Esperas de más de tres horas para ser atendidos, falta de medicamentos y trato desdeñoso, son algunas de las quejas que usuarios de Centros de Salud en Tijuana señalan sobre el servicio que prestan esas unidades médicas a personas que, principalmente, no cuentan con seguridad social.
A decir de José Adrián Medina Amarillas, secretario de Salud en Baja California, debido al “abandono” en que se encontraban por haber sido cerrados durante la pandemia de COVID-19, se han destinado recursos federales por 120 millones de pesos entre 2022 y 2024 para rehabilitar los 108 Centros de Salud en el Estado.
Sin embargo, poco más de la mitad (65%) de los 29 Centros de Salud que estaban funcionando en Tijuana al inicio de su gestión han sido rehabilitados, sin que ello implique nuevo equipamiento, según los propios datos de la dependencia que encabeza, por lo que los centros siguen teniendo aparatos en malas condiciones y fallan constantemente.
De las 19 unidades médicas restauradas, dos todavía no han reiniciado operaciones: el Centro de Salud de la colonia 3 de Octubre, “próximo a reactivarse”, y el de la colonia Miramar. Este último no tiene fecha para reiniciar operaciones, ya que el proveedor “no cumplió en tiempo y forma” con las obras para cambiar el piso, el cableado eléctrico del área dental y reparar las partes donde se filtraba el agua.
Aparte del trámite administrativo para sancionar al proveedor y buscar a otro que termine las obras, el inmueble ubicado sobre la calle María Antonieta Pons es manzana de la discordia en un conflicto laboral, que ha escalado a tal grado que hay denuncias penales por acoso sexual, amenazas y hostigamiento ante la Fiscalía General del Estado (FGE).
A una década de que estuvieran operando los 31 Centros de Salud de Tijuana para la atención, control y prevención de enfermedades de primer nivel con consultas médicas y dentales bajo el programa del Seguro Popular, actualmente sólo están funcionando 26 unidades médicas, y en el Centro de Salud de Villa del Prado no hay servicio dental.
VENIMOS POR MEDICINA, PERO NO HAY
Relató que desde temprano, poco antes de las siete de la mañana llegó al Centro de Salud de La Joya, en la colonia El Tecolote, con el fin de poder tener consulta y conseguir el fármaco. Pero tres horas después, seguía esperando junto con cerca de 15 personas más en la sala donde convergen los dos consultorios médicos, el dental, la farmacia y la recepción.
En su opinión, el servicio que prestan los Centros de Salud ha ido “decayendo” a lo largo del tiempo, y conforme pasaron de ser del Seguro Popular al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), y recientemente el cambio anunciado a IMSS-Bienestar.
“Cuando estaba el Seguro Popular la atención era mejor, había más medicamento, ahora gritan bien feo cuando lo pasan a uno y ya no es lo mismo de antes”, dijo, con todo y que parte del personal sigue trabajando desde entonces.
Luego de tener que dejar de ir al Centro de Salud Miramar, que está más cerca de donde vive, en la colonia El Mirador, hace unos días Ernesto Núñez se desplazó en vano al Centro de Salud de Zona Centro, pues por tercer mes consecutivo le dijeron que no podían entregarle el medicamento con el cual trata su presión arterial alta (Nifedipina) “porque no hay”.
A la escasez de fármacos, se suma la de personal, ya que “hay días que no llegan todos, nada más viene un doctor y sólo dan 12 fichas para consulta”, lo que implica trasladarse a otro lugar o regresar al siguiente día, compartió Martha.
Usuarios de los Centros de Salud también se quejan del trato desdeñoso y voluntarioso, particularmente de quienes se encuentran en el área de recepción, que en algunas ocasiones dan trato preferencial a ciertos pacientes: “Si uno pregunta constantemente por el turno, si ya vas a pasar, te contestan de mal modo o de plano ni te responden. A veces llega a ser un trato grosero, y si te quejas, te dejan al final”.
