En la Base de la Fuerza Aérea Edwards en el sur de California está el hábitat nativo de las tortugas del desierto de Mojave. Una excelente noticia es que de sus madrigueras invernales 70 especímenes han salido, gracias al esfuerzo de la San Diego Zoo Wildlife Alliance y The Living Desert Zoo and Gardens, en colaboración con la mencionada base de la Fuerza Aérea, el Servicio de Pesca y de Vida Silvestre y el Servicio Geológico de Estados Unidos.
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Este trabajo conjunto ha tenido excelentes resultados con esta especia clasificada como en peligro crítico de extinción.
“Hemos trabajado muy duro para llegar hasta aquí y hemos pasado por muchas cosas juntos”, dijo Melissa Merrick, Ph.D., directora asociada de ecología de recuperación en la San Diego Zoo Wildlife Alliance. “Hemos tenido que redefinir estrategias, cambiar planes, reaccionar y adaptarnos a tantas situaciones emergentes y todos lo hemos hecho con éxito para llegar a este punto. El segundo grupo de tortugas jóvenes recién llegado de The Living Desert, pasará los próximos seis meses con nosotros antes de unirse a sus predecesores en la naturaleza. Es un momento emocionante para el programa”.
Los científicos rastrean a las tortugas del desierto grávidas, las monitorean mientras ponen huevos bajo supervisión y luego atienden a sus crías a lo largo de dos años dentro de The Living Desert donde permanecen 6 meses y de ahí son trasladadas a un espacio exterior en la Base de la Fuerza Aérea Edwards donde habrán de sobrevivir en condiciones óptimas.
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“Nuestro programa inicial es esencial para maximizar el éxito de las tortugas jóvenes a medida que las liberamos en la naturaleza”, explicó James Danoff-Burg, Ph.D., director de conservación de The Living Desert Zoo and Gardens. “La mortalidad de las tortugas juveniles del desierto es dramática y a menudo se acerca al 100% en áreas donde los cuervos están superpoblados debido a que los humanos les proporcionan alimento a través de sus contenedores de basura abiertos. Los beneficios de empezar con ventaja son claros cuando en sólo seis meses podemos lograr que alcancen el tamaño aproximado de una tortuga de dos años y medio. Las tortugas más grandes son mucho más resistentes a la depredación de cuervos y coyotes que las más pequeñas y, nuestro programa inicial garantiza que no sólo se reduzcan las tasas normales de mortalidad juvenil en la naturaleza, sino también la depredación. La ventaja inicial hace que la reintroducción de las tortugas del desierto sea más exitosa”.
