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viernes, febrero 16, 2024
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Debería hacer gira larga… pero en Guerrero

Si AMLO tiene cuatro días para un viaje poco productivo a Baja California, los debería tener para evaluar personalmente lo que está pasando en Guerrero

El 28 de septiembre pasado, tras una reunión con la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda, el Presidente Andrés Manuel López Obrador anunció en sus redes sociales que realizaría una gira -larga- de cuatro días por el estado, para asistir al Segundo Informe de la mandataria y a supervisar los avances de obras con recursos federales.


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En este punto, es menester recordar que en los cinco años de gobierno de AMLO, Baja California resultó ser el segundo estado donde más se redujo la inversión de la federación en obra pública. Se han asignado 84 por ciento menos recursos que el sexenio anterior. Sólo a Aguascalientes le ha ido peor, con un 86 por ciento menos, aunque los recortes afectaron a 23 de 32 estados.

Tratándose de avances, tampoco hay nada que sea imperioso mostrar, y eso se puede corroborar consultando la página de Transparencia (https://www.transparenciapresupuestaria.gob.mx/Obra-Publica-Abierta), donde se advierte que toda la inversión está “en proceso”. Nada terminado.

Los proyectos que anunciaron inspeccionará López Obrador, están inconclusos, salvo el caso de las obras por emergencia, que no estaban contempladas en el presupuesto, pero debieron ejecutarse debido a la erosión, los deslizamientos, los deslaves y el riesgo de colapso del terraplén del Cañón del Matadero en la carretera a Playas de Tijuana, transitada por 50 mil autos al día, detectado en abril del 2023. Pero incluso esta construcción, que ya está totalmente abierta para los usuarios, está inacabada.


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Durante los últimos cinco meses, la gobernadora Ávila Olmeda, ha realizado una serie de conferencias, boletines y también ha usado sus semanales de los miércoles para agradecerle a AMLO, como si el presupuesto recortado aprobado saliera de su bolsillo, por inversiones -en obra- que promedian los 13 mil 700 millones de pesos.

De acuerdo al gobierno, el Viaducto Elevado que conectará a Playas de Tijuana con el Aeropuerto Internacional Abelardo L. Rodríguez, tiene avances del 5 y 15  por ciento según la zona. Y es muy poco probable que lleven al Presidente a recorrerlo en auto, porque el ingreso a la avenida Internacional está convertido en estacionamiento en horas pico.

Evidentemente, tampoco le informarán de las expropiaciones amañadas que los afectados debieron denunciar para obtener un pago justo por sus propiedades. O de la opacidad y falta de información de parte de la Secretaría de la Defensa Nacional como responsables de las obras.

Los hospitales proyectados también están en proceso, y el del IMSS de Ensenada es el más retrasado. En cuanto a la modernización de los seis puertos de entrada con que cuenta la entidad, los más avanzados son El Chaparral y las construcciones de la Garita Otay II, que serán entregadas empezando el año entrante; lo que servirá de poco en el último caso, porque la aduana del lado estadounidense abrirá hasta el verano del 2026.

Total, que la visita pudo ser más productiva el próximo mes de enero, así que su recorrido de cuatro días por el estado 29 no era inaplazable ni necesario.

Como sí es urgente su presencia en una gira larga o extendida por todas las comunidades devastadas en Guerrero.

Las visitas de entrada por salida en una entidad arrasada por la naturaleza, son toscas y faltas de solidaridad, cuando tiene la posibilidad -y responsabilidad- de recorrer por aire y por tierra, las zonas devastadas por el huracán “Otis”: Coyuca de Benítez, Atoyac de Álvarez, Benito Juárez, Xalpatláhuac, Tecpan y las comunidades rurales conurbadas; los 47 municipios afectados, no sólo la zona dorada, turística y comercial.

El Presidente está obligado a oler, sentir, escuchar con atención y respeto a las víctimas desoladas. A ver de frente la insalubridad, el hambre, la angustia y frustración de quienes lo perdieron todo, aquella madrugada del pasado 25 de octubre.

Sorprendidos mientras dormían, por la negligencia de la federación y el estado que desatendieron las alertas del Centro de Huracanes de Estado Unidos, en un acto que resultó en la cifra oficial de 48 muertos, y otras decenas de cuerpos enterrados por sus familias para evitar que se pudrieran, cadáveres que la autoridad estatal con poca vergüenza, ha decidido no contar.

“Es necesario que el Presidente camine con nosotros y vea la realidad de lo que estamos viendo y no sólo lo que le informen… porque le están mintiendo”, le han reclamado los guerrerenses, para que deje su escritorio, para que ponga primero a los pobres, a los damnificados, y corrobore con ellos de primera mano si la ayuda está o no llegando. Que vea en vivo la suficiencia o insuficiencia de los apoyos programados.

“No estoy en Guerrero, porque creo que ayudo más desde aquí, coordinando las acciones y todo lo que se requiera” justificó el Presidente su ausencia. La pregunta es: ¿A quién puede estar coordinando en la capital, cuando aseguró que todos sus secretarios están en la zona de desastre?

“…no quiero hacer de esto un espectáculo” agregó. Es un adulto mayor, a quien se le practicó un cateterismo en el 2022; nadie espera verlo sacando cuerpos del lodo o removiendo escombros. Pero evadir su responsabilidad de encabezar la reconstrucción tampoco debería ser una opción.

Si tiene cuatro días para un viaje poco productivo a Baja California y ser el invitado de honor en un informe, los debería tener para evaluar personalmente lo que está pasando en Guerrero.

El mandatario dijo que las acciones valen más que las palabras… y tiene razón. Una supervisión directa vale más que la demagogia de los discursos, las conferencias informativas y los meros anuncios de un Plan de Reconstrucción y Apoyo.

Autor(a)

Rosario Mosso Castro
Rosario Mosso Castro
Editora de Semanario ZETA.
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