Rocío Candelario Guzmán fue víctima de violencia vicaría desde noviembre de 2022 y apenas el 10 de noviembre de este año que recuperó a su hijo, consiguiendo también la vinculación a proceso de su ex pareja, sin embargo la separación y proceso de lucha fueron un calvario.
La tarde del 27 de noviembre del año pasado Rocío llegó a su casa de trabajar y se topó con la sorpresa de que su hijo, de entonces solo dos meses de nacido, ya no estaba, al igual que su marido, de quien planeaba divorciarse porque era violento con ella.
“Su papá biológico se lo había llevado, pero sin mi consentimiento. Yo buscaba la manera de dialogar con él, pero no se podía, él estaba en un plan en el que me decía que no me iba a dejar ver a mi bebé, después me dijo que sí lo podía ver, pero con la condición de que me fuera a vivir con él”, narró.
Ante las negativas del hombre para permitirle a Rocío estar con su hijo, ella acudió a la Fiscalía General de Baja California (FGE) a interponer una denuncia por sustracción de menores, sin embargo esta se estancó, por lo que acudió al Centro Estatal de la Mujer (CEJUM) para recibir apoyo, mismo que sí recibió, pero que también se estancó luego de meses.
En su desesperación, Rocío acudió a pedir ayuda al colectivo de madres víctimas de violencia vicaría, CESODI, dónde encontró empatía y sobre todo apoyo.
“En agosto me acerqué al colectivo CESODI, desde ese día se comprometieron a no dejarme sola. Les estoy enormemente agradecida porque hoy puedo tener a mi bebé conmigo. Las admiro y respeto mucho porque por encima de su dolor, porque ellas también están pasando por lo mismo que yo pasé, están buscando abrir puertas para ayudar a todas las mujeres que están pasando por la misma situación”, expresó Rocío.
Samantha Sesma, Coordinadora del colectivo CESODI informó que al día de hoy el colectivo ha atendido alrededor de 50 mamás, de las cuales 30 ya han interpuesto denuncia por violencia vicaria, también mencionó que 8 carpetas ya se han judicializado, de éstas se han logrado 3 vinculaciones a proceso con 2 niños restituidos y un agresor en prisión preventiva.
Por su parte, Estefanía Plascencia co-fundadora del colectivo CESODI, quien no ve a su hija desde hace 5 años, compartió la forma de sobrellevar la separación con su hija es canalizarla en el esfuerzo diario de ayudar a otras madres a recuperar a sus hijos.
“En mi caso todo el amor que tengo para mi hija, que desafortunadamente no se lo puedo dar lo transformó en este amor a cada una de las madres y de los hijos, creo que el hijo de una es el hijo de todas. El Estado no me falló a mí, le falló a mi hija Sofía Rafaela, la privaron de estar con su mamá”, expresó.
Estefania reiteró que sigue adelante con su queja contra el juez del juzgado tercero de lo familiar, Gustavo Adolfo Villarespe Muñoz, interpuesta ante el Consejo de la Judicatura del Estado de Baja California por no actuar con base en la perspectiva de género y encontrar irregularidades en su actuar en su caso e invitó a que cualquier otra víctima de él a que se sume a la lucha para que el funcionario sea destituido.
“Mi caso no es el único, hay muchos que tienen irregularidades y tráfico de influencias”, mencionó.
Sobre si el caso de Rocío les da esperanza para que más casos de violencia vicaria se resuelvan, respondió que sí y señaló que a diferencia de la anterior Fiscal Especializada en Delitos contra Mujeres por Razones de Género, Adriana Lizárraga, con la actual, Hortencia Noriega León, sí están viendo avances en los casos.
“Hemos notado un gran cambio, desde el trato y empatía con la que se dirige hacia nosotras, es muy notorio. Antes todas las carpetas estaban paradas, había tráfico de influencias, corrupción e impunidad con la ex fiscal Adriana; ahora tenemos empatía y compromiso, que ya están dando resultados”, comentó.
Finalmente, las miembros del colectivo CESODI hicieron un llamado a las mujeres víctimas de violencia vicaría para que se acerquen a recibir orientación y acompañamiento al correo electrónico: fundacioncesodi@gmail.com.