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jueves, noviembre 21, 2024
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Sobre el miedo a morir

“Creo en mi corazón en que el gusano no ha de morder, pues mellará a la muerte; creo en mi corazón, el reclinado en el pecho de Dios terrible y fuerte”.

-Gabriela Mistral, Credo.

 

Diego Rivera, informante del FBI, y David Alfaro Siqueiros, partícipe con la KGB en el asesinato del fundador del Ejército Rojo (Rusia), el general León Trotsky. A través de México en plena Segunda Guerra Mundial (1943), los soviéticos a través de México estuvieron al tanto del Proyecto Manhattan para la elaboración de la Bomba Atómica.

Rivera y Siqueiros, de los grandes pintores muralistas mexicanos intoxicados ideológicamente  por el comunismo soviético, no conocieron de la participación de los nazis en el crimen ordenado por José Stalin a través de las operaciones Pato y Gnomo.

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Durante la conflagración mundial, la Alemania Nazi de Hitler y la Rusia Soviética de Stalin, a través de Ribbentrop y Mólotov, ministros, firmaron los tratados o acuerdos de Katyn o Mólovot-Ribbentrop. Los que pagarían las consecuencias serían naciones como Polonia: en sus fronteras ejecutaron a sangre fría a cientos o miles de altos mandos militares del Ejercito Polaco. Las razones son un tanto diabólicas, y por años se culparon unos a otros. Los norteamericanos evidenciaron al exhumar y clasificar a las víctimas; todas tenían el tiro de gracia en la nuca o en la cabeza. Unos víctimas de los nazis, otros de los soviéticos.

Al Pontífice polaco Karol Wojtyla, aquella realidad histórica que vivió personalmente le hizo expresar con coraje: rechazar las ideologías locas.

La ignorancia popular es un albur, predispone al fanatismo. Si n, pregúntele usted a los norteamericanos actuales o a los mismos europeos, más entusiastas del futbol que de la cultura.

Dios nunca muere. Terrible y fuerte, dirá Gabriela Mistral

En el México actual, ahora la cultura se ha oficializado en un sentido de izquierda, enmarcado en los lineamientos de dictadores o pseudo comunistas admirados por su imagen, no por una verdadera preocupación social o popular. Como le ha sucedido al ministro de cultura de Cuba Amaury Pérez; diría Serrat (“Utopía”), “se volvieron partidarios de capar al cochino para que engorde”.

Cosa rarísima o paradójica el gran Diego Rivera fue quien denunció -y tarde lo escucharon los gringos- que en México había una alianza o hermandad entre espías soviéticos de la KGB, y de la Gestapo nazi, para impulsar la candidatura presidencial de Juan Andrews Almazán, con apoyo del primer Capo del narcotráfico mexicano, el “Loco” Aguilar, general hidalguense que fue diplomático en Argentina.

Desde 1938, cuando detuvieron el primer avión grande repleto de mariguana en el Valle de Mexicali y piloteado por dos gringos. De todo ha sucedido en la frontera de México con USA.

Bien decía el psiquiatra Viktor E. Frankl, sobreviviente del Campo de la Muerte Auschwitz, que cuando Sigmund Freud dice que la “Neurosis de nuestro tiempo es la religión”; Frankl sabiamente le complementa diciendo que “La Neurosis de nuestro tiempo es la religión mal practicada”.

Con el judaísmo milenario, el riquísimo Islam, y el cristianismo, el reto es no sólo acercarse a las religiones institucionales, sino estar atentos a si de verdad estamos siguiendo los caminos de Dios.

De las aportaciones de las grandes religiones, sobre el Miedo a Morir, es algo tan ordinario y siempre presente como el fin terrenal de amigos y familiares. El reto será no perder no sólo el sentido de la vida, sino el sentido de la muerte. Para qué vivir bien, si hemos de morir.

Será mejor pensar y vivir de manera que hemos de morir, como vivimos. No se puede morir bien, si se vive mal. ¿Y qué es vivir bien? ¿Como los nazis o comunistas? ¿O como Dios manda?

 

Germán Orozco reside en Mexicali, B.C.

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