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miércoles, septiembre 18, 2024
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Economía del crimen 

“Los que creen que el dinero lo hace todo, están sin duda

dispuestos a hacer todo por el dinero”.- Bauchrie. 

 

La economía que se aplica en el estudio de las ciencias penales, explorando por ejemplo los factores económicos que influyen en el ámbito de la criminalidad y cómo hasta cierto punto la política económica influye a tal grado que desempeña un papel crucial en la reducción o en el aumento de los delitos según sea el caso.

Esta relación propicia un intercambio importante entre lo que son los principios del crimen, de tal suerte que podemos establecer que existe una economía del delito influenciada indiscutiblemente por las decisiones económicas, políticas y legales. Cuando se dice que hay condiciones políticas y económicas adversas, como pueden ser la desigualdad, el desempleo, la pobreza, todos estos factores pueden influir de manera muy determinante en la posibilidad de que las personas recurran a conductas delictivas.

Todos aspiramos a tener mejores condiciones de vida y desde luego ingresos que nos permitan adquirir satisfactores que requerimos en lo personal o en la familia, pero ocurre con frecuencia que las oportunidades que muy legítimamente se tienen para ganar dinero son sumamente escasas, aparece el riesgo y la recompensa de que algunas actividades delictivas nos proporcionen los recursos económicos que requerimos o necesitamos. Así, por ejemplo, robar nos proporciona bienes que podemos vender, intercambiar o el drama social y cultural que ocurre cuando a menores de edad se les invita para cometer actividades delictivas, y hay ejemplos dramáticos de esta descomposición social, por ejemplo, los niños o adolescentes que son sicarios, esto es, que las personas encuentran en las actividades delictivas un muy “buen hábito” de recompensa que se torna muy atractivo.

Es muy clara e indiscutible la correlación existente entre el desempleo y los delitos. Un ejemplo de ello son los períodos de recesión económica, el incremento sensible en las tasas de robo, y la aparición de otros delitos patrimoniales como el daño en propiedad ajena, el abuso de confianza, solo por citar algunos que durante este período suelen aumentar sensiblemente. Por lo tanto, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que cuando se mejoran las condiciones económicas, como por ejemplo incrementar los salarios mínimos, reducir las tasas de desempleo, esto bien significa tasas y fenómenos importantes que tienden a reducir la comisión de delitos.

Podemos decir que las políticas económicas son definitivamente un factor muy importante a fin de evitar la promoción en la incidencia delictiva. Sin embargo, algunas deben de ser a largo plazo a fin de traer consigo factores de bienestar; por ejemplo, la inversión que realizan los Estados en el proceso educativo de los ciudadanos y la capacitación laboral. Ambas estrategias son sumamente interesantes ya que al mejorar las oportunidades de empleo en personas que generalmente pertenecen a los sectores más necesitados de la población pueden reducir el delito como un medio de subsistencia, porque nadie tiene la menor duda de que robar “es más fácil y menos costoso” que educarse y entonces se apertura el camino del delito como un medio de subsistencia, mientras el ladrón ve que rápidamente con sus acciones puede robar y obtener beneficios económicos, ya que el que estudia tiene un proceso a largo plazo de capacitación y tendrá que enfrentarse todavía a conseguir empleo.

La desigualdad económica es igualmente un factor en este proceso que llamamos economía del crimen, ya que no solo es la pobreza extrema la que puede llevar al individuo al delito sino la percepción que éste tiene de ser hijo de pobres, pobre él y pobre serán sus hijos, y por lo tanto siempre estará en una situación de desigualdad.

Hay otro factor muy interesante dentro de la sociedad relativa a la desigualdad económica ya que existen ciertas sociedades en donde los pobres son muy pobres y muchos, en tanto que los ricos son inmensamente adinerados, pero cada día son menos; por lo tanto, las oportunidades que tendrán los pobres de salir de ese estatus económico de apremio y miseria son muy pocas y quienes tienen oportunidad de ascender como nuevos ricos cada día son menos, claro, hecha la excepción de los políticos, de sus hijos y demás familiares que al concluir el ejercicio de su función en la administración pública, son inmensamente ricos en comparación con su nivel económico de cuando ingresaron al servicio público, ya sea municipal, estatal o federal y entonces las tasas de criminalidad serán cada vez más altas.

El sociólogo Robert K. Merton afirma que cuando las personas no pueden alcanzar los objetivos socialmente aprobados a través de medios legítimos, pueden recurrir a los medios ilícitos como son el delito.

 

Benigno Licea González fue Presidente del Colegio de Abogados Emilio Rabasa, A.C. Actualmente es Presidente del Colegio de Medicina Legal y Ciencias Forenses en el Estado de B.C. 

Correo: liceagb@yahoo.com.mx 

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