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sábado, diciembre 7, 2024
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Io capitano (Yo capitán)

Seydou (Seydoy Sarr) tiene 16 años, igual que su primo Moussa (Moustapha Fall). Ambos viven en Dakar, Senegal, donde sueñan con ser músicos famosos. Quieren un futuro mejor que el que su país les ofrece. Por eso, a escondidas de su familia, en una noche como cualquier otra, organizan sus mochilas y se van rumbo a Europa.

Matteo Garrone expone la maestría con que fue capaz de contar esta historia sobre un par de adolescentes que ni en la peor de sus pesadillas pudieron imaginar lo que habría de ser esta travesía.

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Primero, el calvario del desierto de Sahara, a toda velocidad, a bordo de un pick-up donde el que se cae se pierde. Después a pie, dejando a su paso cadáveres de aquellos que ya no soportaron el camino.

De un pasaporte falso por el que pagaron y luego tuvieron que desembolsar de nuevo para que las autoridades migratorias se hicieran de la vista gorda, pasaron a las manos del crimen organizado, brutal, como bien conocemos en México: impune, igual que en todos los estados fallidos. Y justo cuando no se anticipa que la situación de estos jóvenes podría ser peor, se agrava. De plano quedan a su suerte porque en estas circunstancias de vil injusticia sólo así se sobrevive.

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Entre estos dos chicos hay un lazo entrañable que no les permitirá separarse. Son familia, vaya. Lo demás no se cuenta aquí, pero sin duda es impresionante ver la transformación del Seydou que comienza el accidentado recorrido y el que lo termina, con esa superioridad que se manifiesta con cada sorpresivo desafío.

Garrone logra colocarnos en los desgastados zapatos de este muchacho que se convierte en todo un hombre, y sufrir tanto como él a lo largo de una trayectoria al margen de la ley. Así, el realizador logra lo que pocos hacen: cambiar la perspectiva que se puede tener de la migración. Esto sólo se alcanza con un compromiso absoluto con un guion que parte de una historia verídica a la que lleva a buen fin, sin permitir que la política o el activismo hagan de este filme un panfleto.

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Tenemos, entonces, un candidato fuerte al Óscar en la categoría Mejor Película Internacional, cuyo tema es urgente. Su paso al cine ha sido muy afortunado, y la experiencia frente a la gran pantalla se vuelve extraordinariamente trascendente. ****

Punto final. – Ahí les va otra recomendación: “La gran noche del pop” en Netflix, sobre cómo grabaron la canción “We Are the World” en 1985.

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Autor(a)

Gabriela Olivares
Gabriela Olivares
gabriela@zeta.com
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