A esta película le fue bien en la pasada edición de los premios Goya, con 15 nominaciones y tres reconocimientos en esta competencia, incluyendo a la dirección novel, el guion y la actriz de reparto Ane Gabarain, y es que lleva bien una historia compleja: la de Aitor, un niño de 8 años de edad que empieza a identificarse como niña, adoptando el nombre de Coco.
Su madre es Ane (Patricia López Arnaiz), una escultora en busca de su arte, que viaja a casa de su madre en el País Vasco, acompañada de sus tres hijos.
Ya en su pueblo, la situación comienza a desarrollarse entre dos polos: Lila, madre de Ane, que se muestra un tanto confundida por el menor de sus nietos, y Lourdes (Ane Gabarain), tía de Ane, una mujer liberal que ve en el chico lo que el resto de esta familia de apicultores no parece entender.
Ane facilita la transición de Aitor a Coco, pero sólo al principio. Le permite usar el pelo largo, pintarse las uñas, no ser un típico niño y tener preferencias con sus juguetes. Claramente quiere que la crianza de su hijo sea distinta a la de ella, cuyo padre fue un gran artista al que jamás podrá alcanzar.
Agobiada, además, por la separación de su esposo, la mujer parece tan confundida como Aitor que, poco a poco, se va encontrando a sí misma con su nueva identidad como Coco; así que esta película tiene muchos niveles de interpretación, con unas actuaciones estelares en donde no sólo destaca Gabarain, sino una extraordinaria Sofía Otero en el papel de Aitor/Coco. Una película distinta, propositiva, muy lograda por la dirección de Estíbaliz Urresola Solaguren. ****
Punto final.- Para los geeks de Star Wars, “The Acolyte” no falla.