Pocos en política entienden cómo es que, teniendo tantos frentes abiertos, la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda, abre otro. Aun no se recupera del golpe político que le allegó el hecho de que le revocaran su visa para entrar a los Estados Unidos, o la ignominia que la rodeo cuando se supo que utilizaba una mansión en Rancho Santa Fe, San Diego, propiedad del empresario Fernando Salgado, patrocinador de campañas morenistas, valuada en varios millones de pesos. Tampoco la gobernadora ha recuperado la relación pública que tenía con su esposo, Carlos Torres Torres, quien después de informar del retiro de su visa y renunciar a sus cargos “honorarios”, entró en un ostracismo que lo ha llevado a, contrario a la costumbre de ambos, ya no aparecer juntos en actos públicos, y tampoco en imágenes que comparten en redes sociales. Pero cuando no ha logrado Avila Olmeda, cerrar filas en torno a ella en los diferentes grupos que integran Morena, en el ámbito nacional y local, se sabe que fue ella quien solicitó la remoción de Jesús Alejandro Ruiz Uribe como delegado único federal en Baja California. En Palacio Nacional, quienes estuvieron cerca, refieren que la gobernadora de Baja California entregó a la Presidenta de la República una carpeta con información sobre Ruiz Uribe y una supuesta investigación contra él. Sobre tales señalamientos se le pidió informe a la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel Reyes, quien en el sexenio pasado y en el presente, mantuvo en esa posición a Ruiz Uribe. Al final, imperó la información que les acercó Marina Ávila, y Ruiz Uribe fue sacrificado. No renunció, le pidieron la renuncia. Se sabe también que el ahora ex delegado único no cedió a las peticiones del empresario patrocinador de campañas, Fernando Salgado, como sí lo hicieron otros políticos del Estado. La cuestión es que, en efecto, la mandataria estatal ya abrió ooootro frente político, pues al despedirse Ruiz, no lo hizo sin criticar a su administración, sobre la que señaló: “En los gobiernos sobran muchos panistas y faltan muchos morenistas”; y pues sí, toda la corriente albiazul de Carlos Torres Torres, el esposo, está presente. Total que, sin trabajo, cuando falta un año todavía para que se abran los procesos electorales internos para el 2027, Ruiz Uribe podría convertirse en el principal crítico de quien pidió su salida. Uff.
Solicitud de despedido

Autor(a)
- Publicidad -