña Nieto solo le faltó hacer la “roqueseñal”). Y luego… la Iglesia en manos de Lutero, o la prevención del delito en manos de Arturo Escobar. El ya señor representante del Partido Verde Ecologista de México, que se ha distinguido por la sospecha de comisión de delitos misma que ha despertó con diversas conductas a lo largo de su meteórica carrera política y prosperidad financiera. El Subsecretario de Prevención del Delito, Arturo Escobar, usted lo recordará, fue detenido en 2009, justo un día antes de las elecciones intermedias federales en México, en el aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, portando y cargando un lujoso maletín que contenía más de un millón de pesos en efectivo. Como es de esperarse, el entonces Senador por el Verde, no fue detenido. Se le creyeron y se dieron por válidas, cada una en su momento clave, las versiones que proporcionó a la autoridad para justificar cargar con el efectivo. En la última campaña, Escobar y su partido pasaron a la historia por ser los resguardos de la impunidad electoral, al haber violentado las leyes electorales durante la campaña –otra vez- de las elecciones intermedias de 2012 para renovar la Cámara de Diputados. Más de 600 millones de pesos en multas lograron los verdes, pero Escobar los defendió con pasión para mantener la impunidad política, la misma que hace unos días, lo llevó de la mano de Miguel Ángel Osorio Chong, y seguramente por su cuatismo con Manlio Fabio Beltrones Rivera, a convertirse contra toda lógica, en Subsecretario de Prevención del Delito, sin más experiencia que la de haber corrompido la Ley y burlado a la justicia. Y, lo que sigue…

Gobernador, le necesitan en Derechos Humanos

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De tres oficios enviados por la titular de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, Melba Olvera, al secretario de Finanzas del Gobierno del Estado de Baja California, Antonio Valladolid, dos los ha respondido negativamente y uno de plano lo ignoró. Por misterios de la relación que guardan el gobernador Francisco Vega de Lamadrid y Valladolid Rodríguez, este último ha permanecido desde el inicio de la administración como encargado de las finanzas estatales. De la administración de los dineros, la concesión y el otorgamiento de contratos, convenios por miles de millones de pesos. Refiero por misterios de esa relación la permanencia del secretario, porque después de los señalamientos de irregularidades y corrupción tanto en su persona como en la dependencia que encabeza, resulta increíble que el Ejecutivo estatal lo mantenga en su círculo cercano. No solo Valladolid ha sido señalado e investigado por el Congreso del Estado y el Órgano Superior de Fiscalización de Baja California por irregularidades en la entrega de contratos y convenios, o la cancelación de convocatorias para, de manera unilateral y sin consenso, hacer adjudicaciones directas alejadas de la transparencia en la convocatoria, sino que la adquisición de equipo y programas para espionaje por parte de Valladolid y sus colaboradores de Finanzas, fue evidenciada en WikiLeaks (página de denuncias ciudadanas con documentos gubernamentales que maneja el activista Julian Assange). De hecho, funcionarios denunciaron de manera anónima, cuando fueron víctimas de esas escuchas y video grabaciones ilegales. Sin embargo, nada de eso ha sido suficiente para que  Vega de Lamadrid, decida hacer un cambio en uno de los departamentos más delicados y de suma importancia para su sana administración, el de las finanzas y el manejo de capitales. El caso de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH), es otro que exhibe la falta de oficio político, compromiso y transparencia de la administración de Kiko Vega,  a partir de las decisiones tomadas en la Secretaria de Finanzas. En los tres oficios que referí al inicio de esta columna, las peticiones que se han hecho al gobierno han sido económicas. Ciertamente la mala administración que antecedió a la prácticamente recién electa comisionada de los Derechos Humanos, dejó a la institución en números rojos. Cuando Arnulfo de León Lavenant encabezó la que conocíamos como Procuraduría de los Derechos Humanos, se aprovechó de las arcas y de la nómina de la institución hasta dejarla insolvente, incluso el dinero destinado al primer mes del ejercicio de Melba Olvera, se lo gastó Lavenant. Estas ruinosas condiciones no son desconocidas ni por los diputados del Congreso del Estado de Baja California, ni por el gobierno de