Quien se aprovecha de la familia para figurar en la política, es Gabriel Portilla, esposo de la ex alcaldesa suplente de Tijuana, Karla Ruiz Macfarland, el cual intentó figurar en el PAN cuando ese partido gobernaba Baja California; luego en Morena, cuando Karla Ruiz fue la presidenta municipal en sustitución del recientemente fallecido Arturo González Cruz, y quien durante la campaña de su esposa para la alcaldía en 2024, pero enarbolando la bandera naranja de Movimiento Ciudadano, se metió hasta la cúpula de los naranja, donde le dieron cargo: vicecoordinador nacional de Proyectos Prioritarios, cualquier cosa que tal membrete signifique. La cuestión es que después de mal llevar la campaña de Ruiz y perder ante Ismael Burgueño la titularidad del ayuntamiento tijuanense, Portilla insiste en seguir figurando y aliándose con quien sea para futuros proyectos electorales en BC. El arribismo en la escena política del yerno del ex fiscal general del Estado, Guillermo Ruiz Hernández, llega al grado de presumir en los pocos blogs que suele “controlar”, sus reuniones con otros “prominentes” políticos derrotados en el Estado, como Juan Carlos Hank, a quien el arribismo político también le viene de familia, pues contendió por la senaduría por BC (la perdió frente a los morenistas), no por el partido que le compró el papá, el ex reo del penal del Hongo y casinero, Jorge Hank Rhon, sino por el Partido Verde Ecologista de México, al que llegó con ayuda de la gobernadora, tras rechazar una candidatura que Alejandro Moreno, dirigente nacional del PRI, le había otorgado públicamente a una diputación. Ahora sí que las familias los hacen… y ellos se juntan con sus derrotas.