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martes, abril 23, 2024
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Laicos cristianos

Y cuando se abandonan las alturas dominantes de la vida o no se tiene atrevimiento para ganarlas, todo logrará subir, menos Cristo que ha querido y quiere ascender en nosotros y con nosotros”.

-Lic. Anacleto González Flores, beato mártir mexicano


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16 de los casi 50 santos mexicanos, son laicos o seglares que derramaron su sangre por su Fe en Cristo y por su amor a la Iglesia.

Entre ellos los tres niños mártires de Tlaxcala: Cristóbal, Juan y Antonio; el niño mártir José Luis Sánchez del Río, de Sahuayo, Michoacán; los santos mártires de Chalchihuites, Zacatecas: Manuel Morales, David Roldán y Salvador Lara; Anacleto González Flores, de Tepatitlán, Jalisco; los hermanos Ezequiel y Salvador Huerta, de Mascota, Jalisco; Leonardo Pérez Larios, de Lagos de Moreno, Jalisco; Luis Padilla Gómez, Jorge Vargas González, Ramón Vargas González,  Luis Magaña Servín y Miguel Gómez Loza, de Guadalajara.

De entre ellos, el licenciado Anacleto González Flores, es quien plasmó sus pensamientos profundamente cristianos; ideales que fueron el centro de su vivir y actuar en nuestro México.


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Abnegado litigante a favor de los débiles, Anacleto González Flores fue fundador de la gloriosa Acción Católica de la Juventud Mexicana (ACJM).

Entre sus obras literarias, filosóficas y cristianas se encuentran “El Plebiscito de los Mártires” y “Tú Serás Rey”. De Anacleto González Flores son estos profundos pensamientos de actualidad para el vivir cristiano.

“En la base de todas las derrotas que han caído y llevamos sobre nuestras espaldas está todo un inmenso lastre de pusilanimidad y de apocamiento. Pusilanimidad y apocamiento en las vidas enfermas y raquíticas de los individuos, y una postración espiritual innegable y desesperante en nuestra vida pública”.

“Sentimos que nuestra personalidad está gravemente enferma de empequeñecimiento y de anemia espiritual. Y nuestro desasimiento y nuestra resignación, más que ser un brote espontáneo y noble de nuestra generosidad, son el fruto lógico de nuestra pusilanimidad y nuestro apocamiento. Y nuestra pusilanimidad y nuestro apocamiento están en pugna abierta con el cristianismo”.

“La Iglesia vive y se nutre de osadías, todos sus planes arrancan de la osadía. Solamente nosotros nos hemos empequeñecido y nos hemos entregado al apocamiento. Se puede renunciar a muchas cosas y aún se debe renunciar a la fiebre para saciar el orgullo y para nutrir la vanidad; pero no se debe renunciar a la púrpura de Cristo, que estamos obligados hasta mojarla con nuestra sangre.

Foto: Germán Orozco/Atala, nieta de san Manuel Morales, mártir zacatecano de Chalchihuites

“Porque el cristianismo -tanto en su fuerza de estructura ideológica como de sus corrientes históricas- es la doctrina del riesgo y de la dirección de la vida para cruzar victoriosamente a través de todos los riesgos. Porque no es tan poco atreverse a afrontar los riesgos de ser bueno ni tampoco afrontar los riesgos de ser santo ni mucho menos los riesgos de ser mártir”.

“Todos los éxitos y todas las alturas han sido y seguirán siendo de los audaces. Y porque Cristo es la audacia más alta que ha pasado y sigue pasando a través de la Historia, ha sido y seguirá siendo el más afortunado”.

“Por esto los mártires y los santos han visto y ven todos los días, sin lágrimas ni sollozos, que el cauce de su vida remonta todas las distancias, pues han bebido en la fuente de juventud eterna de Cristo, los raudales de una fertilidad que nunca se agota y de una audacia que nunca se cansa ni se extingue ni se fatiga”.

Germán Orozco reside en Mexicali, B.C.

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