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viernes, julio 26, 2024
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Son minoría, pero transgreden valores

Cada día que pasa, en el mundo entero la comunidad LGBT gana adeptos, campo, y como pulpo devora mentes, gustos, mañas y engatusa a jóvenes a paso vertiginoso. Como nunca se ha visto. ¿Qué está fallando a la sociedad heterosexual, que hizo el Creador y fundó hombre y mujer, varón y varona?

Los valores se nos han ido de las manos. No los estamos poniendo en práctica. La libertad se convirtió en libertinaje. El mismo gobierno da herramientas, da certificados, da luz verde a matrimonios del mismo sexo, y si muchos hacen eso, ¿qué dirán lo mismo con esos gustos? ¿“Yo por qué no”? Tienen mucho a favor para que ese mundo y mar LGTB siga multiplicándose como hongos en lo “oscurito” y en la humedad.

Con esas uniones del mismo sexo, se está reduciendo la población y rechazan multiplicar y poblar el mundo. ¿Así cómo? Falta un complemento sexual, dígase espermatozoide u óvulo. Según la mera realidad, en 2023 va la comunidad LGBT avanzando a pesar del rechazo social, eclesiástico y gubernamental en países de lado de Jerusalén, Corea, etc. ¿Qué siente un hombre al ver a dos personas de su mismo género tomados de la mano y ser pareja? ¡Pues ofensa! Vergüenza y fallas mentales a personas con un par de testículos cuya atracción es el mismo sexo. De igual forma, una mujer damita ver a dos personas femeninas nacidas así, con sus ovarios sin ser fecundados por la célula sexual masculina.

Aparatos reproductores del mismo género equivale a un retroceso en el mundo moderno, ganando terreno. Hoy, la televisión juega un papel importante en el aumento de fanáticos, adeptos, nuevos miembros LGTB que se hacen, a pesar de que tenemos valores escritos. La fuerza paternal y maternal de guiar a sus hijos por la vida correcta, como lo instituyó el Creador hace siglos. ¡Escrito está!

¿Qué está sucediendo? Un orgullo que lo quieren convertir en orgullo normal y bien recibido por las masas que se unen; quieren hacer añicos, romper barreras puestas desde el nacimiento, transformando humanos, nombrarse LGTB por muchos hechos. Crean grupos que convocan a ser parte de ello, aún a veces participando a escondidas de sus progenitores, que a veces no se dan cuenta hasta que el hijo o hija ya no quiere pertenecer a la heterosexualidad. Se declaran LGTB. Sienten sus hormonas invertidas, revueltas: hombre en cuerpo de mujer, mujer en cuerpo de hombre.

Así florecen nuevos seres que engrosan las filas de ese movimiento, que antes no salían del clóset y hoy el gobierno les da certificados matrimoniales, cambio de sexo y nombre en actas de nacimiento, para beneplácito social y evitar desmanes en su contra. Hoy, las autoridades son más accesibles a este tipo de peticiones sociales, que lo ven normal. Hasta ya quieren que esos grupos tengan participación en la vida política gubernamental, para así decirse tener “gobierno para todos”. Pero no debía ser así.

Continúa ganando espacio una comunidad que es principal en noticias, en información escrita, en columnas en medios impresos. El gobierno seguirá casando hombre con hombre, mujer con mujer; seguirá otorgando documentos “legales” para esa comunidad que ansía tal documentación que “legalizó el gobierno”. Sólo nos queda a los heterosexuales cuidar a nuestros hijos, seguir inculcando valores en casa; ya si la SEP quiere imponer en sus Libros de Texto Gratuitos que la comunidad LGBT multicolor y de arcoíris es normal, y ya no anormal, es cuento del gobierno.

Claro, podemos impugnar para evitar tales libros. Si están a favor de la comunidad, eso ya es cosa de quienes son partícipes en la edición y revisión, y que dan el “sí” a esos libros, apoyando al grupo LGBT. Sería un grave retroceso social, moral. Puntos a favor para la sociedad LGBT que crece, como lo escribí previamente, como los hongos en humedad.

Atentamente,

Leopoldo Durán Ramírez.

Tijuana, B.C.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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