A poco más de cuatro años de que fue declarada procedente su extradición, autoridades mexicanas materializaron la entrega del presunto narcotraficante Octavio Leal Hernández alias El Chapito Leal, quien fue miembro del Cártel Arellano Félix (CAF) y de otras organizaciones criminales durante la década anterior. La Fiscalía General de la República (FGR) se encargó de poner al reclamado en manos de agentes del Gobierno de Estados Unidos y de esa forma se convirtió en el octavo extraditado del naciente año de México hacia el vecino país del Norte.
A Leal Hernández le fue negado el juicio de amparo contra la extradición en septiembre de 2022 y, aunque interpuso el recurso de revisión contra ese fallo, terminó por desistirse del medio de impugnación en mayo de 2023. Sin embargo, las autoridades mexicanas no estaban en condiciones de entregarlo a la Unión Americana, pues el delincuente se encontraba compurgando sentencias dictadas por jueces federales mexicanos, la última de ellas apenas concluida en su ejecución el 19 de enero reciente en el Centro de Reinserción Social El Hongo I en Tecate, Baja California.
Publicidad
La Corte Federal para el Distrito Sur de California, con residencia en San Diego, reclamaba como fugitivo al Chapito Leal para que sea procesado penalmente por su probable responsabilidad en la comisión de los delitos de conspiración (asociación delictuosa) y contra la salud (distribución de substancias controladas), al ser señalado como líder y fundador de una célula criminal a la que se le atribuye el trasiego de grandes cantidades de metanfetamina, cocaína, heroína y marihuana de México a los Estados Unidos de América entre 2011 y 2020.
El hombre, que se encontraba detenido desde el 19 de enero de 2020 cuando tras una persecución por el robo de automotores en Zona Río, la Policía Municipal de Tijuana terminó por acorralarlo en el Centro de Gobierno, fue entregado al gobierno estadounidense sin mayores aspavientos y operativos espectaculares, y puesto a disposición de los elementos de U.S. Marshall en el puente fronterizo tijuanense solo para cruzar hacia San Ysidro y ser conducido a una prisión.
Publicidad
Octavio Leal fue detenido en diversas ocasiones porque su célula delictiva servía los hermanos Arellano Félix en la venta y tráfico de droga. La entonces Procuraduría General de Justicia del Estado de Baja California (PGJE) le capturó en 2007 y en 2012, siendo trasladado en esa segunda ocasión al Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) Número 4 en El Rincón, Nayarit, donde permaneció al menos durante cuatro años. Estaba en poder de dos fusiles, dos pistolas, doce cargadores y 243 cartuchos al momento de su aprehensión, en la que -se dijo- habría colaborado la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés). También se le atribuían por lo menos ocho homicidios ocurridos entre 2010 y 2011, que no tuvieron alcance jurídico hasta ese momento.
El 17 de abril de 2015, el ahora extraditado fue dejado en libertad por un Juzgado de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales. Posteriormente volvió a caer en manos de la policía el 10 de marzo de 2017, cuando viajaba en un auto por la colonia Cacho en Tijuana, junto con tres individuos, todos armados. Chapito Leal portaba una escuadra nueve milímetros, mientras sus acompañantes un AR-15, un arma larga calibre 7.62 X 39 milímetros y otra pistola 9 mm.
Publicidad
Además, el hampón, que nuevamente recuperó su libertad, habría desertado de las filas del CAF entre 2018 y 2019, para enrolarse en las filas de la organización criminal de Fausto Isidro Meza Flores alias El Chapo Isidro, afín al Cártel Beltrán Leyva y líder del grupo delictivo conocido como Los Mazatlecos, de acuerdo con delaciones que realizaron sujetos relacionados con los hermanos Arzate García, del Cártel de Sinaloa. Sin embargo, a principios de 2020, antes de su captura, Octavio Leal Hernández habría regresado a trabajar para los hermanos Arellano Félix.
ÚLTIMA CAÍDA
La detención que desencadenó en la solicitud de orden de detención provisional con fines de extradición internacional en contra del Chapito Leal se registró la tarde noche del domingo 19 de enero de 2020, cuando el criminal arribó junto con otros individuos al lote de autos seminuevos DLux, sobre la Vía Rápida Oriente en Tijuana, para robar tres vehículos. Al acudir al llamado que se hizo al área de telecomunicaciones, agentes de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana se toparon con los ladrones iniciándose un tiroteo y una persecución. Algunos de los automotores fueron abandonados en el camino, culminando la balacera en el Centro de Gobierno de Tijuana con algunas detenciones.
Leal Hernández fue ubicado por los uniformados después de que abandonó una camioneta Jeep Cherokee color negro a la altura de la calle Rosario Castellanos, donde él y sus acompañantes dispararon contra sus perseguidores sin acertar los tiros. El Chapito se refugió detrás de unos matorrales a un lado de la Biblioteca Pública Benito Juárez, donde finalmente fue atrapado. Cerca de Octavio, la Policía aseguró una pistola marca Smith & Wesson, modelo FNS-50 color negro, abastecida con ocho cartuchos. Las autoridades informaron que el arma de fuego estaba nueva y no había sido utilizada.
Estando preso, a Octavio Leal le surgieron expedientes por viejas imputaciones, una de éstas por los delitos de homicidio calificado y delincuencia organizada. En el Juez Décimo de lo Penal de Tijuana se le juzgó por el homicidio de Vicente Pérez de la Cruz alias El Chente, crimen perpetrado el 17 de noviembre de 2010 por más de tres sujetos, lo que llevó al Ministerio Público a ejercitar acción penal por delincuencia organizada. Algunos testigos y cómplices le habían señalado de su autoría en los hechos, pero con diversos apodos, junto a otro sujeto conocido como Danilo, quienes pagaban a los sicarios 5 mil pesos semanales por levantar chapulines. Un amparo libró al Chapito del asunto.
