Es evidente que aunque legisladores y autoridades logren que el marco jurídico de determinado tema contemple sanciones mayores, esto por sí mismo no acaba con una problemática.
Las resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) no pueden ser como las llamadas a misa, que las escucha y atiende el que quiere, mientras que el que no, simplemente las ignora.
La formalización de los procedimientos y la esperanza de obtener resoluciones favorables, llevó a una excesiva carga de casos en que se reclama justicia, saturando el aparato judicial y retardando las sentencias definitivas.
Como si eso no fuera por sí solo grave, hay infinidad de perros sueltos agresivos, los cuales no solo hieren con sus mordeduras, exponiendo a sus víctimas, especialmente niños y personas de la tercera edad, al miedo y lesiones, sino que son causa de potenciales enfermedades graves derivadas.
Atrás quedó la computadora que ocupaba toda una pared, la cual sería fácilmente derrotada por un simple celular “inteligente” de la era actual, el cual tiene más capacidad que todo el panel de computadoras usadas por la NASA en conjunto, en su inaugural viaje a la Luna.
En México, especialmente a partir de 1971 en que se adhirió a la Convención de Nueva York, cobraron fuerza los tribunales arbitrales, así como las sentencias emanadas de ellos, al alcanzar un pleno reconocimiento.
En algunos casos, con toda desfachatez se organizan abiertamente fiestas irregulares que directamente buscan atraer a menores de edad para que se diviertan sin freno ni limitación alguna, con la finalidad de tenerlos a su merced para engancharlos, ya sea como consumidores, como revendedores de droga o inclusive para ambas cosas.
En la actualidad se encuentra en desarrollo el Diplomado de Arbitraje Comercial Internacional, impartido por la prestigiada Escuela Libre de Derecho, en coordinación con la Cámara de Comercio Internacional (ICC por sus siglas en inglés).