Vega. Los malos manejos y excesos de León Lavenant, fueron harto publicitados en investigaciones periodísticas y en indagaciones del Órgano Superior de Fiscalización. En esas condiciones y al transformar la institución de Procuraduría a Comisión Estatal de los Derechos Humanos, tanto diputados como Gobierno del Estado debieron proveer mayores recursos para la defensa de los Derechos Humanos de los bajacalifornianos, pues no solo se enfrentan a la creación de una nueva estructura, sino a las deudas heredadas de la anterior titularidad. El 23 de junio de 2015, dos oficios fueron enviados a la Secretaría de Finanzas del Gobierno del Estado por parte de la CEDH, solicitando ampliaciones presupuestales. En el primer oficio se solicitó la ampliación presupuestal por 6 millones 570 mil pesos con 98 centavos, para cubrir pasivos heredados del periodo de la PDH en manos de Arnulfo de León Lavenant, que se gastó el presupuesto y más, sin considerar (o considerando) que una vez que concluyera su encomienda, no habría dinero presupuestado que alcanzara para pagar. En el otro oficio del 23 de junio, la CEDH solicitó dos ampliaciones, una por 979 mil 73 pesos con 59 centavos, para la partida presupuestal prima de antigüedad, y otra por 10 millones 190 mil 612 pesos con 90 centavos, para la partida de indemnizaciones de personal de confianza. Es decir, todas las personas que debió liquidar De León, pero que dejó incrustadas en la nómina, además de adeudos que no finiquitó con ex trabajadores. Los dos oficios de la CEDH fueron respondidos por Antonio Valladolid en un mismo día. El 31 de julio de 2015 envió dos respuestas, declarando: “… esta Secretaría no está en posibilidad de emitir opinión favorable a su solicitud, al no contar con los recursos suficientes para hacer frente a su petición…”. Justifica el secretario que únicamente cuenta con el Presupuesto de Ingresos que le fue aprobado por el Congreso al Gobierno del Estado, y que solo alcanza para lo presupuestado y nada más; que no tienen pues recursos adicionales, al menos no para los Derechos Humanos, pues le aclara a la titular de la CEDH que en su Presupuesto de Egresos no tiene considerado recurso para pagar pasivos, y le recomienda “atender esta contingencia con ahorros que se generen durante el ejercicio y con rendimientos bancarios (¿Recordarán en el Gobierno del Estado las cuentas vacías que dejó de León Lavenant?)”. Es increíble, pues, que la gestión  de Francisco Vega no vea la urgencia de invertir recurso para mantener funcionando en la austeridad republicana a la CEDH, que aun cuando adolece de dinero suficiente para operar en la nueva estructura, ha incrementado en un 30 por ciento la atención de denuncias ciudadanas de vejación de Derechos Humanos en Baja California. Desde su creación, en 1994, durante la administración de Ernesto Ruffo Appel, el organismo de defensa de los Derechos Humanos no ha sido valorado en su aportación a la seguridad y tranquilidad de los ciudadanos. Ninguno de los gobernadores panistas, seis contando al actual, ha tenido el compromiso suficiente para, por ejemplo, construir un edificio adecuado para la ahora CEDH, que ha debido de pagar renta desde su fundación, y que en los últimos años ha tenido cuatro ubicaciones distintas, algunas -en el caso de Arnulfo de León- abandonadas ante la falta de pago. Hoy día, y para ahorrar recurso, Melba Olvera trasladó las oficinas de atención a un edificio en el número 2532 de la calle Diego Rivera de Zona del Río (el que se muestra en la foto). Ocupan el quinto piso de lo que fue un corporativo de abogados. Con las mismas instalaciones ahí dejadas, los defensores de los Derechos Humanos se instalaron en todos los rincones. Apretados, aprovechando todos los espacios, es evidente que no caben, pero no se quejan. Con sus limitados recursos, hacen lo suyo: defender a los bajacalifornianos que han sido víctimas de gobiernos, de corporaciones, de instituciones. Ojalá Francisco Vega de Lamadrid reaccione a tiempo, antes de que la CEDH se vea en la necesidad de limitar sus servicios ante la falta de recursos. Ojalá el titular del Gobierno del Estado de Baja California sea sensible al tema y actúe en consecuencia, porque a la fecha el problema es que los oscuros manejos del dinero de los ciudadanos por parte de Valladolid, hacen ver a Kiko como un funcionario ajeno a la defensa de los Derechos Humanos, opaco en la administración de recursos e indiferente hacia la protección y defensa de los Derechos Humanos de los bajacalifornianos.

