“Lo que hacemos nunca es comprendido, sino elogiado o censurado”.
-Federico Nietzsche
Como es del conocimiento de un sector importante (pero que no la mayoría de los ciudadanos), el proyecto de reforma presentado como iniciativa por parte del Presidente de la Republica al Poder Judicial, el dictamen que plantea lo que mucho se dice a su favor y en su contra del actual modelo vigente de selección de jueces y lo que se dice en muchas mañaneras en las que, por cierto, no concurren Ministros, Magistrados, Jueces de Distrito o personal de dichos tribunales o incluso abogados (que somos la gente que vamos a ser los de primera línea en sufrir una incongruente y absurda reforma), tomando de pretexto la supuesta corrupción que existe en el Poder Judicial, y que particularmente no dudo que exista o que haya existido. Personalmente y como abogado litigante, quien escribe estas líneas no conoce ningún caso; pero siguiendo el principio de derecho de que quien afirma está obligado a probar, sería precisamente al Presidente de la República a quien le correspondería probar los casos de corrupción a los que se ha referido en múltiples ocasiones, sin que hasta la fecha haya demostrado un solo caso, y lo más importante, denunciar esa corrupción a efecto de que se investigue esos presuntos hechos y se sancione al o a los responsables de los referidos actos de inmoralidad.
En realidad poco se dice de los aspectos absolutamente negativos en torno a la adopción de un modelo diverso de selección de jueces por voto en el contexto actual en el que vive el país, en una desbordada violencia prácticamente en todo el territorio nacional y muchas grandes ciudades que están en manos del hampa, debido a la ineficiencia de las fiscalías estatales, que no cumplen con su obligación de investigar y perseguir los delitos, y ya no digamos lograr la captura del o los involucrados; esto aunado al hecho muy lamentable del gran fracaso de haber involucrado al Ejército en las tareas que son competencia única y exclusiva del Ministerio Público y la gran corrupción galopante de la Guardia Nacional, su impreparación, falta de probidad y por supuesto, ineficiencia.
Se ha ocultado abordar el tema de cuánto le costará al pueblo mexicano este capricho sexenal o qué tan eficiente será ante una reforma que -tenemos que admitir- es sin duda necesaria, pero que resulta indispensable se logre a partir del moderado consenso y el respeto incondicional a la división de poderes, hoy totalmente destruida y con la pretensión supuestamente de lograr una garantía de imparcialidad y eficiencia, así como de honestidad en los impartidores de justicia.
Advierto, ya lo cité que como litigante que soy, me he percatado de un mejor trato y hasta como más eficiencia por parte del personal que labora en el Poder Judicial Federal que a partir de esta reforma nos reciben en las instalaciones de los juzgados hasta con cierta cordialidad, lo que remotamente no ocurría antes de este proyecto legislativo.
Nadie podrá discutir que usted no puede presentar una promoción en alguna oficialía de partes de los juzgados antes de las 08:30 horas porque “se empiezan a recibir a partir de las 09:00 A.M.” o después de las 14:00 horas, aunque la hora de atención al público oficialmente es a partir de las 15:00 horas. No hace más de cuatro años una comisión de abogados de un colegio profesional tuvimos que pedir audiencia para hablar con un juez de distrito, porque había instrucciones claras y precisas que él no recibía a abogados litigantes. Esto es, se convirtieron ciertos jueces (porque sería injusto decir que todos) en una élite a la que era sumamente difícil acceder. Creo firmemente que el debate en el Congreso de la Unión no se dirigirá en torno a cuál debe de ser o no el mejor sistema de selección de jueces.
Es justo reconocer de igual forma que estamos ante una reforma que de manera brutal pretende imponer y dejar en claro quién debe monopolizar y controlar el acceso y permanencia de los jueces, de su actuación y de sus decisiones a partir de ahora, lo cual es muy grave porque apertura la época de los jueces de consigna, en abierta oposición a la libertad que constitucionalmente está establecida para el Poder Judicial.
Los supuestos foros que se llevaron a cabo en diferentes Estados de la República fueron una auténtica simulación, hechos a modo de favorecer a la reforma presidencial y en donde se llegó a la grosería de no permitir a jueces y magistrados intervenir en dichos escenarios para exponer sus experiencias y opinión válida basada en su trabajo y experiencia; en algunos estados en donde se desarrollaron no se les permitió inclusive intervenir, y por si fuera poco algunas universidades en el país realizaron foros en sus teatros universitarios a modo de dar un paso afable al proyecto de reforma engañando a los estudiantes de las diversas licenciaturas.
Queda claro que quienes manipulan la reforma en favor del gobierno federal se aprovechan de una población que prácticamente no tiene conocimientos jurídicos; por ejemplo, no se dice la fórmula secreta hasta el momento para tener mejores jueces y mejor sistema de justicia.
Benigno Licea González es doctor en Derecho Penal y Derecho Constitucional; fue presidente del Colegio de Abogados “Emilio Rabasa” y actualmente preside el Colegio de Medicina Legal y Ciencias Forenses de B.C.
Correo: liceagb@yahoo.com.mx