La atención de los médicos también está “un poquito complicada”, ya que algunos doctores “te escuchan, pero no te revisan para decirte lo que tienes”, mencionó otra usuaria.
Interrogado sobre el abasto de medicamentos, José Abel Delgado Peraza, director de la Jurisdicción de Servicios de Salud de Tijuana, expuso que el porcentaje de recetas surtidas es del 75%, aunado a que desde la pandemia el abasto se vio mermado, se ha ido recuperando y “queremos que incremente más”.
La mayoría de los medicamentos de primer nivel son “sustituibles”, es decir, si faltó un analgésico, hay otros para sustituir la función del primero y pueden ser aplicados. “Realmente creemos que podemos mejorar, pero así como un problema grave por desabasto, no lo tenemos actualmente”, aseveró.
En tanto, el secretario José Adrián Medina Amarillas refirió que al inicio de su administración el abasto de medicamentos en Centros de Salud era del 25%, “después de hacer toda una reingeniería en solicitar el medicamento, almacenarlo y distribuirlo, hemos incrementado por arriba del 85%; nos preocupa, queremos tener el 100% pero nos ha costado mucho trabajo”, reconoció el funcionario estatal.
En cuanto a la atención a los usuarios, desde la Jurisdicción de Servicios de Salud, José Abel Delgado Peraza admitió: “Hemos notado que en algunas unidades o en algunos casos no hay un trato que las personas merecen, esa sí es la realidad, queremos y hemos trabajado para tratar de, por un lado, empoderar a la población y tratar de mejorar la actitud del personal”.
Asimismo, conminó a los usuarios a expresar sus quejas en el área de Calidad al número telefónico 664-685-1338 y a participar en los comités de los Centros de Salud que se están creando, para que la misma comunidad evalúe el desempeño de las unidades médicas.
Para tratar de reducir el tiempo de espera algunos Centros de Salud, como el Tijuana, dejaron de trabajar con citas para atender a la gente conforme va llegando, ya que el problema de manejar agendas es que ésta ya es electrónica, y si se cubre el lugar y la persona no llega, ese espacio ya no puede cubrirse electrónicamente, “entonces se complica un poco la operatividad”.
En promedio, un médico ve entre 12 y 18 pacientes, y cada consultorio dental debe otorgar de seis a ocho consultas durante la jornada laboral diaria (08:00 a 14:00 horas), precisó Delgado Peraza.
Según cifras de la dependencia, en 2023 se dieron 425 mil 75 consultas por parte de centros de salud, caravanas médicas, Capasits, Módulos Rosa, Rosa Móvil y clínica dental.
Llama la atención esa cifra, ya que en septiembre de 2014, cuando Sergio Tolentino Hernández era titular de la Secretaría de Salud y el esposo de la actual gobernadora, Carlos Torres Torres, director del Seguro Popular en el Estado, se pretendía beneficiar a más de 514 mil tijuanenses al implantar el servicio de citas médicas por teléfono en los 31 Centros de Salud para evitar que la gente madrugara.
REHABILITACIONES “ESTÉTICAS”
Frida Barajas, usuaria del Centro de Salud Lomas Taurinas, comentó que tiene dos años que el refrigerador de vacunas no sirve y no siempre dan atención dental. Para subsanarlo, la Secretaría vacuna “sólo ciertos días y a cierto horario, para que no se echen a perder las vacunas y se las vuelven a llevar, y si no hay, uno tiene que ir por las vacunas al Hospital General; tienes que llegar temprano, puesto que desde que cambió el servicio de salud del Seguro Popular, ya no les dan tanta cita, entonces llegas temprano, te dan tu cita”, refirió. “Hay algunos que llevan control médico, ya están citados, pero usualmente siempre los atienden como van llegando”, compartió Barajas, quien acude al Centro de Salud solamente para vacunar a su hija, puesto que cuando se trata de enfermedades, prefiere acudir al médico particular o al Hospital General, ya que en el Centro de Salud “es un poquito más tardado”.
