Familiares, amigos y colegas despidieron a la periodista Eglantina Esquivel, quien fue una de las principales precursoras de la apertura a las mujeres en el periodismo en Baja California, tras su fallecimiento el domingo 11 de agosto.
La periodista, quien falleció a los 82 años en Tijuana a causa de neumonía, se desarrolló en los periódicos Nuevo Mundo y ABC. En 1974 creó el semanario Lucha de las Féminas, que publicó hasta 2023. También recibió reconocimientos a nivel nacional, como el premio “La pluma de oro”.
“Transmitió el mensaje de que el periodismo es para quienes tienen la pasión de amar el trabajo diario, que muchas veces es ingrato. No es para hacerse ricos, sino para creer que se puede aportar algo a la sociedad, ayudando a crear un mejor futuro”, narró su hija Rosa Martínez Esquivel a ZETA.
Tras el asesinato de su hijo Margarito Martínez el 17 de enero de 2022, quien era fotoperiodista colaborador de Semanario ZETA, su hija notó un deterioro en su salud.
“Esta situación lamentable no sólo terminó con la vida de mi hermano, sino que también contribuyó a la pérdida de mi madre, ya que la tristeza y la depresión afectaron gravemente su salud”, explicó.
Rosa Martínez Esquivel destacó que para la familia la resolución del caso de Margarito aún no está completa. Aunque reconoce que será complicado encontrar al autor intelectual del crimen, seguirán dando seguimiento al caso.
Pionera en la apertura de espacios para las mujeres en el periodismo
Rosa compartió: “Ella siempre decía ‘los lugares de los hombres los pueden ocupar las mujeres; sin duda, lo pueden hacer mejor’”.
Al ser su única hija mujer, Rosa resaltó que su madre siempre la animó a pensar en grande sin limitaciones: “‘La lucha de las féminas’ era un lema para mí y para ella. Realmente, toda su vida fue una lucha, una lucha de una mujer extraordinaria como madre, escritora y profesional”.
Eglantina enviudó muy joven; Rosa la describe como una matriarca que respaldó a sus cuatro hijos de forma amorosa, pero estricta, con valores y mucha disciplina. Sin embargo, la recordará principalmente por su amplia pasión por el periodismo.
“Lo primero que yo podía oler en la mañana era el café, y en aquel entonces la estación de radio Ranchito y la máquina de escribir”, dijo. Y agregó: “Lo que más le gustaba era escribir sus pensamientos; la libertad de expresión es un privilegio que no todos tienen”.
A la periodista le sobreviven sus hijos Rosa, Fausto y Júpiter.