En la recta final de esta semana, el Banco de México redujo el pronóstico de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 2.4 a 1.5% para este año, y de 1.5 a 1.2% para 2025, ante lo que califica como una “marcada desaceleración” en el país.
“La actividad económica nacional atraviesa por un período de marcada debilidad e incertidumbre”, argumentó Victoria Rodríguez, gobernadora de la institución.
Una inflación que no da señales de ceder ante un alza continua, un panorama nada alentador para el empleo, sacudido por las últimas reformas de Andrés Manuel López Obrador, principalmente la judicial, que ha tensionado las relaciones con Estados Unidos y Canadá, poniendo en riesgo el futuro del T-MEC, son los factores de esta decisión.
Por otro lado, ante la inminente desaparición de los órganos autónomos por obra del mandatario federal, la permanencia del Banxico no está en riesgo.
“Tanto el Presidente López Obrador como la Presidenta Electa (Claudia Sheinbaum Pardo) mencionaron explícitamente su intención por no modificar la autonomía del Banco de México, esas son seguridades respecto de este tema, independientemente de la conformación del Congreso”, argumentó Irene Espinosa, subgobernadora del banco central, para concluir:
“La mejor forma que podemos contribuir es manteniendo la solidez del marco macroeconómico en el país a través del trabajo que hacemos, tomar las decisiones con base en el mandato que tenemos y para contribuir al desarrollo del país”.
