Jennifer Lawrence, bajo la dirección de Lynne Ramsay, lleva la historia de Grace (Lawrence) y Jackson (Robert Pattinson), una pareja joven a quien primero conocemos por su creatividad y química, pero eso dura poco.
Un bebé de por medio y una representación postparto impulsan el rápido declive de la protagonista cuchillo en mano en este poderoso “thriller” psicológico que nos recuerda que estamos ante el director de “Tenemos que hablar de Kevin”.
El veterano Nick Nolte y la magistral Sissy Spacek redondean el elenco que sostiene los vaivenes de Grace como el padre con demencia y la madre que da equilibrio a esta pesadilla muy cotidiana. Después de todo, alguien tiene que ser sensato, siempre.
En sí esta es una película que expone el declive emocional de los personajes y esto se logra con estupendas actuaciones, en especial de Lawrence, aunque llegue a parecer un tanto repetitiva y desesperante, como muchas veces es la vida. ***
Punto final.- La secuela de “Wicked” está en la lista para cerrar el año.