Presupuesto con disfraz

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Apenas presentaba el Presupuesto de Ingresos y Egresos que el Gobierno de la República planea aplicar en México, cuando especialistas y algunos políticos ya estaban señalando al secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, como maquillista de números. De entrada porque dijo que  el Presupuesto 2016  sería de 4.7 billones de pesos, y por necesidad, menor al de 2015, que según él, es de 4.8 billones de pesos. Pero se le pasó aclarar que el número que él está mencionado es gasto erogado, porque el que aprobaron originalmente los legisladores fue de 4.6 billones de pesos. Entonces, en números concretos, eso de la reducción es muy, pero muy relativo. La prensa nacional dio y sigue dando cuenta de las acusaciones de “falsa austeridad”,  opinión compartida por Jorge Ramos Hernández, diputado por Tijuana, quien antes de enviar su comunicado a la prensa aseguró haber “analizado profundamente” su copia del presupuesto y reclamó que la Federación  “requiere recurrir a deuda para solventar los gastos del siguiente ejercicio fiscal”. El documento plantea 535 mil millones de pesos en nueva deuda. Los señalamientos han sido varios: que existe aumento en los gastos personales, que no se redujeron los sueldos millonarios de la cúpula política en la que están enquistados legisladores, magistrados y secretarios.  Es más, les subieron el salario a los jueces. Pero todavía había gente de fe que creía que tendrían un poco de vergüenza por los 2 millones de  mexicanos que han sumado a las filas de la pobreza, y reducirían sus sueldos. Y no fue así. Es más, en la sede del Gobierno de la República ni siquiera pensaron en eliminar o mínimo reducir las onerosas prestaciones que tienen con costo al erario. De hecho, el presupuesto del Congreso crece en 2.1 por ciento  y el del Poder Judicial en un 27%. Y como esos incrementos deben pegar en algún lado, decidieron bajar la inversión en, por ejemplo, Salud: 2 mil millones de pesos menos que el año pasado; Desarrollo Social, 8 mil millones de pesos menos; Educación, 6 mil millones de pesos menos.    También achicaron los presupuestos de la Procuraduría General de la República, y la Secretaría de la Defensa Nacional. Asimismo, se afectan a la baja los presupuestos de pesca, en el sector agropecuario, y la inversión en vivienda, ciencia y tecnología, Y la lista sigue hasta sumar 221 mil millones de pesos por debajo del presupuesto que se tiene esperado  ejercer a lo largo de 2015, no el que se aprobó.  Los especialistas menos críticos refieren que la propuesta presupuestaria servirá cuando mucho para seguir flotando, pero no para mejorar las condiciones de los mexicanos, quienes con un peso devaluado, no verán  más comida en sus mesas ni más dinero en sus bolsillos. A lo anterior habrá que agregar que tratándose de los dineros que la Federación cree que ingresarán a las arcas -y a las cajas registradoras de PEMEX, instancia que por cierto dejaron algo descobijada-, la apuesta es por situaciones deseables que tal vez sucedan, o no. Por ejemplo, que mejore el precio del petróleo, que haya buenos postores a todos los concursos en materia energética,  que funcionen las Reformas Estructurales, o que al desregularizar la gasolina, esta baje de precio. Más allá de los reclamos públicos, la realidad constitucional es que el paquete económico presentado por la administración peñista todavía es sumamente perfectible, y para eso está en la cancha del Poder Legislativo, que tendría posibilidad de corregir las omisiones que consideren haya hecho el del Ejecutivo y hacer una mejor distribución del gasto. Finalmente, esa es una de las principales tareas para las que fueron electos, aunque la mayoría militen en el mismo partido del Presidente y ya hayan dejado en claro dónde está su corazón y, por ende, su voto. Es cuestión de tiempo para saber si los diputados federales de oposición, recién llegados al Congreso, tienen la capacidad de quitarle el disfraz al presupuesto de Peña Nieto y hacerlo realmente austero, para así trabajar por el bienestar de sus representados. Por lo pronto, los panistas que en menos de 24 horas leyeron, analizaron y criticaron el documento, no han hecho propuestas concretas para mejorarlo.     