En cuanto al motivo de la última detención por robar los automotores del lote, El Chapito Leal era encausado penalmente en un juzgado del fuero común, donde una jueza de Control le dictó auto de vinculación a proceso el 4 de marzo de 2020 por su probable responsabilidad en la comisión de los delitos de robo con violencia, robo de vehículo con violencia agravados por pandillerismo, disparo de arma de fuego contra personas y delitos cometidos contra servidores públicos. El proceso penal por la portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército se llevaba en un Juzgado de Distrito Especializado en el Sistema Penal Acusatorio, en el Centro de Justicia Penal Federal en el Estado de Baja California, con residencia en Tijuana.
Por el robo de los carros, Octavio obtuvo el amparo y protección de la justicia de la Unión de parte del Juzgado Segundo de Distrito en Materia de Amparo y de Juicios Federales el 23 de diciembre de 2020, para efectos de que la jueza de control responsable, dejara insubsistente el auto de vinculación a proceso y se emitiera otra resolución tomando en cuenta el valor correspondiente a los datos de investigación que fueron puestos a su consideración, “y con base en la apreciación conjunta, integral y armónica de todos y cada uno de los datos de prueba que valoró, tanto en su conjunto como individualmente, con libertad de jurisdicción, resuelva lo que en derecho corresponda respecto de la formulación de imputación hecha por la fiscalía”. La resolución fue decretar auto de no vinculación.
Mientras tanto, por lo que ve al delito federal, el imputado se acogió al procedimiento abreviado, admitiendo su responsabilidad y renunciando al juicio oral, por lo que la pena le resultó más que benévola: 2 años y once meses de prisión. El Chapito Leal y su defensa pretendía en 2023 que se diera por compurgada la pena, sin embargo, por las distintas imputaciones y el procedimiento de extradición que le fue iniciado, el cómputo final de la condena señaló como fecha el 19 de enero de 2025. Durante el tiempo de encierro, a Leal Hernández le fue dictada la procedencia por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) el 16 de diciembre de 2020, pero la cancillería le notificó el acto al reclamado de manera personal hasta el 26 de febrero de 2021, cuando inició sus acciones para defenderse a través del juicio de amparo, al que después renunció en el recurso de revisión.
AMENAZAS Y PRISIÓN
Octavio Leal Hernández también está relacionado con las amenazas de muerte en contra de los integrantes del Consejo Editorial del Semanario ZETA en febrero de 2012, pues de acuerdo con informes de Inteligencia del Grupo Coordinación en Seguridad de Baja California, El Chapito Leal fue identificado como parte del organigrama criminal junto con Melvin Gutiérrez Quiroz alias El Melvin, como los que planeaban atentar contra la vida de los comunicadores, pues al Cártel Arellano Félix y sus células, como las de pandillas reclutadas en el Barrio Logan en San Diego, California, de donde surgió Quiroz, les incomodaban las publicaciones.
El informante del sector oficial advirtió en aquél entonces a ZETA: “Ya los andan correteando. Los traen cortitos”. Es decir, que los criminales estaban siguiendo de cerca a los editores. “Quieren darles un chingadazo”, agregaba el aviso con tintes de amenaza, interpretándose que se quería causar un daño real e inminente, con mucha probabilidad un fatídico atentado. Melvin Quiroz, pandillero y sicario que sirvió a Ramón y Javier Arellano Félix en distintos momentos, a la postre detenido en 2015, era quien movía los hilos del plan violento contra esta casa editorial. Y Chapito Leal formaba parte del grupo criminal.
Leal Hernández, ahora extraditado y encarcelado en una prisión de San Diego, recorrió varias cárceles en México, desde el Centro de Reinserción Social de Tijuana conocido como Penitenciaría de La Mesa, el Cefereso Número 4 en El Rincón, Nayarit, y finalmente el Centro de Reinserción Social El Hongo I en Tecate. En los pocos años que Octavio estuvo en el penal federal de Tepic, fue cuando más se conoció de sus súplicas a jueces de amparo y autoridades penitenciarias para que se le brindara atención médica por distintas afecciones en su salud.
El Chapito Leal promovió no menos de diez juicios de garantías para reclamar falta de atención médica entre 2012 y 2014. En ocasiones en solitario y en otras junto con otros reclusos. Demandaba de la directora del Cefereso 4 y del titular de los Servicios Médicos, se le atendiera de tres principales padecimientos: una prótesis odontológica fija mal adaptada que le provocaba constantes dolores; una fractura atendida en la muñeca izquierda en la que se le colocó una placa metálica y que en tiempo de frío le ocasionaba un dolor intenso; y finalmente, prurito agudo y rubor en el rostro después del rasurado al que son obligados todos los presos del sistema federal.
En sus reclamos, el prisionero señalaba: “Manifiesto necesitar atención dermatológica porque presento problemas en la piel a consecuencia de estas circunstancias del uso de rastrillos que nos proporciona el centro”. Otro afirmaba: “No me quieren entregar la ropa que me trajeron mis familiares”. Algunos de los juicios de amparo eran desechados porque las autoridades comprobaban que se le brindaba la atención requerida y otros, muy pocos, conseguían la protección para efectos de que le atendieran especialistas o le tomaran Rayos X a su muñeca para determinar si era necesario quitarle o dejar la placa y los clavos por más tiempo.
Ahora en EU, El Chapito Leal conocerá nuevas cárceles y un sistema penitenciario que no es tan humanista ni tan falible como el mexicano, con políticas más rígidas de la mano del Presidente Donald Trump, que se ha decantado en contra de los criminales y cárteles extranjeros.