Otra persona consultada opinó que en los últimos meses el servicio ha mejorado en su Centro de Salud, ya que anteriormente se carecía de nutriólogo, y ahora dan seguimiento del Niño Sano, “y ahorita salió bien”.
Alma, otra usuaria, consideró que “están bien” las instalaciones del Centro de Salud Lomas del Rubí, aunque modestas: “Los baños están limpios, pero uno de ellos no funciona, y no siempre tienen jabón”.
El médico Rogelio Rodolfo Rojas Valdez -actualmente adscrito al Centro de Salud Lázaro Cárdenas- criticó que las rehabilitaciones sean más “estéticas” que de fondo, al haberse cambiado las fachadas de los colores del Seguro Popular al color guinda (identificado con el partido oficial, Morena) cuando se creó el Insabi, y, de manera más reciente, al verde y crema de IMSS-Bienestar, sin dar prioridad al abasto de medicamentos y el cambio de equipos.
En el Centro Tijuana (el más grande de la ciudad) hay filtraciones de agua en las paredes y ventanas, falta jabón y las tarjas para lavarse las manos para atender a los pacientes están oxidadas, así como instrumentos que se usan para el servicio dental. “Si es el más grande, por qué hay tanto desabasto”, cuestionó Rojas Valdez.
A decir del entrevistado, antes estaba el sistema “tan efectivo que los Centros de Salud se surtían dos veces en el mes, y cuando iban a llevar el pedido, te preguntaban: ‘¿Te falta algo? Ahí te va’, para que no faltara el medicamento”, mientras que actualmente sólo llevan medicamento una vez al mes, y las peticiones que hacen los directores son “rasuradas” por el área de Calidad de la dependencia.
No obstante, los centros tienen equipo de laboratorio médico con valor de más de un millón de pesos, para el que no hay personal. La Secretaría de Salud eliminó la acreditación de Calidad que cada cinco años tenían que pasar los centros, en la que se evalúa infraestructura, sistemas, procedimientos, expedientes y normatividad.
Por su parte, José Abel Delgado, de la Jurisdicción de Salud, “se ha batallado” con los refrigeradores de vacunas del Centro de Salud de Lomas Taurinas. “Se repara y no queda bien. Vuelve a fallar y como tiene que tener un control de temperatura muy estrecho, pues, se ha optado por no utilizarlo y se lleva vacuna para poder aplicarla”, indicó.
En cuando a los señalamientos del doctor Rojas en el Centro de Salud Tijuana, Delgado Peraza comentó que los materiales o insumos especializados de atención médica “entran aparte de la remodelación”.
En 2023 se tuvo un presupuesto de 20 millones 642 mil 401 pesos para remodelación de 13 centros, once de estos en Tijuana y dos en Tecate, además de un millón 300 mil pesos para el mantenimiento de los Centros de Salud que comprende el área a su cargo.
En cuanto al programa de acreditaciones, Delgado reconoció que fueron diferidas por la transición del Sistema Nacional de Salud a IMSS-Bienestar. “Primero se quiere consolidar este tema y posteriormente retomar el de las acreditaciones y certificaciones, no es que se suspendiera de forma definitiva, simplemente por la conversión del sistema de salud se difirió el año pasado”, afirmó.
Mientras que José Adrián Medina Amarillas compartió que está por concluir la rehabilitación y remodelación de los 108 Centros de Salud en Baja California, siendo la entidad federativa “la única en el país que le va a enviar los Centros de Salud a IMSS-Bienestar totalmente rehabilitados, remodelados y equipados, con equipos complementarios para que puedan hacer exámenes de laboratorio, tener un departamento bucal completamente renovado”, adelantó el titular de Salud en BC.
