Para hacer realidad los derechos humanos existe el denominado: “enfoque de derechos humanos”. Esta metodología empodera a las personas para exigir sus derechos, analiza las desigualdades, corrige las prácticas discriminatorias y la distribución injusta de poder que impiden el desarrollo de las personas, especialmente de los grupos de atención prioritaria.
Los grupos de atención prioritaria son aquellos núcleos de población que, por diferentes factores, enfrentan situaciones de riesgo, desventaja o discriminación que les impiden alcanzar mejores niveles de vida y, por lo tanto, requieren de la atención e inversión prioritaria para lograr su desarrollo, tales como las mujeres, las víctimas, las niñas, los niños, adolescentes, personas con discapacidad, etc.
Al respecto, las mujeres rurales pueden enfrentar una doble discriminación, por ser mujeres y por habitar en el ámbito rural. Mundialmente sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza; no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, mercados, como sus homólogos masculinos.
Ellas realizan trabajos para el sistema productivo y económico; cultivan la tierra, crían animales de engorda, pescan, procesan y distribuyen diversos productos; pero no todas ellas reciben ingresos por este trabajo, ya que gran parte de esta labor es considerada como ayuda familiar no remunerada. Adicionalmente llevan a cabo el trabajo doméstico del hogar y trabajos de cuidado para sus hijos e hijas.
Las mujeres rurales juegan un rol central en la movilización comunitaria en temas como la preservación de las tierras, la defensa de los recursos naturales y el cambio climático. Este trabajo de organización comunitaria se suma al trabajo productivo y reproductivo como una triple carga.
Cuando las mujeres rurales son empoderadas, controlan los ingresos adicionales y destinan un mayor porcentaje de gasto que los hombres en los alimentos, la atención médica, la ropa y la educación. El empoderando de las mujeres rurales se traduce, por lo tanto, en mejoras del bienestar general de sus familias y sus comunidades.
Las estadísticas internacionales y nacionales señalan que:
*Las mujeres que habitan en las localidades rurales representan un poco más del 40 por ciento de la fuerza del trabajo agropecuario y pesquero.
*Ellas producen el 50 por ciento de los alimentos del mundo, los transforman y preparan.
*En México, hay 64.5 millones de mujeres, el 21.1 por ciento habitan en localidades rurales. De los 11.4 millones de hogares que son jefaturados o encabezados por una mujer en el país, el 16.2 por ciento se ubica en una zona rural.
*Existen 893 municipios donde el 80 por ciento de su población total habita en zonas rurales.
Por ello, las mujeres son la columna vertebral de la economía rural, especialmente en los países en desarrollo, ya que ellas representan casi la mitad de la agricultura del mundo, y en las últimas décadas han ampliado su participación.
En reconocimiento a la contribución decisiva de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró que el 15 de octubre de cada año se proclamará oficialmente el Día Internacional de las Mujeres Rurales.
Melba Adriana Olvera fue presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Baja California.
Correo: melbaadriana@hotmail.com