En los tiempos actuales del cine, donde hay una saturación de superhéroes en pantalla, es notable que “El Halcón” realice un homenaje a la época de oro de la lucha libre y sus superhéroes clásicos, pero simultáneamente retoma la crítica a la delincuencia y la lucha de poderes. Aspectos que inevitablemente se trasladan a los distintos ámbitos del México moderno para generar un largometraje de acción y drama que conectará a través de las generaciones.
Se trata de la ópera prima de Eduardo Valenzuela, quien guia al espectador a través de una figura emblema mexicana: el luchador enmascarado que tiene un puesto de tacos con su hijo Pancho, quien un día es secuestrado por criminales.
En esta producción mexicana, a pesar de su rol activo en la sociedad, el ex superhéroe súbitamente decide retirarse y quitarse la máscara, mientras poco a poco se desenmascaran las razones que lo llevaron a vivir los siguientes 35 años como taquero y su eventual regreso para rescatar a su hijo. La película avanza entre esas líneas narrativas, con escenas que transcurren principalmente de noche o en espacios cerrados, aprovechándose de los sets de Tijuana, Ensenada y Rosarito, lo cual sirve como justificación para ir develando las injusticias a las que se enfrenta Ramón “El Halcón”, interpretado por Guillermo Quintanilla. (Andrea López González)