RANCHO ESCONDIDO Y OTAY, CERRADOS PERMANENTEMENTE
En Avenida Matamoros de terracería, en las inmediaciones de la Garita Otay II, está abandonado el Centro de Salud Rancho Escondido (uno de los más pequeños). En su fachada con grafiti y polvorienta aún es visible el nombre de la unidad médica y el emblema del Gobierno de Baja California de la última administración panista en la entidad -de Francisco Vega de Lamadrid- cuando fue cerrado.
El gobierno actual no contempla reabrirlo por operatividad. “Cerca de ahí tenemos el Centro de Salud Insurgentes que cubre el área de población de responsabilidad de lo que incluiría el del Rancho Escondido”, manifestó José Abel Delgado Peraza.
Por otro lado, en la colonia Nueva Tijuana, sobre la calle Díaz Mirón, se ubica el Centro de Salud Otay, cerrado permanentemente desde 2017. Su barda perimetral tiene algunos grafitis y en su fachada pintada de azul aún se aprecia la imagen institucional de la antepasada administración.
Medina Amarillas atribuyó a “fallas geológicas” el cierre de la unidad médica, y que aun cuando en su gestión se intentó rehabilitarlo para hacer el Centro Regulador de Urgencias Médicas (CRUM), “nos dijeron que era imposible porque existía riesgo” por parte de Protección Civil, lo que evitó su reapertura.
Empero, al parecer esas instalaciones se usan como bodega por las mañanas, ya que, si bien el cerco se mantiene cerrado con candado, adentro una persona resguarda la entrada del lugar, donde a lo lejos se alcanzan a apreciar algunas cajas.
DENUNCIAS DE ACOSO Y AMENAZAS, EN DISPUTA POR CENTRO MIRAMAR
El lunes 6 de mayo, el médico Rogelio Rodolfo Rojas Valdez fue citado a las oficinas de la colonia Revolución de la FGE por una denuncia de acoso de una enfermera que trabajaba en el Centro de Salud Miramar, cuando él era director de esa unidad médica.
Rojas también enfrenta demandas por amenazas presentada por el propio director de la Jurisdicción, José Abel Delgado Peraza, y por la directora del Centro de Salud Tijuana, Carla Campos Beltrán, incluso tiene una orden de restricción para no acercarse a ella.
Luego de que a principios de febrero de 2024 se cerrara el Centro Miramar para su rehabilitación, Rojas Valdez fue asignado médico operativo al Centro de Salud Tijuana, donde comenzó a laborar el 12 de febrero; dos días después fue comisionado al Centro de Salud Lázaro Cárdenas, debido a la queja por actos impropios de carácter sexual de tres pasantes de Odontología.
Los testimonios de las jóvenes -enviados a las áreas de Recursos Humanos, Enseñanza y Acoso y Hostigamiento- señalan que cuando Rojas Valdez se presentó, dijo a una de ellas: “Qué bonitos ojos tienes”, “Qué bonita sonrisa, se ve franca” y “Nunca he usado condón en mi vida”. Comentarios que la incomodaron y consideró inapropiados.
Al día siguiente, “… mientras me ponía crema en las manos, el Dr. me preguntó si le podía dar crema y yo le ofrecí crema directo del tubo de crema y solo dijo ‘No, de la crema que tiene en sus manos’, comentario que ignoré”, describió la pasante.
Otra pasante refirió que luego de múltiples ocasiones que Rojas Valdez refiriera a una compañera “qué bonitos ojos tienes”, el doctor “sacó su celular para enseñarnos fotografías de su álbum, primero el material odontológico oxidado y después personales (su familia, centro de salud, etc). Seguidamente por una extraña razón nos mostró una foto de una vulva infectada”.
El médico en mención también enfrenta un proceso administrativo por parte de Isesalud que “está tratando de eludir”, ya que no ha acudido a los citatorios ni va a trabajar con regularidad al Centro de Salud Lázaro Cárdenas, pretextando incapacidad.
En entrevista con ZETA, Rojas Valdez aseguró que las acusaciones son falsas y es él quien está siendo hostigado, ya que en múltiples ocasiones pidió insumos y medicamentos para el centro y “en lugar de atenderlos, se molestaban”.
