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jueves, noviembre 21, 2024
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El llamado de AMLO

Ningún Presidente en los tiempos modernos, digamos de finales del siglo pasado y en lo que va del presente, había siquiera sugerido mantenerse activo en la vida política y administrativa de México. Como mandata la Constitución, al concluir con su encargo de seis años, quedan fuera de la administración pública y sanseacabó.

Carlos Salinas de Gortari finalizó su sexenio en 1994, en un ignominioso contexto que incluyó el asesinato del candidato del PRI a sucederlo, el alzamiento en Chiapas, el homicidio del secretario general del PRI (además su ex cuñado), una devaluación catastrófica para el país y la detención de su hermano Raúl en 1995. Circunstancias que acabaron con sus sueños de presidir la Organización Mundial del Comercio. El ex mandatario nacional se fue de México a residir, junto con su familia, a Dublín, Irlanda, y pocas veces aparece en público.

Al término de su administración en el año 2000 (sería el último Presidente de la República emanado del PRI hasta ese año), Ernesto Zedillo Ponce de León, doctor en Ciencias Económicas, renunció a la pensión que como ex titular del Poder Ejecutivo federal le correspondía, y también se fue de México. No en un ignominioso autoexilio, sino a ejercer profesionalmente en dos vías: como consejero ejecutivo de empresas y corporativos internacionales como Procter&Gamble y Citigroup, entre otras; y a desempeñarse en la vida académica en la Universidad de Yale, donde participa como director del Centro para el Estudio de la Globalización. El doctor Zedillo es conferencista internacional, y por ese motivo ha participado de la vida pública en México y otros países.

Vicente Fox Quesada, el primer Presidente surgido del Partido Acción Nacional, es quizá uno de los más públicos ex mandatarios nacionales. Polémico, deslenguado, arrebatado, un día apoya a la oposición -como lo hizo con Enrique Peña Nieto- y otro al partido que lo llevó a la presidencia, el PAN, como lo hiciera con Xóchitl Gálvez. Es uno de los principales críticos, a veces sin sentido, de Andrés Manuel López. Como los dos que le antecedieron, no pretendió continuar ejerciendo el poder, pero sí incidir en las campañas. En la vida privada y profesional, se sabe que vive en su rancho en San Cristóbal, Guanajuato, donde se dice agricultor y empresario, además de ser un abierto promotor de la legalización, venta y distribución de la marihuana.

Felipe Calderón Hinojosa, el último mandatario emanado del PAN, carga con el peso de la guerra contra las drogas que inició en su administración y dejó una estela de muertos en todo el territorio nacional, los señalamientos de corrupción y la detención, encarcelamiento y juicio de quien fuera su secretario de Seguridad, Genaro García Luna, en Estados Unidos. Aunque intentó conformar un partido político, no lo logró, y regresó veladamente a apoyar al PAN. Desde 2022 reside en España, donde con los oficios de su amigo José María Aznar, ha logrado permisos para vivir legalmente en aquella nación, trabajando para el Instituto Atlántico de Gobierno, fundado por Aznar.

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Enrique Peña Nieto es el que mejor vive de todos. No se le conoce trabajo alguno en desempeño, ni académico, ni profesional, ni en la iniciativa privada, pero al término de su polémico sexenio con el permanente tufo a corrupción, se autoexilió en España, también en Madrid, y sus apariciones normalmente son en actos sociales y en la prensa rosa, que suele cubrir sus compras, sus paseos y las relaciones sentimentales que tiene. Pese a haber sido señalado por el actual mandatario  como uno de los más corruptos del sistema, Peña Nieto goza de cabal impunidad. López Obrador suele referirse con benevolencia sobre él, y al triunfo de Claudia Sheinbaum, la morenista comunicó que había recibido una llamada de felicitación del ex Presidente priista.

Ninguno de ellos siquiera develó la posibilidad de continuar ejerciendo el poder en México. Ninguno. Todos asumieron el fin de su sexenio como un retiro de la política pública en México, y los menos, como el doctor Zedillo, trabajan públicamente para la academia en EU y como consejero de empresas.

Hasta que se acerca el final del sexenio de AMLO, éste no sólo pretende trascender su movimiento y persona en la figura de la próxima Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, sino que esta semana confirmó lo que ya había sugerido: que saldría de su rancho sólo si la futura titular del Poder Ejecutivo federal, lo manda llamar. Nadie lo ha hecho, aún no se va y él ya está pensando en regresar.

Como nunca en los tiempos modernos, durante el mandato de López Obrador, la oposición, los analistas y algunos intelectuales sugirieron, no sin preocupación ante el autoritarismo demostrado por el tabasqueño, que se debería proteger la Constitución para evitar lo que por Ley está prohibido: una reelección.

Andrés Manuel siempre negó tal posibilidad al declarar que, terminado su periodo nacional, se retiraría a vivir tranquilamente a su rancho, y recientemente adelantó de qué vivirá: de la pensión que tramita ante el ISSSTE, pero, aun así, deslizó la posibilidad de regresar al gobierno si en una circunstancia extrema, Claudia Sheinbaum le hace un llamado y, como el Batman del morenismo, se reactivaría ante una señal.

Explicó en una entrevista: “Yo hablé con la Presidenta Electa, hemos estado platicando, ahora estamos saliendo juntos y entonces me empezó a decir de lo que había sucedido cuando la Segunda Guerra Mundial, por eso me acordé: de que ya se había retirado el General Cárdenas, guardadas las proporciones, desde luego, entonces viene la Segunda Guerra, sí, y el Presidente (Manuel) Ávila Camacho lo llama y vuelve a ser, porque ya había estado, secretario de la Defensa, je, je… entonces cuando me empieza a platicar, este… Claudia, entonces ‘no, no, no, esa historia ya me la conozco, le digo. Pero no, no va a haber guerra”.

Antes de ello, había dicho que sólo regresaría de su retiro si la virtual próxima mandataria lo llamaba. Ahora, esto se sabe en un contexto comparativo con Manuel Ávila Camacho y el General Lázaro Cárdenas.

A pregunta de un reportero sobre su expresión, AMLO respondió: “No, si me pide (Sheinbaum) que yo ayude en algo, ayudo, ahora sí que la patria es primero”,  lo cual confirmaría Claudia Sheinbaum posteriormente en una conferencia, cuando contextualizó los dichos de López Obrador.

“Platicando le dije: Si se aburre de estar en Palenque, ¿le puedo encargar una de las cuencas?’ en una plática informal que teníamos, porque justamente yo estaba leyendo sobre la Cuenca del Balsas, recuerden que es uno de los proyectos que yo planteé, el Plan Campeche,  y el Plan del Río Balsas, que lo iba a llamar Plan Lázaro Cárdenas. Se rio y me dijo: ‘No, no, no, eso sí no te lo voy a aceptar’. Y en otro momento le dije: Y si hay algo terrible, terrible en el país y también en estas pláticas, la  patria es primero. Y él me dijo también: ‘No, pues sí, la patria es primero’. Pero son pláticas en esta transición histórica que estamos teniendo…”.

Ahora sí que López Obrador aún no se va… y ya está viendo cómo regresa.

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Autor(a)

Adela Navarro Bello
Adela Navarro Bello
Directora general del semanario ZETA, Consejero de Artículo 19 y del CPJ para las Américas, entre otros reconocimientos, tiene el Maria Moors Cabot 2021 de la Universidad de Columbia.
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