Aquí hay tres magníficas actuaciones de Karla Sofía Gascón, Zoe Saldaña y, con menos peso, Selena Gómez.
El problema es que el realizador Jacques Audiard estira demasiado la liga con este extraño cruce entre melodrama y musical sobre Manitas, capo de un cártel mexicano que se identifica como mujer y al fin decide someterse a todos los procedimientos necesarios para lograr su objetivo.
Claro que hay otras razones para esta transformación, incluyendo lo que ya se sabe, forma parte de la realidad de un narcotraficante de cierto peso y alta criminalidad.
Saldaña es la abogada que este delincuente contrata para que le resuelva una parte del proceso. Selena es la esposa que rondará por ahí como parte de un pasado que se aferra a ser presente y Gascón es quien va a la cabeza de esta historia aderezar con canto y baile.
Lejos de su magistral filme “Un profeta”, sobre un joven árabe que debe sobrevivir y superar a la mafia corsa en una cárcel francesa, esta película es una bomba de adrenalina, algo divertida, a veces ridícula, con su buena dosis de gore, como si Tarantino y Almodóvar se hubieran unido aquí.
Lo que salva la fiesta, sin duda, es Gascón en un papel muy difícil de sostener porque es irreal, multifacético, a lo sumo exigente, y es realmente lo que vale la pena ver. Lo demás sale sobrando. ***
Punto final.- Qué reñidas estarán las próximas nominaciones al Óscar en actuación.