Los más orgullosos de participar en la tradición del Día de Muertos en la zona costera de Baja California son los agricultores de la “Ruta de la Flor”, quienes aprovechan la brisa del mar que esponja las flores de cempasúchil. Estas florecen en octubre, después de tres meses de cuidados, para ser cosechadas y llevadas a los altares de las familias mexicanas.
La familia Hinojo lleva más de dos generaciones dedicada a la agricultura y al cuidado de esta flor que embellece los hogares y construye un puente entre el mundo de los muertos y el de los vivos cada dos de noviembre. Jorge Luis Hinojo es agricultor durante todo el año, pero la época más esperada es la semana previa al Día de Muertos, debido a la gran cantidad de visitantes, turistas y clientes que lo visitan para llevarse un ramo recién cortado de cempasúchil.
“Es lo más fuerte que tenemos aquí en el año, en el Rancho El Carrizo (en Rosarito). Es el día que más gente nos atrae, y es un día especial para todos los mexicanos. Esperamos el día 1 y el 2 para que celebren a sus difuntitos en el panteón y lo hagan con ganas; aquí les sembramos la flor de cempasúchil”, comentó Jorge Luis Hinojo González, encargado del Rancho El Carrizo.
En el rancho se siembran elote, rábano, cilantro, cebolla, papa cambray y pepino, pero desde agosto se aparta una zona cerca del mar y se prepara la tierra para la floración del cempasúchil. “Tenemos media hectárea sembrada de cempasúchil, lo que vienen siendo diez onzas de semilla. Se lleva tres meses para crecer”, explicó Jorge.
“Aunque siempre nos hace falta, porque la flor se acaba y sigue llegando gente, procuramos que todos se lleven su flor. Aquí nos quedamos sin nada de cempasúchil”, comentó.
De acuerdo con la Secretaría de Turismo Estatal en Baja California, durante las últimas semanas de septiembre y el mes de octubre, más de 400 mil personas visitan alguno de los 40 negocios que surgieron durante la contingencia sanitaria, que hoy funcionan como lugares de esparcimiento, centros gastronómicos o de excursión. El Rancho El Carrizo es uno de los destinos que recibe turismo, aunque principalmente acuden comerciantes.
“Siempre hay turismo porque el cañón es muy conocido, y por aquí en el rancho. Hay muchos visitantes extranjeros, pero la mayoría viene de Tijuana, Rosarito y Mexicali. Aunque algunos vienen por pocas cantidades, otros compran grandes cantidades, hasta mil o dos mil manojos, y vuelven a regresar. Pero la mayoría es de aquí, de Baja California”, explicó Hinojo.