Durante el mes de septiembre de 2025, dos deportistas amateurs fallecieron luego de sufrir un paro cardíaco al participar en un encuentro en canchas municipales en Tijuana. Los deudos piden que se visibilice el tema, ya que reprochan que la carencia de equipo y personal capacitado fue la diferencia entre la vida y la muerte de sus familiares.
Carlos Benjamín Loaiza Vélez, una de las víctimas, sufrió un paro cardíaco el pasado 25 de septiembre, al jugar básquetbol en las canchas de la colonia Independencia, en Tijuana. Aunque la ambulancia de Cruz Roja no demoró en llegar, para el especialista Carlos Vera es claro que es vital cada minuto; incluso considera que al rebasar los primeros cinco minutos la posibilidad de sobrevida es menor al 30 por ciento, y a los 10 minutos es de 3 por ciento.
“No había pasado en las unidades deportivas; pasó esta vez nada en la unidad deportiva Independencia y nada más fue esa parte, es el único deceso que hemos tenido”, confirmó Luis Ángel Martínez, encargado de despacho en el Instituto Municipal del Deporte de Tijuana (IMDET).
Pero Martínez optó por revictimizar a los deportistas y responsabilizarlos por no contar con un diagnóstico cardíaco:
“Los dos decesos de esas dos personas, pues obviamente debe haber sido un poquito consultada previamente con un médico de ellos para fomentar la actividad física, sobre todo para saber en qué intensidad podrían trabajar y qué intensidad pueden estar, y en qué deportes pueden practicar; porque pues, si bien recordamos, la actividad física también depende de un médico”, dijo el titular del IMDET.
Mientras que Isaac Guerra Montaño, subdirector técnico del IMDET, señaló que “sí ha habido antecedentes en carreras donde desafortunadamente ha fallecido personas, no precisamente las que maneja el instituto; y sí, en algunas ocasiones hubo en un medio maratón una persona que se desplomó, se le inflamó el cerebro, pero rápidamente lo atendieron y pudo sobrevivir”.
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José Martín Vera Hernández, coordinador de enseñanza e investigación en el Hospital de la Cruz Roja de Tijuana, precisó que “es algo que ocurre más frecuentemente de lo que pensamos y generalmente el desenlace es fatal porque no existe la preparación ni el equipamiento previo. Entonces, los eventos cardíacos en el deporte son frecuentes”.
La carencia de desfibriladores en Tijuana aumenta los riesgos de perder vidas en ataques en espacios públicos. La recomendación internacional es contar con uno por cada espacio en donde se concentren más de 400 personas. En la región, solo cumple el campus Otay de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), con seis equipos de emergencia.
En Tijuana, una de cada cinco emergencias que atienden los paramédicos de Cruz Roja son emergencias cardíacas; en cifras totales, siete mil 902 de los 39 mil 006 servicios que ha dado la institución de enero a septiembre, son emergencias cardíacas.
De las 25 unidades deportivas en Tijuana, así como de los parques y gimnasios públicos, ninguno tiene equipo ni personal para atender emergencias y aumentar las probabilidades de sobrevivencia mientras llega la ambulancia. El IMDET se escuda en que la ley no los obliga.
“Sólo cuentan con ambulancia las actividades que organizan por parte de las cuatro jefaturas, que es deporte adaptado, deporte estudiantil, deporte asociado y deporte popular. Municipio del deporte”, explicó el subdirector del IMDET, Isaac Guerra Montaño.
Nuevo León y Tamaulipas son de los pocos estados en México que han impulsado iniciativas para ampliar el equipo y hacerlo obligatorio en espacios de concentración masiva; pero adquirir desfibriladores, con un costo mínimo de mil 500 dólares en el mercado, es solo el primer paso, asegura el doctor Vera, de Cruz Roja.
“La cadena de supervivencia tiene varios eslabones: primero es tener un centro de despacho único eficiente. Segundo, personas que puedan dar RCP solo con las manos mientras llega la ambulancia. Tercero, que existan desfibriladores cercanos para que pueda llegar en un tiempo mínimo posible. Siguiente eslabón es que haya ambulancias con gente capacitada y equipamiento adecuado. El otro eslabón es que llegue a un hospital que tenga una sala de hemodinamia, para que le puedas resolver el problema de una arteria coronaria obstruida; y finalmente, que haya servicio de reanimación cardíaca”, explicó Carlos José Martín Vera Hernández, coordinador de enseñanza e investigación en el Hospital de la Cruz Roja de Tijuana.







