La tauromaquia se identifica comúnmente como las corridas de toros o el arte del toreo: un espectáculo tradicional con más de 600 años en su origen y en el que se lidian toros con gran bravura: animales que han sido seleccionados genéticamente desde antes de su nacimiento, que son cuidados, alimentados especialmente y a manera diferencial para que sean seres fuertes y bravos, que viven en espacios confeccionados especialmente para ellos y para el fortalecimiento de sus extremidades que serán sumamente importantes en el momento de su lidia. Así se enfrentarán a un torero, que bordará con ellos suertes espectaculares y vistosas, tanto con el capote como con la muleta, y ellos habrán de mostrar su bravura en un momento específico de la lidia cuando vayan y embistan al caballo, en un ceremonial y rito que combina el arte, la habilidad y el riesgo.
Porque de una cosa sí estaremos seguros, amables lectores simpatizantes o no de la tauromaquia: el encuentro del torero con el toro en cualquier sitio del ruedo brinda una sensación de gran peligro para el matador; no olvidemos que ha habido un número muy importante de espadas que han sido cornados y con motivo de estas lesiones, los toreros han perdido la vida; hay otros que han recibido diez o más cornadas, algunas les han partido la femoral o les han ocasionados heridas gravísimas, y sin embargo, recuperado de sus lesiones el matador se vuelve a encontrar con el burel nuevamente en el ruedo de alguna plaza de toros en el mundo.
Aunque los antitaurinos lo ignoran y estas líneas tienen como propósito ilustrarlos sobre los orígenes de la fiesta taurina, ésta tiene sus raíces en la cultura ibérica, de manera muy específica en la Península Ibérica, en donde se han encontrado evidencias de la existencia de espectáculos taurinos desde la época romana.
En cuanto a su desarrollo a lo largo de los siglos, la fiesta taurina se ha desenvuelto y desarrollado, convirtiéndose en un espectáculo sumamente complejo y extremadamente excitante que combina muy diversos elementos de cultura, como las expresiones de arte que se ejecutan precisamente durante la lidia del toro, la música, el baile, y la habilidad; de tal suerte que las corridas de toros se han convertido en una tradición sumamente importante en países como Portugal, Francia, España, Colombia, Perú, Venezuela y desde luego México, entre otros países.
Siempre que asisto a los toros y veo a esos escasos grupúsculos con letreros a la entrada del estacionamiento de una plaza de toros me he cuestionado qué derecho tienen a coartar mi libertad respecto de las cosas que me gustan; particularmente, detesto la lucha libre, el boxeo, peleas de vale todo, peleas de gallos, sin embargo, respeto la libertad que tienen las personas de asistir a ese tipo de espectáculos. Tampoco asistiría a un concierto de los grupos norteños o de esos dizque cantantes que además hacen apología del delito homenajeando a los homicidas, narcotraficantes y demás gente dedicada al crimen organizado; ni siquiera escucho por radio esas expresiones y las evito hasta donde sea posible en cualquier tipo de festejo, y es por ello que, como admirador de la fiesta brava, escribo estas líneas, pero eso sí, respeto el derecho que ellos tienen de asistir a dichos eventos.
Existen diversos tipos de corridas de toros, incluyendo:
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*Las propiamente enunciadas, esto es, la forma más común de una corrida en una plaza de toros de cualquier país de los ya mencionados.
*Las novilladas, que son una corrida en las que se lidian a toros más jóvenes y a promesas de futuros matadores.
* Una tercera categoría, que sería la del rejoneo. Una bella expresión de la tauromaquia en donde se lidia a los toros, pero se utiliza un caballo de raza pura entrenado largamente por varios años para poder enfrentar al toro en la plaza respectiva y en donde habrán de encontrarse tres voluntades que en concierto brindarán plasticidad, arte y habilidad: las voluntades del rejoneador, el caballo y, por supuesto, el toro.
Respecto de la estructura una corrida de toros se divide en distintas fases:
1.- El paseíllo, que es la entrada de los toreros y sus cuadrillas en la plaza de toros;
2.- Tercio de varas, donde los toreros requieren que el toro sea picado a efecto de que se descongestione y esté en posibilidades de poder ser toreado, al tiempo de que el toro muestre su bravura frente al caballo;
3.- Tercio de banderillas, los toreros y los miembros de sus cuadrillas los banderilleros colocan tres pares de estos instrumentos a los toros; y finalmente
4.- El tercio de la muerte, que es en donde el torero con su espada toledana matará al toro con una estocada que deberá de ser en todo lo alto.
Benigno Licea González es doctor en Derecho Penal y Derecho Constitucional; fue presidente del Colegio de Abogados “Emilio Rabasa” y actualmente preside el Colegio de Medicina Legal y Ciencias Forenses de B.C.
Correo: [email protected]