La belleza e inmensidad del mar es una experiencia anhelada por quienes no lo conocen. Muchas amistades que nunca han podido acercarse a algunos de nuestros preciados tesoros, especialmente de Baja California (Pacifico y Mar de Cortés), así nos lo manifiestan. Con el deseo grande de visitar alguna vez, ejemplo de tantos kilómetros de playa, que México tiene.
Hace varias semanas, cuando las autoridades anunciaron la total rehabilitación de Malecón de Playas de Tijuana, residentes y visitantes lo celebramos. El proyecto en los medios digitales, decía que todo el corredor desde el cerco que nos separa de Estados Unidos, hasta la calle Agua, donde están las instalaciones de los salvavidas (hoy arrebatadas por los muchachitos de la Guardia Nacional), todo sería construido, incluyendo, claro, el Malecón.
Y así empezaron a laborar con enormes máquinas y hombres que las manejaban con destreza. Los asiduos a las caminatas tempraneras, que bajaban a la playa, ahora también utilizan la Avenida Pacífico. Sin protestas porque se sabe que es por el bien de miles de visitantes que en todo tiempo visitan la zona. El lado sur del Parque México lo utilizan para resguardar el material de la construcción, lógicamente causando trastornos a los que ahí viven. No sabemos su sentir, pero una cosa es cierta: no han hecho protestas públicas ni han impedido los trabajos. A pesar de que les han trastornado su vida. Ojalá que sea por poco tiempo.
Protección Civil Estatal desde hace un mes detuvo los trabajos, argumentando que se carecía de “señaléctica” (sic). Aunque no era del todo cierto. Si había cartulinas desplegadas por todas partes y los separadores de hule que impide el tránsito de las personas y automóviles. Ahí quedó demostrado que los funcionarios públicos no funcionan por el bien ciudadano. Pleitos entre gobiernos, estatal y el anterior municipal, comentaban los propios trabajadores. Así deberían actuar con construcciones que no cumplen con el mínimo del reglamento. Esa demora será fatal, pues se acercan las lluvias.
Nota 1. En tiempos normales son miles de visitantes a esta zona que tiene poco más de dos kilómetros de playa en la primera sección. Lógicamente los comerciantes que pagan impuesto son perjudicados en su economía.
Nota 2. A pesar del extraordinario trabajo que realiza el personal de limpia, muy temprano recogiendo la basura que dejan regada en la playa los visitantes (botellas y cartones de todas marcas de cerveza), los botes son insuficientes para la feliz garganta de los aficionados a las ambarinas. Y por supuesto no se les ocurre llevar bolsas para por lo menos dejar recogida su basura, junto a los que rebozan de basura.
Luz Elena Picos es directora de Red Social de Tijuana.
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