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sábado, septiembre 28, 2024
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Mis amigos no han muerto ni morirán (Tercera y última parte)

Jaime González Luna

Joven de sonrisa amable, de ideas nobles, de proyectos grandes, de sueños, de ganas de servir, de ganas de vivir, aparece en Tijuana el heredero de los forjadores del PAN. Desde chico, sus abuelos, papas y tíos, enarbolaban las ideas de liberalismo, después de haber pasado por un coqueteo con el fascismo.

Jaime incursiona en el negocio de las maquiladoras creando una compañía que lo hace todo. Si un americano desea fabricar lanchas inflables, trae los insumos y ¡En Bucher se los ensamblamos! Y mil artículos más. Negocio complejo, difícil, que requiere calidad de primer mundo, que requiere disciplina, organización y cuidado.

Jaime tiene algún bache comercial y acude a mí para que lo asesore, lo que hace que forjemos una amistad deliciosa. Que se significa en la actuación de la Orquesta Juvenil de Baja California, donde ambos actuamos en la versión musical de la Guerra de las Galaxias. Se casa en segundas nupcias en el Valle de Guadalupe y tengo la suerte de ser invitado, lo que me produce gran satisfacción.

Como presidente de Deitac hace un extraordinario papel, buscando romper los obstáculos que impiden que la inversión fluya con velocidad. Honesto, diligente, activo y simpático, logra darle a la organización estructura y atraer inversiones para BC, sin jalar “agua para su molino”. Honesto, se gana el respeto de todos.

También se desempeñó como presidente de BOF Productions, empresa dedicada a la producción de cine y video corporativo en la región de Baja California y el Sur de California. No era extraño ver sus oficinas llenas de monstros de utilería que le servían para sus películas de horror.

Un sábado decide dar un paseo en moto con su hijo, lo cual hacía con frecuencia; van por el área de Tecate, donde chocan. Lamentablemente muere Jaime y queda su hijo con grandes lesiones físicas, que le cuestan una larga convalecencia. Deja tras de sí una empresa compleja, que con cuidado y esmero continúan sus herederos Mauricio y Jaime, con excelentes resultados en un negocio que les era desconocido, aunque no ajeno, pues era de ellos.

Jaime González Luna en ese accidente nos deja con un hueco en el alma y un vacío de su amistad. Es una estrella fugaz, alegre, traviesa, que cruza con velocidad el firmamento y desaparece. En el corto plazo que lo conocí dejó una profunda huella de amistad, fue como un hermano menor.

Me pregunto: ¿Cuántas cosas hubiera podido lograr con su talento y entusiasmo? Lastima….. lastima y duele.

Comentarios al jose.galicot@tijuanainnovadora.com

 

José Galicot es empresario radicado en Tijuana

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