Reciclaje electoral

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Cuestionado inicio tuvo el proceso electoral 2015-2016 en Baja California, que el próximo año resultará en la elección de 25 diputados y cinco alcaldes, cuando el miércoles 2 de septiembre, el INE designó a los siete miembros del Órgano de Participación Local Electoral (OPLE) que sustituye al Instituto Electoral y Participación Ciudadana (IEPC). Seis de ellos resultaron ser más de lo mismo. Se trata de: * Graciela Amezola Canseco. Ligada al PAN y al organismo electoral local desde 1995. Solo estuvo fuera un breve periodo en 2007, cuando el PRI se apoderó del Instituto electoral. * Daniel García García. Lo vinculan al PRI y ha sido empleado del Consejo Electoral local, donde incluso fungió como secretario fedatario, al igual que Amezola. * Lorenza Soberanes. Se ha desempeñado como parte de la burocracia del anteriormente conocido como Instituto Federal Electoral (hoy INE) y del IEPC. * Rodrigo Martínez. Funcionario federal en los ochentas y académico, se desempeñó como consejero electoral tanto en el IEPC como en la delegación del IFE en Baja California. * Helga Casanova. Reportera de televisión que ya había intentado ser consejera, pero terminó siendo directora del comunicación del IEPC. * Javier Garay Sánchez. Ligado de manera no oficial con el Partido Verde Ecologista de México y, por tanto, con el PRI, seleccionado por el Congreso local como consejero del IEPC desde 2013 y ahora nombrado por el Instituto Nacional Electoral como titular del OPLE. Todos integrantes o ex empleados de los antiguos y criticados consejos electorales. Fuera de la ya identificada burocracia electoral, solo quedó Eréndira Bibiana Maciel, cuyo currículo también es poco conocido, dado que pasó desapercibida en su labor como consejera en el Instituto de Transparencia. Por esta razón, por  más de 200 eternos minutos, consejeros del INE y representantes de los partidos PRD, PAN y MORENA -básicamente- discutieron respecto a la idoneidad de reciclar funcionarios. A decir de quienes alegaban, el mismo problema tenían con las OPLE de Baja California, Sinaloa y Aguascalientes; en total aprobaron los organismos de ocho entidades federativas. En la discusión, los representantes de partidos, argumentaron la opacidad y desconfianza que generaría designar en las “nuevas” OPLE a ex integrantes de los consejos electorales que han llevado los anteriores y desacreditados procesos electivos, acusados de parcialidad y señalados por presuntas ligas con los partidos en el poder, a quienes les deben su entrada al erario, y por lo tanto, “favores”. Los consejeros del INE –a excepción de la consejera Pamela San Martín- defendiendo la necesidad de integrar la experiencia, de no faltar a la Constitución negándole a alguien la oportunidad laboral por un requisito no impuesto expresamente en las leyes. Y reiterando cada que podían que todas las personas en las listas habían cumplido los requisitos y cubierto los perfiles. Como los consejeros se sostuvieron en la integración previamente definida del OPLE bajacaliforniano, y los otros siete Estados, agregaron al debate el hecho de que no habían elegido a las mejores calificaciones, situación que terminaron por reconocer. Garay, quien quedó como presidente del OPLE, obtuvo en su evaluación un 75.2, puntaje que para entrar a ciertas escuelas, para aprobar semestre en ciertas carreras ni siquiera es aceptable, y ejemplos similares fueron presentados por el representante del PRD, Pablo Gómez. El asunto es que, pese al puntaje, como el resto estuvieron peor, el sonorense designado consejero bajacaliforniano se clasificó entre los mejores.   En la defensa generalizada que hicieron los consejeros de su decisión, refirieron haberse asegurado de haber integrado perfiles “variados” en estos órganos colegiados, situación que en Baja California, no queda tan clara dado el reciclaje, aunque puede ser que se refieran a las carreras que estudiaron, y no a su bagaje laboral. Respecto a la tutela de la orientación partidista de algunos los designados, los consejeros del INE ampararon su postura diciendo que les preguntaron directamente a los aspirantes y lo negaron, bajo la advertencia de que si mentían, serían removidos. Argumento que fue tachado de “inocente” por los partidos. Ahora, ciertamente en procesos electorales la experiencia es necesaria, pero que seis de los siete consejeros hayan sido parte de la estructura electoral designada por los gobiernos y partidos en el poder -que en el caso local han sido PRI y PAN-, es demasiado de la misma experiencia, incluso cuando se ve con buenos ojos. Además, si se considera que en los próximos comicios, los aspirantes a candidatos adelantados que ya se escuchan, también son parte del reciclaje, todo indica que por más reformas que se hagan a las leyes electorales, a la hora de interpretarlas, resulta que terminamos como canes persiguiendo su cola. Es ocioso esperar resultados diferentes cuando se realizan las mismas acciones, se toman las mismas decisiones, o, como en este caso, se elige a la misma gente. Pero bueno, las designaciones están hechas, y ahora será responsabilidad de los consejeros electos validarse trabajando por la democracia, por una OPLE independiente y transparente, para quitarse el estigma de la mala fama de los anteriores consejos o sus presuntas y en algunos casos evidentes ligas de partidos. De lo contrario, será cuestión de esperar que los consejeros del INE lleven a cabo la promesa de que si no cumplen o se desvían, serán removidos.