Una Handycam (Sony) comprada por sus padres fue la chispa que encendió el amor por el cine en Hugo Daniel Hernández, ganador de la tercera edición de la convocatoria del estímulo a la producción de ópera prima de cortometraje Carlos Monsiváis. Apoyo de 100 mil pesos entregado por el Centro Cultural Tijuana (CECUT) con el cual el cineasta emergente desarrollará “Los gorriones vuelan de noche”.
“Nunca pensé querer hacer cine. Estudiando Psicología en UABC, un amigo me invitó a participar en su cortometraje, y en CECUT lo programaron en el festival de cortos Descubre BC, lo que habla de la importancia que se abran estas puertas para nuevos directores”, apuntó a ZETA el egresado de Cinematografía de la Universidad de las Californias Internacional (UDCI).
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Conmovido y atrapado por el trabajo cinematográfico de Lila Avilés, Arturo Ripstein y Lucrecia Martel, el joven realizador persigue su sueño en el contexto bajacaliforniano: “Soy fiel creyente que estamos llenos de voces que tienen mucho qué decir en el Norte. Aunque creo que somos víctimas del centralismo del país, ahí entra la labor de CECUT y este fondo, con voces e historias de aquí. Espero el estímulo nos dé la oportunidad de levantar la voz”.
Sobre “Los gorriones…”, el actual asistente de dirección y apadrinado por cineastas bajacalifornianos como Rodrigo Álvarez (“Soy lo que nunca fui”) y Miguel Urías amplió: “Siento que como personas nos define mucho el contexto, tenemos la mala o buena suerte de nacer en un espacio geográfico con ciertas condiciones sociales, y la historia va sobre eso. Son dos amigos que están en esa etapa en que uno deja de ser niño y comienza a ser adulto, justamente su entorno va a terminar de definirlos quieran o no. Es una realidad complicada que no tiene una sola respuesta, pero me gustaría traerlo a la conversación justo para desarrollar un diálogo”.
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