“No aceptaría renunciar, porque no les voy a dar el gusto a estos hijos de su madre, de perdida que lo hagan con dignidad (…). Me están corriendo unos ineptos, unos lacras”.
La posición de la Jurisdicción en voz de su titular, es que Rojas Valdez ya no es director del Centro Miramar, y cuando termine el proceso administrativo, se definirá con base en lo que determine la autoridad competente institucional, si se reinstala al Centro Lázaro Cárdenas, al que fue adscrito como personal operativo.
Actualmente “sigue siendo un trabajador activo, aunque incapacitado”, que por reglamento recibe el 100% de su salario base los primeros 60 días, y posteriormente el 50% hasta que continúen las incapacidades.
Según la Jurisdicción Sanitaria, la nueva titular del Centro Miramar es Karla Góngora. Ella, junto con el resto de las personas que trabajan en esa unidad médica, firmaron una petición dirigida al director de la Jurisdicción, fechada el 6 de febrero, para que Rojas Valdez fuera removido.
En el texto lo acusan de recurrentes inasistencias que justificaba por mensajes de WhatsApp o llamadas de su esposa señalando que tenía “lumbalgia, vértigo o que se quedó dormido” y que lo aprobaba la autoridad, sin que presentara documentación comprobatoria.
Dos meses antes de que una pasante terminara su servicio social, esta se quejó de acoso sexual, luego de que el doctor Rojas “invadiera su espacio personal al acercar su cuerpo demasiado al de ella, y le besaba la cabeza”.
Según la narración del texto enviado por personal del Centro Miramar, cuando la pasante fue informada de su remoción, el personal consideró injusto que, faltando tan poco tiempo para terminar su servicio social, fuera afectada y decidieron convocar a una reunión para abordar el tema con Rojas Valdez. Luego de que la pasante expresara su sentir, el doctor “comentó que lo hacía (besarla en la cabeza) de manera paternal y cuando le llamaba por teléfono a las cinco 5 am (era) para despertarla y que no llegara tarde”.
“Desequilibrado” abasto de medicamentos en HGT …seguir leyendo
Asimismo, acusan al médico de enviar “mensajes privados comprometedores” a una empleada casada a deshoras de la noche, y crear un “ambiente hostil y conflictivo”, así como de dar o negar la atención a pacientes a voluntad, siendo muy pocas las veces que daba consulta médica, pese a que es una de las funciones del director.
“En general el trato hasta principios de este año había sido cordial, respetuoso. Ciertamente no nos habíamos metido de fondo a la operatividad de la unidad, a revisarla más a detalle”, dijo el director de la Jurisdicción cuando se le preguntó sobre cómo escaló el conflicto si en redes sociales hay evidencia de que personal del Centro de Salud hacía convivios.
Refirió que cuando se acudió a platicar con el personal del Centro Miramar para comentarles del cierre temporal por la rehabilitación, se dieron los señalamientos contra Rojas Valdez y que la primera denuncia de acoso fue en septiembre de 2023. A su vez, en un primer momento el doctor Rojas externó su deseo de salir de esa unidad médica porque el personal estaba “muy maleado”.
“De ahí empezó un poco cambios de actitud, sobre todo con el subjefe jurisdiccional, con el que tenía más relación directa en la operatividad, en el día a día. Hubo cierto roce, entonces, al momento de que se le pidió cambiar a cierta unidad, se rompió la relación y él me llamó por teléfono, y tal cual sí me amenazó, que él y yo no cabíamos en el mismo lugar”.
Delgado Pedraza se dijo “sorprendido” de la reacción, sin embargo, al ir escuchando las versiones de sus compañeros de años atrás y que ellos habían preferido mantener lo más posible la cordialidad, “ya cobran sentido ciertas acciones que ellos manifestaban desde antes, que se habían mantenido dentro del Centro de Salud Miramar”.