Me llamo Andrea y nací en San José del Cabo. Tengo 31 años y he visto crecer mi ciudad desde que era un pequeño pueblito con 7,000 habitantes. Hoy hay un corredor turístico lleno de hoteles de primer nivel que he visto dar trabajo a la población que ya rebasa los 350,000 habitantes.
Mi familia viene de Guerrero y vinimos aquí porque había oportunidad de trabajo para mi papá, que es albañil, así que una buena parte de los edificios modernos de Los Cabos fueron construidos con sus manos.
Yo estudié en una escuela que se llama “Felipe de Jesús Pedroza”, donde éramos 30 alumnos en cada salón; después me fui a la secundaria “Antonio Mijares”. La preparatoria la estudié en el Cobach 02, y allí recuerdo que en ocasiones nos escapábamos algunos compañeros y yo por una puerta que le decíamos “Narnia”, y acudíamos a la casa de uno de nuestros compañeros donde jugábamos UNO, veíamos televisión y a veces nos íbamos a la playa.
Los Cabos era muy tranquilo. La universidad la estudié en el Tecnológico Nacional de Los Cabos. Organizábamos eventos de salida de grupos a Loreto, conociendo un poco de nuestra península. En Loreto había un festival artístico de una preparatoria. Nuestra vida era bucólica, tranquila, pero empezaba el gran despertar de Los Cabos, con el desarrollo de Fonatur, que hizo en San José un campo de golf, en Cabo San Lucas una marina, lo que fue marcando la vocación en Los Cabos de gran categoría y a un público de alto ingreso, donde sólo se puede llegar en avión, lo que lo inhibe del turismo de menos recursos. Las carreteras que llevan a La Paz bordeando el Pacífico y el Golfo, han creado un circuito de bonanza turística, pues están generando enormes y prósperos desarrollos. Las ciudades mexicanas crecen por las carreteras y poco a poco los mares laterales van llenándose de proyectos.
Recuerdo que la única tienda que existía en el sur del estado era Arámburo, y lo que no había en Arámburo simplemente no se encontraría en ningún otro lugar. Las sábanas y mil productos más había que ir a buscarlos a La Paz o hasta San Diego. Hoy en día están los grandes almacenes, como Costco, Walmart, Soriana, Chedraui, Ley y Fresko, mismas que han convertido a Los Cabos en una de las regiones más prósperas del país. Veo con sorpresa surgir edificios modernos para hoteles e innumerables desarrollos de casa habitación con calidad; la tranquilidad en general es la mejor cualidad, y nos encontramos en un clima excelente, tipo mediterráneo, parecido a Palm Springs con campos de golf, pero frente al mar.
He trabajado en dos diferentes empresas: un grupo Guepardo que se dedica a rentar autos y cooperé en el área de recursos humanos, lo que me gustó mucho porque fue mi primer trabajo formal y aprendí del Sr. Miguel Matas, quien me dedicó mucho tiempo para diseñar y capacitar a nuestros colaboradores; y de allí me salí porque me fui de vacaciones a Guerrero y Nayarit. Cuando regresé, la compañía se encontraba en proceso de transformación, porque estaba en un cambio técnico; me ofrecieron de nuevo el trabajo, pero me pareció muy complicado por el cambio de estructura. 15 días después encontré trabajo de nuevo en el área de recursos humanos en una constructora. Aquí en Los Cabos hay muchas oportunidades de trabajo, casi no hay desempleo y uno de los factores más importantes en la economía es la construcción que genera y derrama en muchas áreas; ahora trabajo en la Constructora Lizárraga como coordinadora administrativa, en el área del taller mecánico, y me va muy bien, aspiro a crear mi propia empresa de capacitación.
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Amo Los Cabos porque el aire es limpio, hay mucho mar; me gusta el senderismo porque aquí se presta, pues estamos al final de la giganta (así se llama la cordillera que forma la península). Tengo dos hermanos que también trabajan en la construcción y mi mamá aporta recursos trabajando como costurera. Hay muchas familias en Los Cabos que tienen apellidos ingleses por los piratas que aquí llegaron y que se quedaron, así que no es extraño encontrar familias Love (o amor) y Green; por otro lado, hay una leyenda que dice que aquí es el final de la tierra y alguna gente afirma que la tierra es plana, por lo que en el horizonte náutico se alcanza a ver el final de la tierra en una cascada gigante y que se llama Finisterra. Todos los días corro en un grupo y me levanto a las 5:00 a.m. y me dedico enteramente al ejercicio y mi trabajo, pero estoy segura que por allí anda el galán soñado que viene en caballo blanco y con una armadura azul (se llama Andrés) para formar una familia, la pareja de Andrea y Andrés.
En Los Cabos se dan varios eventos importantes, como El Bisbee’s, que es el torneo de pesca más importante del mundo; el torneo de tenis; el Ironman que es un duro maratón; una famosa carrera de automóviles: La Baja 1000; el Festival Internacional de Cine, etcétera, que son atractivos de alta calidad.
Veo crecer rápidamente Los Cabos por la migración de trabajadores, de arquitectos y muchos americanos que ya viven aquí, quienes participan en la vida social de la ciudad, como en el Banco de Sangre, el amigo de los perros, los amigos de los niños, etcétera. Curiosamente algunos americanos tienen más de 20 años viviendo aquí y aún no aprenden el español.
Soy Andrea. Aquí crecí y aquí viviré en este precioso lugar segregado del mundo, donde la paz y la tranquilidad reinan.
José Galicot es empresario radicado en Tijuana.
Correo: [email protected]






