Esta película tiene mucho de lo que ahora se necesita: una historia extraordinaria de quien ha sido considerado el Schindler del Reino Unido: Sir Nicholas Winton, joven londinense que viajó a Praga en diciembre de 1938 convenciendo a Trevor Chadwick y a Doreen Warriner del Comité Británico para Refugiados, rescatar a cientos de niños, casi todos judíos, justo antes de que los nazis cerraran las fronteras.
Esta conmovedora película está basada en el libro “Si no es imposible… la vida de Sir Nicholas Winton”, escrito por Barbara Winton y se tuvo la enorme fortuna de contar con Sir Anthony Hopkins para interpretar el rol protagónico ya en su vejez como sólo este actor podría haberlo hecho, mientras que Johnny Flynn se dio a la tarea de encarnar al personaje de joven, cuando ante la inevitable invasión de Hitler, hace todo lo que puede para salvar a más de 600 pequeños refugiados del holocausto.
La misión no es nada fácil. Nicholas planeó trasladar a los niños por tren a Londres, colocarlos en hogares de acogida para luego devolverlos a sus familiares cuando terminara la guerra. Además de la burocracia, había que considerar el costo de semejante labor y todo contra reloj.
Pasamos a 1987, cuando este héroe anónimo encuentra un cuaderno que quiere llevar a un museo o una biblioteca. Ese deseo lo lleva a la televisión, donde finalmente resuelve una pregunta que siempre se planteó: qué habría sido de los chicos que rescató. Adiós el anonimato y bienvenido el reconocimiento a un gran humanista que siempre se preguntó si pudo haber hecho más por esos menores que encontró tan vulnerables en las calles de Praga.
El director James Hawes supo valorar esta historia y la llevó a la pantalla grande con un soberbio elenco encabezado por Hopkins. El resultado positivo era fácil de anticipar, al ver cómo el famoso Kinertransport llegó con bien a su destino. *** y media.
Punto final.- La nueva versión televisiva de “Shogun” tiene lo suyo. Anótenla como opción para estos días de descanso.