El tema es la masacre de la tribu Osage a manos de blancos en los años veinte en Oklahoma, cuando yacimientos petroleros fueron descubiertos en tierras ancestrales pertenecientes a esta comunidad indígena. El punto de partida es el best-seller de David Grann, y Martin Scorsese se valió de un elencazo y 3 horas 20 minutos en la pantalla grande para contar la historia.
El filme termina siendo muy bueno, pero no necesariamente entretenido. Las actuaciones son admirables, los personajes complejos perduran en la memoria y ver a Leonardo DiCaprio y Robert De Niro de nuevo en una película es una joya, pero queda la sensación de una narrativa demasiado larga que genera fatiga y, en más de un par de momentos, hasta distracción.
Por supuesto que la anécdota aquí desarrollada es valiosa, los Osage fueron una de sólo cinco tribus que sobrevivieron como parte de la Nación Indígena después de la Guerra Civil, por lo que, a cambio, recibieron tierras por ahí por Tulsa, que supuestamente nunca valdría nada hasta que apareció el crudo.
De ahí la codicia entre los blancos prolifera y empiezan a cortejar a los miembros de esa familia con la esperanza de integrarse. Uno de ellos es Ernest Burkhart (DiCaprio), venía del ejército y de trabajar con su tío William (De Niro), quien había movido sus piezas para que el sobrino se casara con Molly (Lily Gladstone). La tragedia comienza cuando matan a Anna, hermana de Molly, y Ernest se ve en la disyuntiva de dar con los asesinos.
El problema es que Ernest no es nada inocente, está manipulado por el ambicioso tío y expuesto a una serie de homicidios de mujeres nativas a manos de sus maridos arios que buscan heredar fortunas.
Como un villano algo torpe a veces, confuso, aunque por lo mismo interesante, Burkhart termina donde debe: ante un tribunal apoyado por el litigante que interpreta John Lithgow y con Brendan Fraser en contra como fiscal. El juicio se lleva una hora y es lo más tedioso que puede haber cuando Scorsese pudo haber prescindido del lujo de detalle en la recta final al clímax y el desenlace.
Sin embargo, el veterano director optó por tomarse su tiempo y hacer la película que quiso. El resultado no es nada cuestionable, no sorprende el excelso trabajo de DiCaprio y De Niro, sin embargo, no puede decirse lo mismo de una brillante Lily Gladstone que todo lo dice sin hablar. Es un lujo haberla visto en este filme que seguramente se llevará los principales premios cinematográficos en Estados Unidos. *** y media.
Punto final. – Desde “The Nightmare before Christmas” hasta la saga de “El Conjuro”, sobran opciones para este Halloween